jueves, 16 de septiembre de 2010

México y el escenario del presupuesto 2011

Por Héctor Farina Ojeda

El proyecto de presupuesto 2011 presentado por el gobierno de México muestra un escenario para la economía del país que debe ubicarse en su justo contexto para comprender cuáles serán las condiciones económicas de la gente y hacia dónde apunta el país.

En primer lugar, el escenario macroeconómico -de los grandes números- nos dice que se proyecta un crecimiento de la economía de 3.8% para el año que viene, con una inflación moderada del 3% y un déficit fiscal del 0.3% del Producto Interno Bruto, es decir de toda la riqueza que produce el país en el lapso de un año, en tanto se cree que se generarán unos 600 mil empleos formales en 2011.

Estos números indican que con el crecimiento de la economía del 3.8%, México va a seguir su proceso de recuperación e incrementará su riqueza por segundo año consecutivo, tras la caída de 6.5% que se dio en 2009 con la crisis mundial y la epidemia de influenza. En otras palabras, con el repunte previsto para 2011 recién se llegaría a los niveles que se tenía en 2008, antes de que la economía se desplomara con la crisis.

Por otro lado, la inflación prevista de 3% indica que el costo de vida medido por los precios de los productos de consumo básico, se incrementará en 3%. Esta cifra habla de que se espera que las subas sean controladas a lo largo del año y que la variación de los precios no sea demasiado elevada. No obstante, el dato que falta saber es si mejorará el ingreso de la gente, ya que si no hay una mejoría de la capacidad de compra de la gente, todo seguirá pareciendo muy caro para el bolsillo. Y sobre todo porque aproximadamente la mitad de la población mexicana está en situación de pobreza.

Un buen indicador es que se redujo el déficit fiscal, es decir que es un presupuesto más real, que puede cumplirse sin recurrir a grandes endeudamientos. El déficit es de 42 mil millones de pesos, que es lo que faltaría recaudar para hacer frente a todos los gastos previstos.

El tema preocupante es el empleo: si bien se espera que se generen 600 mil puestos de trabajo, debemos tener en cuenta que actualmente hay 2.5 millones de desempleados en México y que cada año se necesitan crear 1.2 millones de empleos para satisfacer la demanda de los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. En otras palabras, en 2011 se crearían formalmente sólo la mitad de los empleos que se necesitan en un año (sin contar el desempleo que se arrastra desde hace años): esto deja a los desempleados con la urgencia de buscar en el mercado informal, con trabajos mal pagados y sin prestaciones, de generar autoempleo o de buscar en otro sitio, es decir de migrar hacía donde haya empleo.

Evidentemente, el gran problema para el año que viene será el de la generación de empleo. Y en este contexto, la pregunta es qué tanta confianza generará la economía de México para captar inversiones privadas que generen proyectos que puedan generar más empleos de los previstos, que claramente son insuficientes. Y también resulta preocupante lo que ocurre con Estados Unidos: si hay una desaceleración de la economía estadounidense, México se verá inmediatamente afectado, pues la dependencia sigue siendo demasiado fuerte.

El escenario macroeconómico para 2011 prevé un crecimiento insuficiente, empleos insuficientes, una inflación controlada y una estabilidad fiscal. Las grandes dudas pendientes son cómo se generarán las oportunidades laborales que los mexicanos necesitan, cómo se reducirá la pobreza y cómo evolucionarán los factores externos que afectan a México, como el caso de la economía de Estados Unidos.

Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Centros de conocimiento y autogestión educativa


Por Héctor Farina Ojeda (*)
Desde Guadalajara, Jalisco, México

No es una novedad que en la era de la información, el conocimiento ha pasado a ser el capital más importante para el desarrollo de la economía y para la construcción de una sociedad con más oportunidades. Pero mientras los países con visión de futuro vuelcan sus ingresos hacia la mejora constante de la educación de su gente, en América Latina seguimos postergando la urgente necesidad de invertir en el conocimiento, sin tener en cuenta que las dos terceras partes de la riqueza que se produce en el mundo corresponden al sector de servicios, que se basa totalmente en un capital estratégico: el conocimiento.

En el caso de Paraguay, a la poca inversión que se le asigna a la educación tenemos que sumarle la pesada burocracia y la mala administración, que hacen que los recursos no lleguen a muchos rincones del país, en donde hay escuelas que necesitan sillas, pizarrones y maestros de calidad. No sólo nos enfrentamos a la limitación de presupuestos, sino a una mala distribución que se nota en el olvido al que son sometidos muchos de nuestros centros educativos, que carecen de la infraestructura y las condiciones mínimas para la enseñanza.

