jueves, 19 de agosto de 2010

La cultura del ahorro

Por Héctor Farina Ojeda

Un tema que merece una atención especial dentro del funcionamiento de la economía es la cultura del ahorro. En México, no existe una cultura del ahorro, es decir no existe la costumbre de ahorrar con miras a poder financiar con nuestros propios recursos proyectos a mediano y largo plazo.

El ahorro consiste en guardar una parte de nuestros ingresos con diversos objetivos, como el poseer dinero para casos imprevistos -como la enfermedad de un familiar, un accidente- o también con miras a concretar proyectos: abrir un negocio, invertir en alguna empresa, financiar la educación de los hijos o simplemente tener recursos disponibles para aprovechar alguna oportunidad que se presente.

La carencia de la costumbre de ahorrar nos habla de la falta de planificación y de visión a mediano y largo plazo. Sólo uno de cada cuatro hogares destina parte de sus ingresos al ahorro, de acuerdo a una encuesta sobre cultura financiera que elaboró la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Y sólo uno de cada 10 mexicanos lleva un registro de sus deudas, gastos, ingresos y ahorro. Pero, estos ahorros no son sistemáticos sino ocasionales e informales, como las famosas “tandas”.

Un ejemplo de la poca cultura del ahorro lo tenemos en el caso de las remesas: durante mucho tiempo miles de familias recibieron dinero de sus parientes que trabajan en Estados Unidos. Pero, como las remesas no son eternas, cuando se perdieron empleos en el vecino país y disminuyó la cantidad de dinero enviado, la crisis interna se notó muy rápido. El motivo es la falta de ahorro y de inversión, por lo que las economías familiares continuaron dependientes de la ayuda externa y no lograron desarrollar un dinamismo propio. Y cuando dejaron de recibir dinero, tuvieron problemas para financiar sus gastos.

Eso pasa cuando solo gastamos lo que recibimos y no ahorramos, no invertimos ni planificamos cómo aprovechar las oportunidades que se tienen al poseer un pequeño capital.

En el contexto mexicano, la realidad nos dice que el 50% de la población vive en condiciones de pobreza, por lo que resulta muy difícil para muchas familias poder ahorrar cuando se tienen necesidades apremiantes de alimentación, salud y vivienda.
Pero también debemos pensar que si seguimos manteniendo hábitos de consumo innecesario y no planificamos mejor nuestros gastos y nuestras inversiones, tendremos menos probabilidades para salir de la condición de precariedad y siempre estaremos a merced de la coyuntura, es decir de lo que “vaya saliendo”.

Hay que desarrollar una cultura del ahorro, sobre la base de una educación financiera que nos lleve a planificar mejor nuestros gastos y a invertir nuestros recursos en proyectos que puedan redituarle a nuestras familias.

Actualmente, tras salir de una crisis coronada con una caída de 6.5% de la economía el año pasado y con un pronóstico de crecimiento de entre 4 y 5% para este año, persiste la sensación de que la recuperación es endeble, pese a los anuncios oficiales. Y esto se debe a la dependencia de factores externos y la falta de un dinamismo propio que pueda sustentar un crecimiento constante. Precisamente, si desarrollamos una cultura del ahorro y logramos tener una economía más planificada, que apunte a invertir mejor y a generar proyectos propios, podremos sentar las bases para tener una economía menos dependiente y más emprendedora.

Una necesidad urgente para tratar de mejorar nuestra economía es la capacitación financiera: aprender una cultura del ahorro, a invertir más, gastar mejor y planificar proyectos que vayan más allá de lo inmediato. De esta manera se podrán aprovechar mejor las oleadas de la economía y se puede apuntar a construir economías familiares más sólidas y con más expectativas para el futuro.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

Algunos escritos recomendados sobre el ahorro:

México no tiene la cultura del ahorro: Alejandro Rosas
México necesita una cultura del ahorro
Factores determinantes del ahorro en América Latina

viernes, 13 de agosto de 2010

El Rebaño fue domesticado en su nueva casa


La expectativa de los aficionados no fue coronada como esperaban, pero la esperanza sigue viva.

