domingo, 20 de noviembre de 2011

Noruega: el sueño de un país sin pobres



Por Héctor Farina Ojeda (*)

Parece difícil visualizarlo. Y hasta suena como una utopía moderna, vista desde las carencias de América Latina. Pero en Noruega lo sienten: es el país donde mejor se vive, con los indicadores de desarrollo humano más altos del planeta; no tiene pobreza, prácticamente ha erradicado la corrupción y goza de los mejores sistemas sanitarios y educativos del mundo. Los estudios dicen que los noruegos son los más felices a nivel mundial, pues tienen la mejor educación, buena salud, seguridad, bienestar y un Estado eficiente que se preocupa por su gente. El desempleo parece más un concepto de manual que una realidad, y el ingreso per cápita se mantiene entre los más altos.


No resulta novedoso que un estudio de la Organización de Naciones Unidas (ONU) ubique a Noruega como el lugar donde hay mejor calidad de vida, pues esto ha venido sucediendo en las últimas tres décadas. Por encima de potencias como Estados Unidos, Japón o Rusia, este país nórdico es una muestra de educación, trabajo y equidad en la generación de oportunidades.

Además del orden, el factor determinante del modelo noruego se encuentra en la educación de su gente. De cada 100 niños que ingresan a la primaria, prácticamente todos terminarán la secundaria. Los índices de deserción escolar son insignificantes, porque todas las condiciones favorecen a la formación. Con los impuestos que pagan -mucho más elevados que los latinoamericanos- tienen asegurado que sus hijos irán a las mejores escuelas, que tendrán asistencia de salud eficiente y segura, y que pueden caminar libremente por las calles, sin la amenaza de la inseguridad. Con un Estado que se preocupa por cada uno de sus ciudadanos, la formación no es una dificultad sino una enorme facilidad: paso a paso van construyendo un profesional a partir de cada niño que va a la escuela.

El manejo estratégico de los recursos es uno de los grandes secretos: con una presión tributaria del 60% -entre 3 y 6 veces más que en Latinoamérica, en donde la presión va del 10 al 20%-, los noruegos se sienten satisfechos por el resultado de sus contribuciones, pues ven los logros en escuelas de primer nivel, hospitales bien equipados y con profesionales idóneos, calles seguras y un sistema de bienestar que impide que su gente caiga en la pobreza. Un ejemplo de la visión estratégica noruega lo tenemos con el petróleo. A partir de su descubrimiento, en 1969, se planificó minuciosamente cómo se explotaría esta riqueza natural y cuáles serían los destinos de los ingresos que se obtuvieran. Hoy, Noruega es uno de los principales productores petroleros del mundo, lo que genera 200 mil empleos, ha desarrollado la industria, así como tecnología de vanguardia en el sector, en tanto sigue invirtiendo los petrodólares en proyectos que beneficien a toda la sociedad.

El modelo noruego no sólo es de explotación de recursos o generación de ingresos, sino que busca la sostenibilidad de la calidad de vida, cuidando el medio ambiente y haciendo que la gente esté en condiciones de producir, que tenga acceso a los conocimientos necesarios para competir y no caer en la marginalidad y la pobreza. Y todo esto es posible gracias a la conciencia de su gente, lo que deriva de una educación de calidad y que permite minimizar la corrupción, las expresiones de violencia, la inseguridad y muchos otros males propios de las sociedades modernas.

El ejemplo noruego, más allá de discutir un ajuste del modelo a nuestros casos particulares, debería permear en nuestros actos en cuanto a lo que podemos hacer a partir de lo que tenemos. Los recursos naturales y los ingresos son enormes: el petróleo en Venezuela, Ecuador y México, el gas en Bolivia, el cobre en Chile y la energía eléctrica en Paraguay, son apenas algunos ejemplos del enorme potencial económico que se tiene, pero que no ha llegado a trascender a todos los estratos de la sociedad, lo que se nota con los indicadores que nos hablan de desigualdad, pobreza, desempleo y atraso.

Nos falta aprender a planificar mejor, a interpretar la dirección de los tiempos y a utilizar nuestros recursos –que nos sobran- para emprendimientos que ataquen el fondo de los problemas: la marginación de numerosos sectores sociales, que no son capaces de conseguir un buen empleo o producir competitivamente, sencillamente porque no tuvieron la posibilidad de educarse. Planificar la sociedad que queremos, aprovechar nuestras riquezas y construir nuestros cimientos sobre la base de lo que somos: parece sencillo, pero no lo hemos hecho hasta ahora. ¿Podemos empezar?

(*) Periodista y profesor universitario
Desde Guadalajara, Jalisco, México.

Publicado en el suplemento “Estrategia”, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay.

Fotografía tomada de Galerías Digital. Ver aquí

4 comentarios:

francisco javier padilla gonzález dijo...

Como bien lo señala en su nota aquí en la América Latina mejorar las condiciones de vida de todos los que habitamos este continente sería lo más parecido a una Utopía que la realidad a largo plazo, porque la mayoría de los políticos que han gobernado los países a los que se menciona en esta nota sencillamente no han podido o mejor dicho no han sabido administrar de manera eficiente los recursos monetarios que se obtienen de la explotación de los vastos recursos naturales que este extenso territorio posee (y que son tanto o más abundantes que en el país que usted menciona) como bien señala, uno de los motivos por los cuales la simbiosis explotación-aprovechamiento de los recursos naturales no ha sido la más conveniente para la sociedad que cada vez ve más mermada la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida.
Las grandes empresas pertenecientes al Estado (o como se les denomina “Públicas”) se han limitado únicamente a funcionar como una especie de alcancía personal de la gran cantidad de políticos que han tenido acceso a los recursos económicos que éstas generan. Tal es el argumento del tan mencionado PEMEX-GATE que desenmascaró el descomunal despilfarro del que fue objeto Petróleos Mexicanos al desviar más de Mil millones de pesos para la campaña presidencial del ex candidato a la presidencia de México Francisco Labastida y que como todos los demás escándalos políticos pasara desapercibido por la justicia mexicana y al pronto olvido de sus reclamantes que sólo lo utilizaron como artimaña electoral para terminar con cualquier posible aspiración del partido que mantuvo el poder por más de 70 años.
La captación y aprovechamiento de los recursos naturales todavía están a la espera de servir más que como empresas familiares que se dicen públicas y en gran medida ayudarían al Estado de manera significativa para mejorar por mucho las condiciones de vida de los habitantes Latino Americanos

Anónimo dijo...

Buen articulo.
Pero la foto es de la ciudad de Austin Tx,

HCF. dijo...

Estimado Francisco, las verdades que cuentas son gigantescas. Nada más cierto que la mala administración de recursos y la corrupción han carcomido nuestras posibilidades de salir de la pobreza. La pregunta es cómo logramos que estos vicios se erradiquen de nuestras sociedades. Saludos

HCF. dijo...

Amigo anónimo, gracias por el comentario. Y el error de la foto fue mío, pero ya lo corregí. Saludos.