Sin embargo, más allá de señalar a los culpables y levantar nuestra voz de protesta contra los gobiernos que no han querido o no han sabido promover sistemas educativos más efectivos e incluyentes, tenemos que ser más críticos, más propositivos y asumir el compromiso de ser parte activa de las soluciones. Y si pensamos en muchos rincones del país que han sido olvidados en los presupuestos generales, podemos buscar estrategias que contribuyan a formar centros de conocimiento, mediante modelos de autogestión educativa.

Los gobiernos locales y los ciudadanos deben tomar la iniciativa: con presupuestos municipales y sistemas de autogestión se pueden formar centros de capacitación regionales en los que se fomente la educación de la gente con miras a cambiar su entorno. Formar a la gente, capacitar a los segmentos estudiantiles pensando en su futuro laboral y en la trascendencia de tener gente preparada para crear una economía competitiva que asegure ingresos, menos pobreza y más oportunidades: esa es nuestra tarea.

Los centros de formación pueden generar al año cientos de especialistas en temas agrícolas, en el desarrollo de las potencialidades productivas de la tierra, en desarrollo industrial y en proyectos de servicios que apunten a los negocios relacionados con el conocimiento. Deberíamos tener un centro de élite en la zona Este del país, en el que se forme a los mejores ingenieros y expertos en temas energéticos, puesto que tenemos la mayor hidroeléctrica del mundo, aunque contradictoriamente no contamos con los mejores profesionales.

Con un mayor compromiso se puede lograr que la calidad educativa llegue a los rincones que hoy están olvidados por las autoridades nacionales. En el siglo pasado ya lo demostraron grandes educadores como Ramón Indalecio Cardozo y Delfín Chamorro, cuando hicieron de Villarrica la referencia cultural del Paraguay.

Por un lado, tenemos que ser mucho más exigentes con las autoridades nacionales a la hora de reclamar un mayor presupuesto y una mejor inversión en cuestiones educativas en los distintos puntos del país, pero no podemos invocar la negligencia, la corrupción o la burocracia para justificar la inacción en nuestras comunidades.
Potenciar lo local es un compromiso que debemos asumir todos. Los municipios deberían incentivar la promoción de sus centros educativos, destinando un mayor presupuesto y haciendo que la gente participe, así como estableciendo mecanismos para que las empresas puedan deducir sus impuestos en la medida que aporten para programas educativos. El establecimiento de un sistema de becas podría ser fundamental para incentivar el desarrollo de una región, ya que permitirá formar a la gente que se encargará de mejorar la economía, la política y lo social en general.

Es hora de recuperar la capacidad de autogestión en nuestras comunidades y de tomar medidas locales para potenciar a nuestros recursos humanos con miras a dotarlos del capital más cotizado y más urgente en los tiempos modernos.

(*) Periodista y profesor universitario. Master en Ciencias Sociales.

Publicado en la Revista Ecos, de Paraguay.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Empleo seguro para el periodista especializado en economía y finanzas



1 JORNADAS DE ACTUALIZACIÓN DE PERIODISMO, CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUR, CIUDAD GUZMÁN, JALISCO, MÉXICO.

Fotos: Antonio Zúñiga

Por Ernesto Gallegos y Daniel Guzmán.

El periodismo especializado en las áreas económicas es garantía de empleo para quien posea los conocimientos y elementos propios para la interpretación estadística y de fondo de las medidas gubernamentales actuales, sentenció Héctor Farina Ojeda, periodista paraguayo, y ponente de las Jornadas de Actualización de la carrera de periodismo del CUSur.

El especialista en temas económicos explicó que al igual que en temas deportivos y culturales en el periodismo de finanzas existen tres puntos indispensables para su tratamiento: informar, educar, entretener y crítica fundamentada.

En el ámbito de las economías latinoamericanas, señaló que Chile ha destacado por su avance sostenido debido a la apuesta que sus últimas administraciones ha hecho en materia de economía y educación. En ese sentido, dijo, los periodistas chilenos se han distinguido por su calidad en el tratamiento de los temas financieros y económicos, conocimiento que ha permeado hacia la sociedad en general.



En entrevista se refirió a la capacidad de diálogo que debe desarrollar el periodista, de discusión y lanzó el reto de superar la formación tradicional académica e ir más allá de lo aprendido sólo para tener un título “a ejercer pensando que el mundo no nos merece, pero, tenemos que darnos cuenta que no es así, y no hay otra forma que vincular estas actividades académicas con la práctica del periodismo.”

