domingo, 22 de junio de 2008

De la capacitación al mercado laboral

Por Héctor Farina (*)

La vinculación entre la capacitación profesional y el mercado laboral es fundamental para cualquier país. Se trata de una relación que une a dos eslabones indispensables para el desarrollo: la educación y la capacitación de las personas, por un lado, y las necesidades de personal calificado que tienen los sectores empresariales para ser productivos y competitivos, por el otro. La economía paraguaya requiere de un crecimiento sostenido para generar empleos y aminorar la pobreza, pero curiosamente existe un divorcio o desencuentro entre el mercado laboral y las necesidades de empleo.

El sistema educativo paraguayo, además de arrastrar un bajo nivel, sigue sin tener un nexo claro con las necesidades del mercado laboral, de manera que la oferta y la demanda no se terminan de acomodar. En otras palabras, parece que se trata de compartimentos estancos, en donde cada uno se dedica a lo suyo sin entender que son eslabones de la misma cadena. Esto nos lleva a la cruel paradoja de que existen sectores industriales que necesitan contratar empleados, pero no encuentran gente capacitada, al mismo tiempo que mucha gente necesita trabajo pero no tiene la capacitación requerida para insertarse en los sectores donde existe demanda insatisfecha. O también el caso de personas con elevada preparación, que finalmente deben acomodarse en cualquier otro trabajo o emigrar, ante la falta de ofertas, los pésimos salarios y la falta de reconocimiento.

En los últimos años hemos visto numerosos ejemplos de esta cruel ruptura. Uno de los casos es el de la industria de la confección, que entró en crisis a principios de la década de los 90’ y perdió miles de puestos de empleo. Pero cuando hace algunos empezó a recuperarse tras años de recesión y tuvo la necesidad de contratar personal para hacer frente al crecimiento de las exportaciones, se encontró con el problema de la falta de especialistas y ello complicó la incorporación de mano de obra. Algo similar le pasó a los calzadistas, cuyas fábricas dejaron de trabajar en un 75% entre 1997 y 2005. Perdieron mucha mano de obra, que emigró a otros países o se dedicó a otra cosa, por lo que cuando se inició la recuperación, se tropezó con la escasez de gente preparada.

La falta de personal especializado también golpea a sectores como la industria metalúrgica, la industria química y la farmacéutica, que sufren cuando necesitan cubrir puestos estratégicos. Aunque en estos casos, en los últimos años se dieron pasos alentadores, como el apoyo que se dio a estudiantes de química para profesionalizarse en el exterior y luego retornar para atender el caso de las patentes de medicamentos. Además, se estrecharon las relaciones entre la universidad y las industrias químicas y farmacéuticas.

Otro ejemplo interesante es el de los ensambladores de motos, que, ante la obvia carencia de mano de obra especializada para una industria que hasta hace pocos años no existía en el país, empezaron un proceso de capacitación de los trabajadores, en su mayoría jóvenes que cursaban carreras técnicas o afines. De esta forma, se fue especializando a los trabajadores, dándole una forma concreta a la preparación técnica que habían ido adquiriendo en el sector educativo. No obstante, este es un caso aislado, pues la mayoría de las industrias no quieren correr con los costos de la formación del personal, ante la falta de incentivos y garantías.

El país necesita mecanismos concretos para hacer crecer la economía y generar más oportunidades laborales. El nuevo gobierno debería trabajar en el fomento de la capacitación y profesionalización de las personas, así como en establecer vínculos efectivos con las oportunidades laborales en el mercado. Deberían establecerse políticas educativas pensando en el desarrollo, así como establecer mecanismos de deducción de impuestos para las empresas que capaciten a sus trabajadores, para que vean la formación como una inversión y no como un gasto. Si las empresas tienen problemas para conseguir empleados en un país con grandes necesidades de empleo, es que la educación falla y que requerimos de una planificación más efectiva para ser más competitivos y ajustarnos a los requerimientos de un mundo globalizado.

(*) Periodista

No hay comentarios: