domingo, 27 de marzo de 2011

Fuego Cruzado: la violencia que llega a nuestras vidas

Entrevista a Marcela Turati, autora del libro "Fuego cruzado", y María Eugenia Suárez, investigadora experta en temas seguridad, sobre la violencia en México y la cobertura periodística.

Ambas compartieron sus reflexiones en una entrevista especial realizada en las instalaciones de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, Jalisco.

Aquí el audio:

Entrevista a Marcela Turati y Ma. Eugenia Suárez by CFPD UDG

El factor humano ante la adversidad


Por Héctor Farina Ojeda (*)

La tragedia que afecta a Japón tras los golpes sucesivos del terremoto, el tsunami y la crisis nuclear debida a los daños sufridos en sus reactores, es una muestra clara de cómo los fenómenos de la naturaleza pueden destruir o reconvertir, de un momento a otro, un país, una ciudad o una determinada forma de vida. Fue cuestión de horas para que de la tranquilidad se pase a la zozobra, el temor y sobre todo a la incertidumbre: se perdieron muchas vidas, hay muchos daños materiales y persiste la amenaza de desastre nuclear, por lo que al dolor y al temor hay que sumarle la duda de cómo saldrá el país en cuanto a su economía, su desarrollo y la calidad de vida de su gente.

El año pasado ya tuvimos varias muestras de la furia destructora de la naturaleza, como los terremotos que afectaron a Haití –el país más pobre de América- y Chile –una de las economías más emergentes y sólidas de Latinoamérica. En el caso de Haití, el país quedó totalmente devastado, y a los daños materiales y las muertes siguió una crisis humanitaria marcada por epidemias, hambre y precariedades de todo tipo. Mientras que Chile soportó un terremoto aún mayor, que le causó enormes pérdidas materiales y humanas.

En estos dos casos hay resultados dispares: mientras que Haití se hundió completamente y todavía soporta tremendas carencias en cuanto a rubros fundamentales como la alimentación, Chile tuvo el año pasado un crecimiento económico de 5,2% y se sigue manteniendo como una de las economías más sólidas y con visión de futuro del continente.

De fondo, hay una serie de elementos que marcan una diferencia clara de la preparación que se debe tener para soportar una crisis y emerger de ella: Chile es un país planificado, con una economía competitiva y fundamentalmente basa su proyecto de país en la preparación de su gente. Esto ha derivado en tener una sociedad ordenada, precavida y consciente de que se requiere conocimiento para no estar siempre a merced de los golpes de la naturaleza. Por eso el efecto de los terremotos pudo ser aminorado, en contraste con Haití, en donde el 50% de su población es analfabeta, tiene niveles de pobreza que llegan al 80% y su economía es extremadamente primaria y precaria, por lo que el terremoto terminó de derrumbar un país ya demasiado lastimado.

El factor humano es fundamental: la capacidad de la gente, su educación, su visión de país y su grado de conciencia para prevenir y planificar son la base para la construcción y la reconstrucción de cualquier sociedad. Por eso creo en Japón y en su recuperación, pues tiene gente preparada, altamente comprometida con el conocimiento y el trabajo, y cuenta con niveles de competitividad suficientes para hacer emerger al país a pesar de las tragedias, como ya quedó demostrado tras las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. Lo importante es la gente, lo demás vendrá por añadidura.

(*) Periodista y profesor universitario.

Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del Diario La Nación, de Paraguay,

Red Radio Universidad en Ocotlán festeja su primera década de transmisiones


Escrito por Redacción en marzo 22, 2011

La tarde del jueves Radio Universidad en Ocotlán realizó la presentación de la primera muestra fonográfica en el Museo de Antropología e Historia de Ocotlán (MAHO), muestra sonora que estará expuesta desde el 17 al 30 de marzo en las instalaciones del museo donde los ocotlenses podrán escuchar los diversos programas que han sido transmitidos durante el tiempo que ha estado al aire esta estación radiofónica.