INTER DERROTA A CHIVAS EN PRIMER PARTIDO FINAL

Por Héctor Farina Ojeda

El equipo de las Chivas Rayadas de Guadalajara cayó ante el Inter de Porto Alegre por 2 goles a 1, y dejó a su afición con las ganas de gritar un triunfo en el primer partido oficial en el flamante estadio Omnilife, donde se disputó el juego de ida de la final de la Copa Libertadores de América 2010.

Cerca de 4 horas antes del partido, en las afueras del estadio ya había largas filas de hinchas que llegaban vestidos con los colores del popular equipo mexicano y con la ilusión de ver un triunfo que los acerque al título internacional más cotizado a nivel de clubes en América. El congestionamiento en el tráfico en los alrededores del recinto parecía parte de los preparativos de la gran fiesta que esperaban los aficionados de Chivas.

El templo del Rebaño no estaba lleno, quizás debido a los elevados costos de los boletos que hoy son motivo de protestas y descontento. Desde el inicio del juego, el pasto sintético pareció más amistoso con el toque de balón de los brasileños y un poco arisco con los dueños de casa, quienes no encontraban la fórmula para armar una buena jugada y amenazar el arco de los visitantes. En cambio, los ataques de Inter generaban la sensación de que en cualquier momento la portería local sería vulnerada y la fiesta se acabaría.

Pero, en uno de esos chispazos inesperados, Adolfo “el Bofo” Bautista marcó el primer gol para Chivas, con lo que arrancó gritos de júbilo y acaso logró acallar algunas de las muchas críticas que le llueven desde su participación en la selección mexicana en el reciente mundial. Finalizada la primera etapa, los fuegos artificiales mantuvieron el ambiente de festejo. Pero eso no duró mucho.

En el segundo tiempo, Giuliano (73) y “Bolívar” (77) anotaron los goles que le dieron el triunfo al Inter y aguaron la fiesta anhelada por los seguidores del Rebaño Sagrado. Los pocos pero ruidosos hinchas brasileños festejaban, al tiempo que los aficionados de Chivas se retiraban lentamente de su nuevo templo, para luego demorar casi dos horas en el congestionamiento del tráfico -que se está volviendo habitual- en las afueras del estadio.

No hubo largas caravanas de vehículos hasta la Minerva –el monumento ante el que convergen los hinchas tapatíos para cada festejo- ni se vieron las banderas y el colorido en este punto referencial de Guadalajara. Más bien hubo un silencio en la ciudad, matizado por algunos truenos y relámpagos que anunciaban la llegada de la lluvia.

El primer partido final en el templo mayor de las Chivas no fue lo esperado por los seguidores del Rebaño Sagrado. Pero ahora esperan la hazaña en el Beira Río de Porto Alegre, en donde el próximo miércoles no habrá más opción que la victoria para que el equipo más popular de México pueda alzarse con el título que su afición espera festejar.

Especial para el diario Última Hora, de Paraguay.

jueves, 12 de agosto de 2010

México y el problema de la competitividad

Por Héctor Farina Ojeda

La fuerte crisis que afecta a Mexicana, la compañía aérea que hoy busca alternativas para seguir en el mercado, es un llamado de alerta para toda la economía del país porque apunta a un aspecto fundamental: la competitividad. “Mexicana no logró sobrevivir a la competencia interna por la falta de aplicación de mejores estrategias. Mexicana no logró ser competitiva”. Esto fue lo que dijo Juan Molinar Horcasitas, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

La aerolínea hoy tiene una deuda de 15 mil millones de pesos, en tanto la empresa vale 11 mil millones de pesos. Y más allá de las responsabilidades por la mala situación y del futuro de esta emblemática compañía, lo cierto es que la falta de competitividad es un problema estructural grave que afecta a numerosos sectores de la economía mexicana y que debe ser atendido con soluciones de fondo para lograr un crecimiento sostenido en el país.

Cuando se habla de competitividad tenemos que entender que se trata de producir más con el menor costo posible y con la calidad suficiente para ganar las preferencias del consumidor. No se trata sólo de producir mucho, o de tener un buen producto, sino de reunir todas las condiciones para poder competir con lo que producen otras empresas.