Fuente:Primeras Jornadas de Actualización en Periodisimo, Cusur. Ver aquí

Hector Claudio Farina. Semblanza



Héctor Claudio Farina Ojeda, de nacionalidad paraguaya.

Héctor Farina es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional de Asunción y Maestro en Ciencias Sociales, con especialidad en Comunicación y Cultura por la Universidad de Guadalajara. También es candidato a doctor en Ciencias Sociales en nuestra universidad.

Como periodista su especialización está en el área económica.

En su país ha sido redactor de noticias y corrector del Diario La Opinión en 2001, conductor de Radio Cardinal de 2002 a 2006 y reportero de la sección de Economía del Diario La Nación de 2003 a 2006.

Actualmente es profesor de nivel licenciatura en la Universidad de Guadalajara y columnista y colaborador de los periódicos digitales Paraguay News y Viva Paraguay, así como del diario Última Hora y columnista de la revista Ecos, de Canindeyú, Paraguay.

Fuente: Primeras Jornadas de Actualización en Periodismo Cusur. Ver publicación aquí

jueves, 9 de septiembre de 2010

La generación “nini” y su impacto en la economía

Por Héctor Farina Ojeda

Ni estudian ni trabajan. Son los jóvenes conocidos como “nini” y que representan un síntoma claro del malestar que existe en la sociedad por la falta de suficientes oportunidades de educación y empleo. Y aunque se considere a los “nini” como un fenómeno reciente y haya muchos motivos que explican esta situación, podemos claramente ver algunos síntomas económicos y algunos efectos que se podrían dar con la generación de jóvenes que ni trabajan ni se preparan para hacerlo.

En México ya existe una polémica sobre cuántos son los jóvenes “nini”: mientras las cifras oficiales dicen que son 285 mil, el rector de la UNAM dice que en realidad son más de siete millones de mexicanos, lo que suena mucho más real. Y el dato que lo avala es que solo 18 de cada 100 jóvenes que empieza la primaria, egresa de la educación superior. Lo cierto es que esta situación nos habla no sólo de que no hay suficientes empleos, sino de que los malos salarios, las pocas oportunidades y la falta de planificación de la economía del país hacen que estemos ante un grupo de jóvenes que tiene una expectativa muy pobre en cuanto al futuro laboral.

Pero no solo se trata del presente, sino que el futuro de la economía está seriamente comprometido si no se hace algo para corregir esta situación. La generación “nini” puede tener un impacto negativo y muy fuerte en la economía: si tenemos jóvenes que no se capacitan y no desarrollan un perfil adecuado para el mercado laboral, el resultado en poco tiempo será una pérdida de la competitividad del país, ya que con gente sin preparación no se puede producir con la calidad que requiere el mercado para poder competir.

Si no se soluciona el problema de los “nini”, en diez años vamos a tener un país menos competitivo y con menos capacidad de generar oportunidades.

Si pensamos que las dos terceras partes de la riqueza que se produce en el mundo corresponde al sector de servicios, que se basa en el conocimiento, con la generación “nini” vamos totalmente en sentido contrario: no estamos formando la gente especializada que se va a necesitar para generar riqueza. Y por lo tanto, aunque se creen oportunidades en el mercado, estas no servirán de mucho para los “ninis”, porque nadie contrata a un empleado que no sirve para el empleo.

Es urgente planificar cómo generar las oportunidades para evitar tener una generación perdida, que hoy es de jóvenes pero en unos años será una generación de adultos sin capacidad de producir, de trabajar en el sector de servicios ni de innovar.

Esto podríamos llevarnos a un absurdo: que se generen empleos, que haya gente necesitada de trabajar, pero que la oferta de puestos de trabajo no pueda ser llenada con la gente desempleada. Un ejemplo es la industria microelectrónica: si necesita técnicos especializados, no contratará a personas sin instrucción, aunque haya miles de postulantes urgidos por el empleo.

Por un lado hay facilitar el acceso a la educación, en tanto se debe pensar en políticas que incentiven el empleo juvenil o el primer empleo. De la misma manera, los centros de formación y las empresas deben trabajar en conjunto para formar a la gente que necesitan los diferentes sectores económicos, así como para darle la oportunidad de desarrollarse en el mercado laboral.

Si no solucionamos el problema de la educación y el empleo de los jóvenes, en pocos años vamos a tener mucha gente no apta para manejar la economía, para generar oportunidades y para competir en un mundo globalizado. Y eso implica que la economía perderá competitividad y entrará en decadencia, perjudicando a todos.


Comentario económico realizado en el Noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, México.