sábado, 27 de enero de 2007

La sociedad de la información

Por Héctor Farina (*)

La forma de funcionamiento de las sociedades inició un cambio a partir de 1970, en el sentido de que los medios de generación de riqueza poco a poco se están trasladando de los sectores industriales a los sectores de servicios. Con esta nueva dinámica se da paso a la suposición de que la mayoría de los empleos estarán asociados más bien a la generación, almacenamiento y procesamiento de cualquier tipo de información, antes que seguir asociados a las fábricas de productos tangibles.

Esta situación es definida como la "sociedad de la información" y vista como una evolución de la sociedad industrial. Es decir, deberíamos entender esto como la preponderancia de la información, de los flujos de la comunicación, donde todos estamos conectados a ella mediante la tecnología, fundamentalmente. En ese sentido, el español Manuel Castells, autor de La era de la Información, habla de la nueva sociedad red y de una nueva lógica marcada por el espacio de los flujos, o sea que tiene más importancia el flujo de la información que el mismo espacio físico.

En este contexto en el que la información -que es la base del conocimiento- tiene tanta trascendencia, y donde la tecnología aparece como fundamental para incorporarnos a los flujos mundiales de la información… ¿Dónde está ubicado el Paraguay?

El último informe de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), en su informe anual sobre La Economía de la Información, publicado a fines de 2006, ubica a Paraguay entre los países de menor crecimiento en cuanto a conexiones a Internet: sólo el 3,2% de la población tiene acceso a la red de redes, o sea, apenas 3 de cada 100 habitantes.

La realidad del país marca un notable atraso en cuanto a las posibilidades que se ofrecen a los ciudadanos de acceder a las informaciones y de actualizarse en materia de conocimientos. Y no sólo se trata del fenómeno de Internet, sino de que el país arrastra una serie de males endémicos como la falta de educación, los bajos niveles de lectura, las escasas bibliotecas públicas, los problemas de salud, la falta de empleo y oportunidades… Todos con el mismo denominador: la pobreza de la gente.

¿Cómo ubicarnos dentro de la sociedad de la información si como país no hemos podido superar cuestiones básicas como la alimentación y la educación de las personas? ¿Qué hacemos para modificar la situación y dar pasos para alejarnos del atraso que nos condena como país?

No se trata sólo de que más gente tenga acceso a Internet, ni de que nos llenen de computadoras, sino de construir una ciudadanía más preparada, con conocimientos más actualizados que le permitan obtener y crear mayores oportunidades para el desarrollo. Tampoco se trata de renunciar a nuestros trabajos tradicionales, sino de obtener mejores resultados por medio del acceso a la información y del aprovechamiento de los conocimientos.

Considero que además de exigir lo que nos corresponde como paraguayos en cuanto a salud, educación y empleo para tener una vida digna, necesitamos impulsar una política de incentivos para mejorar el acceso a la información de la gente. Urgen ciudadanos más informados, con un mayor nivel de preparación. Hay que exigir mecanismos que reduzcan la enorme exclusión informativa que hoy divide al país entre unos pocos ciudadanos informados y el resto, los desinformados, los que no tienen acceso y que constituyen la gran mayoría.

Un primer paso evidente es mejorar la educación, desde las escuelas, desde las casas, desde los medios de comunicación. De nada servirá conectarnos a flujos de información mundial si no somos capaces de comprender los mensajes y de hacer frente al nuevo caos de la superabundancia de los informes. De nada sirve tener tecnología y utilizarla para cosas sin importancia, para aumentar el tiempo de ocio, para seguir en lo mismo.

No se puede tolerar que las universidades públicas y privadas utilicen las tecnologías de la información como Internet para lucrar a costa de los alumnos, cobrando por servicios que deberían ser parte de la formación intelectual de los estudiantes. Es triste ver que en la mayoría de las universidades no hay computadoras gratuitas disponibles para los alumnos, pero sí hay ciber-cafés donde alquilan el acceso al conocimiento.

Una de las alternativas sería la creación de los denominados telecentros, que son lugares desde donde la gente podría acceder a Internet a menores costos, ya que más bien se trataría de centros de formación y no de alquiler de máquinas. Los telecentros podrían ser impulsados como parte de una campaña de educación, como parte de una política estatal para facilitar la formación de las personas en materia de nuevas tecnologías.

Pero lo cierto es que nada cambiará si no somos capaces de exigir, de plantear proyectos y de construir nuestras propias oportunidades. Los resultados los veremos sólo como consecuencia de nuestras propias acciones, pues es hora de entender que nada caerá del cielo gratuitamente.

Las nuevas tecnologías, como Internet, no mejorarán por sí mismas nuestra calidad de vida, pero sí contribuirán, en la medida en que sepamos utilizarlas adecuadamente, a dar un paso importante en busca de ciudadanos más preparados, con mayores opciones y con más herramientas intelectuales para construir una sociedad mejor. Ya basta de atraso y resignación: es hora de construir. Ahora.

(*) Periodista.
Publicado en Viva Paraguay
http://www.vivaparaguay.com/

1 comentario:

Luichipiton dijo...

Excelente la publicación!!