martes, 24 de junio de 2014

Un problema de talentos

Por Héctor Farina Ojeda (*)

Las cifras recurrentes de desempleo que afectan sobre todo a los jóvenes, así como las enormes necesidades de oportunidades laborales contrastan con un problema paradójico: la escasez de talentos para ser contratados. Parece un contrasentido pero en realidad tiene una lógica abrumadora: aunque hay muchos jóvenes que necesitan un trabajo y existen niveles alarmantes de informalidad, las empresas tienen inconvenientes para conseguir talentos, para contratar a personas con formación profesional y perfiles específicos para puestos calificados.  

Esto se desprende de la reciente Encuesta de Escasez de Talento 2014, presentada por la consultora Manpower, en donde se menciona que en México el 44% de las empresas tiene problemas a la hora de conseguir candidatos adecuados para contratarlos. En tanto, el promedio global de dificultades para contratar talentos es de 36%. La encuesta que fue realizada en 42 países, sobre la base de consultar a 40 mil empleadores, arroja datos sobre los que debemos reflexionar para saber qué está pasando con el mercado laboral.

Los resultados señalan que entre las habilidades más difíciles de conseguir por parte de las empresas son el manejo de idiomas (36%), emprendedurismo (32%), análisis (31%), planeación y organización (30%) y enseñanza (27%). Las cifras marcan que hay un problema para ajustar la demanda laboral -lo que piden las empresas- con la oferta laboral -lo que saben hacer los recursos humanos-. Mientras un mercado cada vez más competitivo exige que los candidatos sepan hablar inglés, tengan habilidades directivas y capacidad emprendedora, la formación de recursos humanos es deficiente y esto nos lleva a una situación en la que una buena parte de la gente que necesita trabajo termina en el desempleo, el subempleo o la informalidad. Sobre todo en esta última. 

Y estas cifras que corresponden al caso mexicano no son aisladas, sino que que forman parte de un enorme problema latinoamericano. No solo no se ha logrado equilibrar la balanza entre la demanda laboral y la oferta de profesionales salidos de las universidades, sino que la formación deficiente de nuestros recursos humanos y, peor aun, la cada vez mayor presencia de los ninis -que no estudian ni trabajan- están alejando a la juventud de las mejores oportunidades de empleo. De ahí que cada vez sea más común ver a jóvenes en los semáforos, limpiando vidrios o haciendo maromas a cambio de una moneda: lejos de los buenos empleos y sin la formación necesaria se las ingenian para conseguir ingresos. Y como una ironía, aunque se incrementen las inversiones, haya más industrias o empresas, y más empleo, estos jóvenes sin preparación difícilmente serían beneficiados. Al contrario, se sentirán excluidos, pues habrá más empleos pero no para ellos. 

La falta de capacitación y de oportunidades de empleo para nuestros talentos no es un problema menor. Es un enorme e impostergable desafío que requiere de una minuciosa planificación a corto, mediano y largo plazo, para hacer que los jóvenes no terminen siendo excluidos, rechazados o mal valorados en el mercado laboral. Paraguay atraviesa por un momento ideal para potenciar a sus talentos con miras a que estos sean los que renueven las fuerzas económicas. Tenemos bono demográfico, riquezas naturales y todo un país por construir. Sería una tragedia nacional que en lugar de una generación de talentos tengamos una generación descuidada, abandonada y condenada al conformismo. 

Hay que trabajar en la formación de los talentos para que tengan una oportunidad laboral que seguramente sus padres no tuvieron. De lo contrario, el rumbo y el destino ya son harto conocidos. 

(*) Periodista y profesor universitario

Desde Guadalajara, Jalisco, México.

Publicado en el Diario 5 días, de Paraguay 

domingo, 8 de junio de 2014

Conferencia en Acapulco: controversias abiertas en el periodismo en Internet



El periodismo en Internet, los retos y controversias no resueltas fueron temas abordados por el periodista Héctor Farina Ojeda en la conferencia que impartió en el marco del Congreso "Uniendo voces de la Comunicación I", organizado por la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro). 

