lunes, 5 de mayo de 2008

La misma luna: semblanza de ilusiones, separaciones y dolores


La recientemente estrenada película mexicana La misma Luna presenta una historia peculiar muy conocida para muchas familias latinas: el debate entre el dolor de abandonar a un hijo y la esperanza de procurarle un futuro mejor trabajando lejos.

Kate del Castillo protagoniza a Rosario, una de tantas mexicanas que decide pasar “al otro lado” de manera ilegal, en busca de un trabajo que le permita darle una vida mejor a su hijo Carlitos (Adrián Alonso), quien se queda con su abuela en México. Rosario trabaja como empleada doméstica en Los Ángeles, California, en donde reside desde hace 4 años, desde la fecha en que tomó la difícil decisión de dejar a Carlitos –que entonces tenía 5 años- y buscar mejores ingresos soportando los males de la lejanía.

En una tierra hostil, con su escasa preparación y sufriendo las injusticias legales por su estatus de ilegal, Rosario trabaja intensamente para enviarle a su hijo el escaso dinero que logra reunir mes a mes.

Del otro lado de la línea fronteriza, Carlitos vive con su abuela y espera que llegue cada domingo para ir hasta un teléfono público a hablar con su mamá, en un ritual que los lleva a mantener viva la esperanza de un pronto reencuentro.

El conflicto mayor se inicia cuando Carlitos pierde a su abuela y decide emprender sólo la aventura de ir a los Estados Unidos para reunirse con su madre. Con sus escasos nueve años, con sus ahorros apuñados y una firme convicción, este niño aprenderá en carne propia lo que significa arriesgar la vida en busca de una ilusión. La sed, el hambre, la sensación de peligro, la “migra” y todas las amenazas de la ilegalidad sentenciada al trasponer la línea se mezclan rápidamente, envolviendo con dureza los escasos años de Carlitos.

Pero también descubre el lado bueno, el de la solidaridad de los extraños que se convierten en amigos al saberlo paisano, el de los que lo ayudan sin pedir nada a cambio, sabiendo que no puede ofrecer nada. En medio de aquel mundo hostil e intimidante, siempre aparecen las manos amistosas que conocen el valor de compartir y tratar de mitigar el mismo dolor.

Y aunque aparentemente indolente al principio, Enrique (Eugenio Derbez), un malhumorado inmigrante mexicano se convierte en el mejor sustento para Carlitos, siendo su compañero de travesía, desventuras y esperanzas, en un largo trajinar que parece no tener fin.

El personaje de Derbez es duro y egoísta –muy diferente al cómico que conocemos de la televisión- pero a pesar de sus gruñidos y su mala gana, termina cediendo paso a la humanidad y siendo el cuidador de Carlitos.

Las peripecias y el dolor de una aventura necesaria –tan necesaria como la siente los miles de mexicanos que todos los años arriesgan la vida para intentando cruzar a los Estados Unidos de manera ilegal- no obstante no garantizan un final feliz, pues la única pista cierta que tiene el niño para encontrar a su madre es un teléfono público en una calle desconocida de Los Ángeles, desde donde ella llama todos los domingos…

La misma luna es una película que nos coloca en el mismo drama existencial que enfrentan miles de latinos cuando tienen que decidir entre las esperanzas de mejores ingresos en países lejanos, a costa de dejar a sus seres queridos, o seguir con la lucha en sus países, soportando condiciones adversas con tal de permanecer con sus familias.

Se trata de una situación humana, demasiado humana, que hoy se refleja en millones de familias fragmentadas, en el dolor de la lejanía y en la ilusión de que tanto sacrificio termine trayendo una vida más digna y menos tormentosa para los seres queridos.

Héctor Farina

2 comentarios:

Karla Vergara dijo...

¿Recomendable?, ¿buena?, ¿mala?, ¿regular?, ¿le faltó glamour?...

Anónimo dijo...

Buenísima :D muy recomendable