En el caso de México, la competitividad es un tema que necesita más atención de parte de todos: mientras estamos en un proceso de recuperación de la economía, el país cayó al puesto 60 en el Indice de Competitividad Global que evalúa las economías de 133 países. México está muy lejos de los más competitivos, como Suiza, Estados Unidos y Singapur, que ocupan los tres primeros lugares, así como de Chile, el país latinoamericano mejor parado que se ubica en el puesto 30.

La competitividad es un tema que atraviesa diversos aspectos de la economía y no sólo el de las empresas: tiene que ver con la burocracia y la eficiencia de los servicios públicos, con la inseguridad, con los sistemas de comunicación y transporte, con la infraestructura, con el gerenciamiento, la planificación, con la capacitación laboral y sobre todo con la educación de las personas.

Por eso es fundamental pensar en cuáles son nuestras ventajas competitivas y en qué somos buenos para producir con calidad, con buenos precios, y en cantidades suficientes. Y no sólo se trata sólo de un tema de las empresas o los empresarios, ni mucho menos de productos concretos: la competitividad involucra a todos los ciudadanos y tiene una directa relación con el conocimiento. No debemos olvidar que las dos terceras partes de la riqueza que hoy se genera en el mundo provienen del sector de servicios, que implica directamente la venta de conocimientos, y que países como Singapur han acabado con la pobreza gracias a que su riqueza fundamental es la educación de su gente.

Para que el crecimiento económico se mantenga y no dependa sólo de factores coyunturales y externos, hace falta que se trabaje en mejorar la competitividad: con políticas orientadas a facilitar la creación de empresas, reduciendo la burocracia, mejorando la seguridad tanto física como jurídica, y sobre todo invirtiendo más en el capital humano. Y esto último, lo podemos hacer cada uno de nosotros, haciendo un esfuerzo por capacitarnos para competir en un mundo globalizado y para no quedar rezagados, porque esto significa menos oportunidades y más pobreza.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

El rebaño sagrado ya tiene su templo mayor


Por Héctor Farina Ojeda (*)

Como las legendarias tribus precolombinas, los mexicanos les rinden culto a sus templos. Los aztecas tenían su templo mayor en la antigua Tenochtitlán, y hoy todavía esa carga cultural vive en el espíritu mexicano, aunque los rituales hayan mudado sus simbolismos hacia otras pasiones, como el futbol.

Los nuevos ídolos no son dioses ni tienen poderes sobrenaturales, pero saben librar batallas y darle alegría a la gente. Son los “guerreros” que juegan al futbol y que hoy tienen un nuevo recinto: el estadio Omnilife, de las Chivas Rayadas de Guadalajara.

Fue inaugurado el pasado viernes 30 de julio con un partido entre las Chivas y el Manchester United. Es un estadio de primer mundo: con forma de volcán (cerrado por todas partes), su techo de acero le da un aspecto futurista. Sus 45 mil asientos de plástico –todos numerados- no solo significan orden sino que dan la sensación de estar en un cine, un teatro o un concierto.

En efecto, una de las virtudes del nuevo hogar de Chivas es que por la ubicación isóptica de sus asientos, la visibilidad desde cualquier punto del estadio es muy buena. Desde más lejos o más cerca, desde detrás del arco o desde las alturas frente al centro del campo, todos pueden ver el partido sin mayor inconveniente.

El espectáculo previo, en las afueras del estadio, es muy típico de los mexicanos: con ese color popular que caracteriza a las grandes fiestas. Concursos diversos, música, sorteos… promotores que regalan desde una bocina o especie de mini-vuvuzela hasta globos y pulseras con el emblema del rebaño. Aunque, para quien conoce los estadios mexicanos, le falta algo. Faltan los vendedores, la comida con olor a pueblo, el bullicio de la oferta de ingeniosos comerciantes que buscan atraer la atención, y todo lo variopinto y característico de los puestos ambulantes instalados para cada partido. Todo eso se quedó en el estadio Jalisco, junto con décadas de historia que forman parte de los colores de Chivas.

El mexicano disfruta el fútbol: llega vestido con los colores de su equipo, entona canciones y grita improperios para sacar la tensión. Y los tapatíos –así les dicen a los de Guadalajara- no son la excepción, sino un ejemplo de cuánta emoción y expectativa puede generar un partido de su equipo. Basta con mirar a la gente que va llegando al estadio para darse cuenta de que no se trata sólo de asistir a un encuentro deportivo, sino que la presencia de familias convierte un partido en un momento de convivencia en el que participan desde el hijo menor hasta el abuelo que cuenta historias sobre los equipos de antes.

