lunes, 17 de diciembre de 2007

Augusto Roa Bastos y el monoteísmo del poder


El monoteísmo del poder es uno de los ejes de la narrativa de Augusto Roa Bastos (1917-2005), el escritor paraguayo más universal. Con una pluma prodigiosa, Roa Bastos describe de manera incomparable el ejercicio del poder, desde las injusticias de los sistemas opresivos hasta el absolutismo de los gobernantes.

Una lectura minuciosa de su obra es necesaria para comprender el pensamiento de los dictadores, las injusticias sociales y muchos de los grandes flagelos que hasta ahora azotan a los países latinoamericanos.

La trilogía narrativa sobre el monoteísmo del poder se inicia con Hijo de hombre (1959), la novela en la que se presentan la crueldad de la explotación de los campesinos en los yerbales, en un sistema en el que los terratenientes mantenían esclavizados a sus trabajadores, así como el olvido y el desamparo en el que quedaron muchos de los ex combatientes de la Guerra del Chaco.

La obra cumbre de la narrativa paraguaya y latinoamericana llegó con la novela Yo, el Supremo (1974), en la que con un estilo excelso se presenta el pensamiento intransigente e incorruptible del Dr. Francia, el dictador perpetuo que consolidó la independencia del Paraguay y que manejó los hilos del poder con mano férrea, sin contemplaciones con sus enemigos.

Yo, el Supremo es consideraba como una de las obras narrativas más grandes del Siglo XX y forma parte de la galería de novelas célebres sobre el poder, junto con El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias, El otoño del patriarca, de García Márquez, y el Tirano Banderas, de Ramón del Valle Inclán, entre otras.

La obra que completa la trilogía roabastiana es El Fiscal (1993), en la que se presentan las vivencias de un exiliado que ansía volver al Paraguay para acabar con el tiranosaurio Stroessner, que mantenía oprimido a todo un país.

La propuesta es hacer un acercamiento a la realidad de muchos países latinoamericanos por medio de la literatura de Roa Bastos, quien, además de una escritura prodigiosa que no tiene nada que envidiarle a ningún escritor del mundo, realiza un análisis certero y crítico de una realidad que en muchos casos todavía no hemos podido superar.

Héctor Farina

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