En la inauguración, el periodista Héctor Claudio Farina Ojeda ofreció una conferencia denominada “El rescate del archivo sonoro, como patrimonio histórico-cultural en Latinoamérica”. Donde destacó la importancia de la conservación de los archivos sonoros como parte de la historia y cultura de una región.

Durante el evento se presentaron audios de algunos programas que han sido producidos durante los 10 años de transmisiones, en especial destacó un audio del programa de sátira “La vaca que vuela” al describir de manera cómica aspectos comunes de los pobladores ocotlenses. En el interior del museo se encuentran 4 computadoras donde los visitantes podrán tener acceso al material fonográfico sin ningún costo y conocer parte de la historia del municipio y la región a través del oído.

Fuente: Guía, la información de la Ciénega. Ver original aquí

Celebra Radio UdeG Ocotlán 10 años con muestra sonora


Conferencia sobre la recuperación de los archivos sonoros como patrimonio cultural, en Ocotlán, Jalisco, México. Fotografía: Alicia Margarita Preza

2011-03-22

Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán celebró sus primeros 10 años de transmisión con una muestra de archivos sonoros desde el Museo de Antropología e Historia de este municipio. En este evento se apreció la asistencia de la Lic. Luz Elena Castillo, directora de Radio UdeG, también estuvo presente la Dra. Elena Castillo, quien es la encargada de la categorización y administración de los archivos sonoros de esta radiodifusora.

La Doctora Castillo también explicó la importancia de mantener archivados los documentos sonoros y su relevancia para generaciones futuras: “esta exposición es para los próximos grupos, estamos hablando de gente del año 2050 ó 2100, cuando nosotros no estemos, ellos empezarán a reconstruir el pasado y nosotros ayudamos con esta muestra sonora”, puntualizó.

Durante esta celebración, Red Radio UdeG Ocotlán tuvo una transmisión especial, conducida por la Mtra. Claudia Contreras, directora de esa estación radial, asimismo el Mtro. Héctor Farina Ojeda, coordinador de la carrera en Periodismo del Centro Universitario de la Ciénega, quien ofreció una plática acerca de los cambios e influencias que la radio aporta a la vida en América Latina.

Entre las personas que asistieron a la conferencia destacó la presencia de alumnos de Periodismo del CUCiénega y también algunos directivos de cultura de Ocotlán, así como regidores de la zona y radialistas que asistían la transmisión en vivo que se realizó desde el museo.

La directora de Red Radio Universidad de Guadalajara, Luz Elena Castillo, mencionó que los archivos sonoros que se presentan son sólo una muestra para aprender más acerca de la forma de hacer radio e investigación: “Son documentos sonoros, a los cuales nunca nadie les dio el valor, además de registrar un hecho, nos refleja como institución y nos da una oportunidad de aprender de los errores”, comentó la también profesora del CUCiénega.

En el programa especial por los diez años de Red Radio UdeG en Ocotlán se transmitieron fragmentos de otras producciones radiofónicas como “Añoranzas” y “La Vaca que Vuela”. Una vez terminada la plática sobre el impacto de la Radio en América Latina, los presentes entraron al Museo a escuchar los archivos sonoros.
La 1era Muestra Sonora de Red Radio Universidad de Guadalajara se podrá disfrutar hasta el 30 de marzo en el Museo de Antropología e Historia de Ocotlán, con entrada gratuita.

Texto:
Pablo Miranda Ramírez
Auxiliar Unidad de Difusión

Fuente: Portal del Centro Universitario de la Ciénega. Ver aquí

sábado, 19 de marzo de 2011

Las verdaderas oportunidades

Por Héctor Farina Ojeda (*)

Los contrastes endémicos que vemos en América Latina y que se evidencian con cada informe o estudio que habla de la pobreza, la desigualdad o la precariedad en la que vive gran parte de nuestra gente, nos confrontan con nuestra forma de entender una sociedad y nos obligan a repensar en los orígenes de estos males y en las posibles soluciones que podríamos proponer. Nos enfrentamos a escenarios en donde hay muchos sueños y esperanzas, pero también a obstáculos frente a los que nos faltan elementos fundamentales para sobrepasarlos.

Pensar en los males de países como Paraguay implica hurgar en nuestros sistemas de formación, en la construcción de nuestros perfiles como personas y como profesionales, para ver hacia dónde vamos y qué tipo de valores son los que nos acompañan en el proceso de hacer de un país un lugar de justicia, trabajo, desarrollo y armonía. Y es en este contexto en donde se produce un sesgo que limita a nuestra gente en cuanto al acceso a las oportunidades para construir una vida con salud, empleo y progreso.

El rezago educativo, en el desarrollo de la capacidad de pensar y hacer de las personas, es el principio de la inequidad en cuanto a las oportunidades que tenemos para construir un proyecto de vida. Siempre tiene la ventaja aquel que tuvo una mejor preparación, en tanto siempre queda relegado a puestos secundarios aquel que no recibió una educación de calidad o simplemente que no tuvo acceso a un sistema formativo. De ahí que en un mundo en donde el conocimiento es sinónimo de riqueza, los de menos educación sean los condenados a padecer los males de la marginación, la pobreza o la escasez de empleo.

Es por eso que la migración no es una solución, ya que aunque se cambie de país, se ingrese a una economía que genere más empleos y con mejores niveles de ingresos, de igual manera se sigue en desventaja debido a la mala calidad de la educación: con menos capacitación, los empleos que se pueden lograr son los más precarios, los más dependientes de un sistema y los que menos probabilidades tienen de favorecer el progreso. Es un hecho que ya no basta tener un empleo, sino tener los conocimientos necesarios para evolucionar en la medida en que la competitividad lo exige, de manera tal a no ser sobrepasado y terminar relegado en el mercado laboral.

Ya no es sólo cuestión de ingresos. Aunque la economía crezca, aunque por momentos el flujo de la riqueza llene de bonanza las arcas de nuestros países y nuestros bolsillos, no habrá forma de convertir esto en un mejoramiento de la calidad de vida si no contamos con el conocimiento, la preparación y la madurez resultantes de un proceso de formación. En América Latina deberíamos saber esto, ya que estamos llenos de riquezas naturales y flujos de dinero, pero al mismo tiempo vivimos en medio de la pobreza, la exclusión y el atraso.

Mientras no mejoremos la calidad de nuestra educación y no hagamos que nuestros profesionales estén a la altura de los profesionales de otros países, el escenario de oportunidades no será justo para nosotros, pues estaremos en inferioridad de condiciones de acceder a los lugares a los que aspiramos llegar. Si realmente queremos oportunidades verdaderas, tenemos que incubarlas a partir de un fuerte desarrollo de nuestro conocimiento y de nuestra propia capacidad de hacer.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México.

Especial para la revista Ecos, de Paraguay.

domingo, 13 de marzo de 2011

Paraguay frente al desafío de la competitividad


Por Héctor Farina Ojeda (*)

La posición que ocupa Paraguay en el ranking mundial de competitividad es un indicador claro de muchas de las cosas que no hemos hecho bien los paraguayos en muchos años: el lugar 120, de un total de 139 países evaluados por el Foro Económico Mundial en 2010, es sinónimo de la mala gestión en cuanto a educación, infraestructura, confianza, ambiente de negocios y solidez financiera.

Estamos muy lejos de países como Suiza, Suecia o Singapur. Demasiado distantes de las economías competitivas que generan empleos y oportunidades, y que han erradicado la pobreza. La distancia en competitividad abre un abismo con un país cercano como Chile, que es el mejor posicionado en América Latina –puesto 30 a nivel mundial- y que ha sabido hacer crecer su economía en forma sostenida y que ha reducido en forma radical los niveles de pobreza en las últimas dos décadas. El país trasandino tenía 44% de pobres en 1987 y ahora tiene cerca de 15%, mientras que Paraguay mantiene sus niveles de pobreza por encima del 50%.