Dentro del estadio se siente la cercanía de los jugadores. Y esa sensación de poder seguir el partido en todo momento es reforzada por dos pantallas gigantes y por monitores en los pasillos y hasta en los baños. Uno puede levantarse e ir a comprar algo sin el temor de perderse algún gol o una jugada polémica, pues en la medida en que camina hacia un puesto de comida o un sanitario sigue viendo lo que acontece dentro del campo.

El show fue completo y esplendoroso, digno del estreno del nuevo escenario: un espectáculo de fuegos artificiales coloridos y casi interminables, una serie de danzas alegóricas –con gigantescos guerreros simbolizando a jugadores de Chivas peleando por su territorio independiente-, la voz de Reyli en una canción conmemorativa, y cientos de niños que son la nueva generación que defenderá los colores del tradicional equipo tapatío.

El partido terminó con una victoria de Chivas por 3 a 2 frente al Manchester. Pero lo vivido va más allá de un resultado en goles. La ganancia está en ver a la gente entusiasmada y con ganas de creer en algo. Es sentir la admiración y el respeto que tienen hacia los suyos, como en el caso de Javier “Chicharito” Hernández, la gran promesa del futbol mexicano que, paradójicamente, anotó el primer gol con la remera de Chivas, para luego jugar el segundo tiempo con su nuevo equipo: el Manchester. Ver la emoción de la gente y el apoyo hacia el nuevo ídolo tiene un enorme valor simbólico: en medio de la violencia que sacude a todo un país, de un descrédito hacia las autoridades y de muchas incertidumbres sobre el futuro, los mexicanos siguen plantando buenas semillas y siguen creyendo que los suyos pueden hacer grandes cosas.

La salida del estadio estuvo envuelta en un caos vehicular, que motivó más de una queja y alguna sonrisa picaresca, porque la informalidad de ciertos aspectos casi forma parte del folclore latinoamericano. Pero, al voltear a ver al volcán del que iban saliendo miles de entusiastas aficionados no pude dejar de recordar la estirpe mexicana. Así como los aztecas tuvieron un gran imperio y ostentaban su templo mayor, ahora el rebaño sagrado ya tiene el suyo: el moderno estadio Omnilife, la nueva casa de las Chivas Rayadas de Guadalajara.

(*) Periodista. Desde Guadalajara, Jalisco, México

jueves, 5 de agosto de 2010

Los precios y el poder adquisitivo

Por Héctor Farina Ojeda

El comportamiento general de los precios de los productos y servicios que componen la canasta básica en México se ha mantenido estable hasta ahora, con aumentos más moderados de lo que se esperaba a principios de año cuando se produjo el incremento de impuestos como el IVA y el impuesto sobre la renta (ISR).

En este sentido, la inflación –entendida como el aumento del nivel general de precios- en la primera quincena de julio se ubicó en 3.7%: esta cifra es más baja que la esperada a estas alturas del año, pero, no obstante, es la quinta más alta entre los 32 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que tiene un promedio de 1.5% de inflación.

Para establecer una comparación, debemos tomar como referencia lo que ocurrió en años anteriores: en 2008 la suba general de precios fue de 6.5%; en 2009 fue de 3.5% y ahora estamos en 3.7%. El pronóstico para este año era que los precios se incrementen más del 5%, pero ahora se espera que al finalizar 2010 la cifra quede en menos de 4%.

Estos números indican que si bien existe una suba de precios en lo que va del año, no es tan considerable como lo que se temía a principios de año, y esto se debe a varios factores. En principio, el consumo interno sigue bajo y la gente no ha mejorado su capacidad de compra, por lo que si se aumenta los precios, las ventas caen porque la gente deja de comprar. A esto también contribuye una reducción de los costos de los productos agrícolas a nivel internacional.

Pero, en este contexto, la gran duda que siempre tiene el ciudadano es ¿por qué si los indicadores dicen que los precios apenas suben existe la sensación de que todo es más caro y cada vez se puede comprar menos?