El evento se realizó en Acapulco, México, en la semana del 26 al 30 de mayo, y contó con la presencia de reconocidos profesionales del periodismo y la comunicación.


Fotos: Gentileza de la UAGro. Ver más aquí


sábado, 7 de junio de 2014

Dinamismo propio, el gran reto

Por Héctor Farina Ojeda (*)
@hfarinaojeda

La dependencia de factores ajenos al control propio es uno de los grandes problemas no resueltos en la economía paraguaya. El clima, las lluvias, el crecimiento económico del vecino, los precios internacionales, las trabas o algún malestar ocasional en cierto sector productivo pueden hacer que los grandes números de la economía se tambaleen y que se pase de un año de repunte a uno de estancamiento o contracción. Mientras en un año se llama la atención mundial por lograr un repunte de más del 15%, en otro simplemente se desaparece del mapa de auge económico y se le echa la culpa al mal tiempo que afectó los cultivos o a alguna complicación en los mercados externos. Esto pasa cuando más que una economía planificada hay sectores que se mueven según la coyuntura y que concentran gran parte de los ingresos o la producción de riqueza. 

No es una novedad que Paraguay tiene una economía dependiente de algunos sectores, fundamentalmente los agroganaderos, pero resulta muy curioso que pese a la necesidad de diversificar la economía y de buscar la forma de minimizar la desigualdad, todavía se siga teniendo una gran carencia en cuanto a planificación, rumbo y modelo. Tener una economía dependiente de pocos sectores, con una generación de riqueza concentrada en pocas manos, no solo no ayudará a revertir problemas como la pobreza y la falta de oportunidades, sino que ahondará las diferencias. Han pasado varios gobiernos que se han jactado de sus grandes indicadores, pero una mirada a la realidad de la gente nos da cuenta de que ni con los indicadores más rimbombantes se ha logrado hacer que los beneficios lleguen a gran parte de la población. 

En tiempos de globalización, competitividad, conocimiento, innovación y tecnología, la carencia de un dinamismo económico propio es una enorme limitación que termina perjudicando a la gente y, sobre todo, a los que menos tienen. Cuando centramos las esperanzas de crecimiento en factores externos como el precio de la soja, las bondades de la lluvia o el auge económico de los vecinos, en realidad perdemos el control de lo que podemos lograr porque confiamos más en lo externo que en nuestras propias fuerzas. 

Un desafío pendiente en el país es trabajar para lograr un dinamismo propio que pueda resistir a los vaivenes de los factores externos. Nos falta mejorar notablemente la competitividad de la economía, incentivar la capacidad emprendedora, la innovación y la investigación. Hay que hacer que la planificación del rumbo económico se base en la capacidad de la gente, en lo que pueden emprender las personas, en el conocimiento y la innovación. Para eso es urgente trabajar en los cimientos de toda economía: la gente. 

Algo muy claro es que no se logrará cambiar el modelo de dependencia de la agricultura y la ganadería si no se invierte en mejorar los niveles educativos de la gente: hay que hacer que nuestros recursos humanos sean el pilar de la economía y puedan producir con calidad, innovar y emprender más allá de lo tradicional. El dinamismo propio requiere de gente preparada y competente, que pueda generar riqueza en sectores como los servicios y que, sobre todo, no esté atada a la simple explotación de recursos. 

Con una economía más innovadora, diversificada y competitiva, seguramente tendríamos más oportunidades de hacer llegar la riqueza a los sectores más necesitados y podríamos pensar seriamente en revertir indicadores oprobiosos que nos pintan como un país pobre y de mucha desigualdad. Hay que pasarle el control de la economía a la gente y romper la dependencia de lo coyuntural y tradicional. El dinamismo propio depende de la capacidad de la gente. Y para eso hay que apostar por la educación, la ciencia y la tecnología.

(*) Periodista y profesor universitario
Desde Guadalajara, Jalisco, México.

Publicado en el diario 5 días, de Paraguay.