La competitividad de la economía es fundamental en un mundo globalizado en el que tenemos la gran responsabilidad de generar empleos y oportunidades propias para nuestra gente. Y pensar en volver competitivo al país implica dejar de lado el simple discurso obsesivo y recurrente, para pasar a un campo de acción basado en la planificación estratégica y minuciosa de nuestra economía.

En la era de la economía del conocimiento, no puede lograrse un nivel respetable de desarrollo sin una inversión fundamental en la gente, en su educación, en su capacitación con miras a la construcción de una sociedad menos injusta. No podemos pensar en un Paraguay competitivo con una mísera inversión del 3% del PIB en la educación y con una casi nula inversión en ciencia y tecnología. No habrá una reducción de los niveles de pobreza y desigualdad si seguimos dándole la espalda a la educación de nuestra gente, si seguimos postergando la urgente necesidad de incorporarnos a la sociedad del conocimiento, o si mantenemos al conformismo, al clientelismo y la corrupción como partes de la vida cotidiana.

Para abatir los males del atraso y la pobreza, nos urge trabajar para tener un país competitivo: hay que duplicar la inversión en educación, invertir en ciencia y tecnología, formar a mejores profesionales y trazar un plan de mediano y largo plazo que incluya el desarrollo de carreteras y sistemas de comunicación, el aprovechamiento de la riqueza energética y el fortalecimiento de la capacidad productiva. No hay fórmulas secretas para el progreso, sino un desafío de asumir el compromiso de hacer lo que debemos hacer.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México.

Comentario publicado en el suplemento de economía y negocios "Estrategia", del diario La Nación,Paraguay.

domingo, 6 de marzo de 2011

Hacia una economía de futuro

Por Héctor Farina Ojeda (*)

La conformación de la riqueza a nivel mundial ha dado un giro fundamental en los últimos años, ya que de una economía basada en los sectores productivos primarios se pasó a una economía del conocimiento, en donde la generación de la riqueza se concentra en el sector terciario: los servicios. Y detrás de la capacidad de ofrecer servicios, el elemento fundamental es el conocimiento: el saber hacer, planificar y producir un bien innovador y competitivo. Esto lo saben bien en países como Finlandia, Singapur o Noruega, en donde han erradicado la pobreza y han mejorado notablemente la calidad de vida de su gente, sobre la base de invertir en el conocimiento.

Ante la contundencia de los ejemplos y la convicción de que hay que superar un viejo modelo económico basado en la producción primaria, para evolucionar hacia una economía más competitiva, la pregunta es qué es lo que le falta al país para iniciar el proceso de cambio, con miras a las siguientes generaciones. ¿En qué momento y bajo qué circunstancias se puede dar el paso hacia una economía con futuro?

Deberíamos empezar por asumir la necesidad de reinventar nuestra forma de pensar en la economía y dejar la dependencia de la producción de materia prima, que por sí sola no sacará al país de la pobreza. Se requiere de una mirada más profunda, que vaya más allá de un beneficio coyuntural basado en un monocultivo como la soja. No basta con que la economía crezca en forma exponencial en un año si no se genera la capacidad de sostener ese crecimiento en el tiempo y hacer que los beneficios lleguen a los sectores más necesitados.

Pensar en una economía de futuro implica apuntar al conocimiento, a una educación integral que permita que cada uno pueda construir oportunidades en un mundo competitivo. Un paso fundamental es invertir más en la gente y dejar de creer ingenuamente que la riqueza consiste en tener recursos naturales, cuando no se tiene la capacidad de aprovecharlos en beneficio de todos.

El futuro de la economía está en el conocimiento, en saber aprovechar el potencial energético del país, en darle un uso inteligente a la electricidad –como en el desarrollo de autos eléctricos-, en la planificación de cómo formar a los recursos humanos que necesitamos con urgencia y en un plan a largo plazo que ponga al ciudadano como eje fundamental del futuro económico: en la medida en que se invierta más en la gente y en su capacitación, podremos aspirar a salir del modelo cíclico que ya conocemos y que ha generado pobreza, atraso y desigualdad.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México

Comentario publicado en el suplemento "Estrategia", del diario La Nación,Paraguay