Hay varios elementos que debemos considerar para tratar de responder a esta pregunta. En primer lugar, la inflación medida por el Banco de México se hace tomando como referencia los productos y servicios básicos más consumidos por la población, de manera que se consideran tanto los que incrementan sus costos, así como los que disminuyen. De ahí sale el promedio general que se da a conocer. Esto explica por qué a veces los datos generales de la inflación dicen que no hubo suba, pero en nuestras compras diarias vemos que hay incrementos notables en algunos productos.

Pero el dato más importante que explica por qué todo es caro es el de los salarios: mientras que los precios se han disparado en los últimos años, los salarios no. De acuerdo a un estudio del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM, entre el 2006 y abril de 2010 hubo un incremento de 93 por ciento en la canasta alimenticia recomendable, pues pasó de 80.8 a 156.7 pesos, en tanto el salario mínimo aumentó 17%, sin considerar los ajustes de los precios del gas doméstico, renta y otros. Es decir, el poder de compra disminuyó 47%.

La caída de los salarios reales y del poder adquisitivo se agudizó en los dos últimos años por la crisis de la economía y la pérdida de los empleos. Por eso cada vez cuesta más adquirir los productos básicos.

Con un salario mínimo de 57.4 pesos diarios y el costo de una canasta de 156.7 pesos, sólo se puede comprar el 36.6 por ciento de dicha canasta.

En tanto ahora, en México hay una recuperación importante de los empleos, pero no se han recuperado los salarios.

Tenemos que prepararnos para un aumento en algunos precios en el segundo semestre del año, sobre todo en cuanto a servicios como el transporte –por el incremento sostenido en las gasolinas- así como en algunos productos afectados por el transporte, como las frutas y las verduras.

Algo recomendable, básico y muy útil, pero que rara vez hacemos, es planificar minuciosamente nuestros gastos: trazar nuestro mapa de compras en el que se detallen las prioridades a ser adquiridas, así como los sitios donde los precios son más baratos. Hay que pensar en que las compras en mayor volumen pueden ser más rentables que las pequeñas realizadas todos los días. (1)

Una mejor administración de nuestros recursos, una planificación de gastos y una inversión pensando en el futuro, son importantes para este momento en el que la economía se está recuperando, pero los salarios todavía son bajos e insuficientes.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

(1) Un buen sitio para conocer los precios máximos y mínimos, por ciudades, es el de Profeco.

domingo, 1 de agosto de 2010

La actividad económica en México

Por Héctor Farina Ojeda

Los números de la economía mexicana siguen siendo alentadores, aunque hay que analizarlos y tomarlos en su justa medida para comprender realmente cómo estamos.
En este sentido, según los datos del INEGI, la actividad económica del país, medida por el Indicador Global de la Actividad Económica, creció 8.85% en el mes de mayo, lo que representa un crecimiento mayor al esperado por los analistas, que era del 7.9%.

Este crecimiento se soporta sobre el repunte de diversos sectores. En este caso, el sector servicios creció 8.4%, gracias a la mejoría en el comercio, los servicios educativos, el alojamiento temporal (turismo) y el transporte de carga, de acuerdo al INEGI.

Igualmente crecieron los sectores relacionados con la minería y las industrias manufactureras, en 8.4%, en tanto el sector agropecuario repuntó 9.2%.

Otros informes del gobierno mencionan que en el periodo abril-junio se observa un repunte de la producción industrial, las remesas retoman su tendencia ascendente y mejora la confianza del consumidor

Los datos oficiales señalan, igualmente, que se han creado más de 500 mil empleos en lo que va del año y que se espera un crecimiento de la economía de entre 4 y 5%.
Sin embargo, existe preocupación porque se está frenando el crecimiento de la economía de Estados Unidos, lo que podría afectar a México que basa su recuperación, precisamente, en las exportaciones al mercado estadounidense.

¿Qué nos dicen estos números?

Algo importante que el oyente debe saber es que los números por sí mismos pueden ser engañosos, por lo que la lectura correcta debe ser hecha mediante comparaciones, mes a mes, año contra año, y sobre todo ubicando cada dato en su respectivo contexto.

En el caso de la economía mexicana, lo interesante es que durante lo que va del año se ha mantenido el crecimiento y se ha logrado que sea una tendencia. Esto es un claro síntoma de que se sigue manteniendo el proceso de recuperación tras la fuerte caída que empezó con la crisis de 2008. Hay recuperación en los sectores industriales, gracias a las exportaciones, en los sectores de servicio (sobre todo por el repunte del turismo) y también hay recuperación del empleo, aunque este dato debe leerse con cautela.

Sin embargo, los números oficiales del crecimiento pueden aparentar más, ya que la comparación se realiza con el año pasado, cuando precisamente teníamos el problema de la influenza que ocasionó una caída en el comercio, el turismo y en toda la actividad económica. Por eso es casi normal que el crecimiento sea notable, ya que estamos comparando con un periodo de baja actividad.

Lo mismo ocurre con el empleo: si pensamos que desde hace dos años se perdieron miles de fuentes de trabajo, que el país requiere 1,2 millones de empleos al año y que hasta ahora se han creado 500 mil puestos, la cifra es importante, pero insuficiente. Aunque, nuevamente, es significativo que se sigan creando puestos.

El riesgo que se corre ahora es que Estados Unidos deje de crecer. La desaceleración que se menciona en las noticias quiere decir que luego de que su economía tropezara, cayera, se levantara y empezara a caminar con cierta rapidez…ahora camina más lentamente y esto puede afectar a México por el lado de las exportaciones (que en un 80% van a Estados Unidos), por las remesas y por el turismo, que podrían disminuir.

La buena noticia para las familias mexicanas es que la recuperación de la economía
se sigue sosteniendo, aunque en medio de incertidumbres y de una desigualdad que hace que no todos los sectores puedan gozar de sus beneficios. Sin embargo hay que tener presente que aunque se cumplan los pronósticos más favorables y se llegue al crecimiento del 5% este año, de todos modos no será suficiente frente a la caída del 6.5% que se registró el año pasado.

Esperemos que se mantenga el crecimiento, pero al mismo tiempo hay que buscar la manera de aprovechar este momento de repunte para construir oportunidades que mejoren nuestras condiciones de vida.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

La recuperación del comercio, una buena señal

Por Héctor Farina Ojeda

El aumento de las ventas de los comercios, tanto a nivel minorista como mayorista, es un buen indicio en torno a uno de los problemas de vital importancia para el crecimiento de la economía mexicana: el consumo interno. De acuerdo a los datos del INEGI, en el mes de mayo las ventas al menudeo subieron 5%, en tanto que las ventas mayoristas se incrementaron en 6.9%, en comparación con el mismo mes del año pasado.
Este repunte superó las expectativas de los analistas, que esperaban cerca de 4% de aumento, y se debe a varios factores que pueden ser coyunturales, como las campañas comerciales que se dieron antes del Mundial de futbol.

En este sentido, las ventas del sector minorista se concentraron en productos textiles, vehículos, tiendas de autoservicio y departamentales, así como alimentos, bebidas y tabaco, de acuerdo al informe del INEGI.

A esta buena señal en el comercio, tenemos que sumarle un elemento también favorable: la industria de la construcción dejó de caer, después de 21 meses, por lo que se espera que a partir de ahora se empiece a recuperar, con lo que se podrían generar una buena cantidad de empleos en un tiempo breve.

¿Qué nos dicen estos hechos?

En primer término que podríamos estar viendo un paso importante para la recuperación de la microeconomía, es decir que el crecimiento económico que se viene reflejando en grandes números, ahora parece empezar a aterrizar al bolsillo de la gente, a la economía familiar. Cuando aumentan las ventas minoristas, representan un claro síntoma de que la gente está mejorando su capacidad de consumo, aunque, como México viene saliendo lentamente de una crisis muy fuerte, tenemos que tomar los números como una mejoría moderada.

Si pensamos que la economía mexicana cayó 6.5% el año pasado, y que sectores vitales como el turismo y el comercio fueron fuertemente afectados, la recuperación que se vio en el mes de mayo es un buen indicio, pero todavía falta ver si se convierte en tendencia y sigue en aumento el consumo interno, y, sobre todo, falta ver si la recuperación económica por fin se consolidará en los números pequeños, es decir si vamos a empezar a recuperar la capacidad de consumo de los ciudadanos.

Es un buen momento para incentivar el consumo interno, para tratar de invertir mejor nuestro dinero, para emprender proyectos que muevan la pequeña economía y para buscar estrategias de que nuestros recursos sean mejor aprovechados con miras a generar más empleos y más oportunidades.

Hasta ahora hemos visto que la economía se está recuperando, pero sobre la base de las exportaciones petroleras, manufactureras y de los grandes números. Ahora hay que recuperar dos cosas fundamentales: el empleo y el consumo interno. Esto se puede lograr con políticas públicas orientadas a fomentar el empleo y con una mayor conciencia de parte de empresarios y ciudadanos sobre el destino que se le dan a los recursos que se van generando.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

El perfil laboral del migrante

Por Héctor Farina Ojeda

Ciertamente, una idea lógica en economía es que el trabajador se mueve hacia donde hay oferta de trabajo, de la misma manera que quien tiene una industria, una empresa o un negocio y requiere mano de obra, busca los perfiles adecuados para contratar a sus trabajadores. Entonces, el escenario ideal parece ser aquel en el que trabajador emigra hacia donde hay ofertas de empleo, de manera que se pueda satisfacer la demanda de mano de obra que hay.

Pero ante esto surge el afán proteccionista: si los empleos son creados en un determinado país, entonces las autoridades buscan proteger esos empleos de los migrantes, de manera que sean los habitantes de ese lugar los que tengan preferencia. Esto ha llevado a endurecer las medidas migratorias, a tal punto que las personas de fuera, que intentan ingresar al mercado donde están los empleos, tienen muchas trabas legales, y cuando no se pueden cumplir con todos los requisitos, lo que ocurre es que de todas maneras se emigra al lugar donde hay empleos, pero sin tener los papeles requeridos. Así, el trabajador que busca llegar hasta donde requieren sus servicios y pueden pagarle un buen salario, al cruzar una frontera se convierte en “ilegal”.

Se trata de una situación muy conocida en México y en toda América Latina, en donde ante la incapacidad de crear suficientes empleos en nuestros países, se termina emigrando en busca de las oportunidades, de mejores salarios, de ingresos que permitan mejorar las condiciones de vida. Pero, en países desarrollados no es fácil conseguir buenos empleos: a las medidas de restricción de la migración, se suma la protección de los mejores empleos para los nacionales, y los puestos que se ofertan, por lo general, no son los que tienen los salarios más altos. Y en este contexto, algo fundamental es el perfil laboral de los migrantes: ¿qué tipo de preparación tienen y qué capacidad profesional de producir tienen?

Este es un aspecto fundamental que debemos analizar si pensamos en la migración. Y en este caso, retomamos algunos datos del libro “Cuéntame una de braceros”, del Dr. Cándido González, quien dice:

“El promedio de los mexicanos trabaja en actividades que requieren de trabajo no calificado y además cuentan con el nivel más bajo de escolaridad, ya que del total de personas mayores de 25 años y que tienen menos de 10 años de escolaridad, este grupo representa 7.80%, mientras que el porcentaje de los mexicanos en particular es de 49.50% y representa el nivel más bajo de escolaridad, comparado con todos los grupos que habitan el vecino país –Estados Unidos- y provienen de los cinco continentes”.

Estos datos deben hacernos reflexionar sobre varios aspectos vinculados con nuestra economía: México depende en exceso de las remesas, que son la segunda fuente de ingresos del país, pero, paradójicamente, esos ingresos provienen de los que no consiguieron trabajo y tuvieron que irse, y de los que no tienen la preparación más adecuada para conseguir los mejores empleos.

Ante esta situación, algo que debemos hacer es mejorar nuestros sistemas de formación de profesionales, nuestros niveles de educación y con ello incentivar la creación de nuestras propias oportunidades. No se puede seguir con niveles tan bajos de capacitación, porque eso solo hace que nuestra mano de obra sea no apta, mal pagada, sin muchas oportunidades, y sobre todo a merced de las condiciones de los mercados ajenos.

El mundo de hoy requiere de mano de obra calificada, de personas que sepan construir sus propias oportunidades, ya que dos terceras partes de la riqueza actual están en el sector de servicios, es decir, en la producción de conocimiento.

En vistas del fracaso de nuestros países de crear los suficientes empleos para todos, lo que debemos hacer es tomar la iniciativa propia de mejorar nuestra capacidad laboral, construir perfiles profesionales de más calidad, y tener una preparación que nos permita acceder a mejores oportunidades y no depender de los pocos ingresos que se pueden conseguir en trabajos poco calificados, lejos de nuestra tierra y en medio de enormes complicaciones para sobrevivir.


Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

Nichos de mercado y oportunidades de negocio

Por Héctor Farina Ojeda

Un nicho de mercado es un mercado pequeño cuyas necesidades no están siendo bien atendidas.

Los nichos un grupo más reducido que un segmento de mercado (de personas, empresas u organizaciones), con necesidades y/o deseos específicos, voluntad para satisfacerlos y capacidad económica para realizar la compra o adquisición.

Un ejemplo es en el caso de la ropa: la oferta tradicional puede incluir prendas de vestir de todo tipo, como la de uso habitual, pero un nicho de mercado pueden ser las prendas de elaboración artesanal: camisas con tejido de punto, vestidos con bordados hechos a mano, etc.

Cuando pensamos en un nicho de mercado tenemos que pensar en una fracción o una parte de un segmento de mercado, en un grupo pequeño de consumidores o compradores, en necesidades específicas que no están siendo atendidas por el mercado, en la capacidad económica de los consumidores a los que se apunta. También debemos pensar en la especialización, en la competencia -que haya pocas empresas que apunten a este nicho- y sobre todo en el tamaño y la capacidad del nicho para asegurar la rentabilidad.

Pensar en nichos de mercados es la gran alternativa para competir contra economías más grandes y para aprovechar las necesidades no satisfechas por los grandes productores de bienes y servicios. Un ejemplo lo tenemos en el caso de las prendas de vestir: en América Latina y en México no tenemos capacidad de competir contra los productos chinos, porque tienen precios muy bajos debido a que son producidos en grandes cantidades y con una mano de obra extremadamente barata, por lo que se debe buscar alguna manera de competir, pese a que no podemos hacerlo en cuanto a cantidad y precios. La alternativa en este caso es producir ropa de mayor calidad, ofreciendo características distintas, como un mejor diseño, una mayor resistencia o una terminación artesanal que apunte a la comodidad, la identidad u otro factor diferencial.

Debemos aprender de los países que en poco tiempo lograron emerger de la pobreza para convertirse hoy en potencias económicas, gracias, en buena medida, a la explotación de los nichos de mercado. Hoy Singapur, que hace 40 años era más pobre que Haití, está desarrollando un nicho de mercado que para muchos sería impensable: este país apunta a tener los mejores médicos expertos en enfermedades complejas del mundo, para lo cual enviaron a sus mejores profesionales a capacitarse en las universidades más competitivas a nivel mundial.

Los singapurenses planifican que en poco tiempo, las personas que requieran tratamiento médico especializado para alguna enfermedad compleja tendrán como primer destino Singapur. Y para facilitar que las personas puedan llegar a este país asiático, han establecido rutas aéreas desde los cinco continentes, con aerolíneas propias y precios más accesibles que los habituales.Así se crea un nicho de mercado.

La lección que hay que aprender es buscar alternativas en nuestra economía regional y familiar. Si Jalisco es un destino turístico por excelencia, desde la región Ciénega y desde cada ciudad tenemos que pensar qué podemos ofrecer a los turistas para atraerlos a partir de tratar de cubrir necesidades desatendidas por la industria turística en general. Por ejemplo, organizar eventos especiales –similares a la expo mueblera que ya es representativa de Ocotlán-, trazar una oferta restaurantera distinta y buscar promocionar más y explotar mejor los atractivos de cada región.

Pensar en nichos de mercado es una alternativa y una necesidad ante una economía cada día más competitiva. Tenemos que aprender a hacerlo desde nuestra capacitación, de nuestro perfil profesional, desde el comercio, la industria y desde la perspectiva de ofrecer servicios que puedan satisfacer necesidades específicas que siempre existen en cualquier mercado.

Ese es el desafío de hoy.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.