sábado, 7 de julio de 2012

La economía británica, entre crisis y oportunidades



Por Héctor Farina Ojeda (*)

Es una de las economías más grandes del mundo. El Reino Unido de Gran Bretaña, comprendido por Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte, es uno de los estados más desarrollados del mundo, con una larga tradición en cuanto a la innovación, el comercio y la generación de oportunidades de negocios. Es una de las principales economías europeas, pero no obstante se ha posicionado fuera de la zona euro, confiando en su propia moneda, su posicionamiento en los mercados internacionales y su solvencia interna.

El sistema financiero británico es muy sólido. Genera mucha confianza a los inversionistas para cualquier tipo de transacción. En este contexto, la Bolsa de Londres es la segunda más importante del mundo y una de las más representativas por historia y tradición. Este centro de operaciones de valores es una referencia obligada cuando se habla de inversiones y transacciones, no sólo para los británicos sino para las empresas internacionales que buscan posicionarse en un mundo competitivo. Todo esto enmarcado en la confianza, la seguridad y la credibilidad en las instituciones británicas.

La conformación de la riqueza británica es un ejemplo de la tendencia mundial en materia de producción de riqueza: la mayoría de la actividad se concentra en el sector de servicios -que depende de alta calidad de formación de los recursos humanos-, le sigue el sector manufacturero y en último lugar aparece la producción primaria, con apenas el 1% del Producto Interno Bruto (PIB). De esta manera, son los servicios, el comercio, la invención y todo lo que se produzca sobre la base del conocimiento los que indican el rumbo de la generación de ingresos, empleos y oportunidades. La bolsa de valores, las casas de cambio, las compañías de seguro y las promotoras de inversiones son fundamentales para el movimiento de capitales y para posicionar a Londres como un destino atractivo para todo aquel que quiera invertir en el mercado de valores.

Algo llamativo es que el Reino Unido, que produce petróleo, gas y energía nuclear, es considerado como uno de los estados más contaminantes por el uso de combustibles fósiles, pero ha iniciado un proceso rápido de disminución de la dependencia de combustibles contaminantes y está apostando a las energías renovables. Reino Unido es hoy uno de los líderes en el impulso de la "revolución de la energía verde". De acuerdo a los datos presentados por el primer ministro, David Cameron, entre abril de 2011 y febrero de 2012 se habían invertido 4.700 millones de libras, en tanto se generaron 15.000 puestos de trabajo en el sector de las energías renovables. Hay una fuerte promoción a la inversión en diversas formas de producción de energía no contaminante, con lo que están atrayendo el interés de empresas internacionales.

Sin embargo, los británicos no escapan al malestar generalizado y contagioso de una Europa con problemas de deudas y crecimiento. Por segundo trimestre consecutivo, la economía británica se contrajo, de manera que ahora ya se encuentra en recesión. Hace 40 años que esto no le sucedía al Reino Unido, por lo que ahora deben tomar medidas anticrisis para minimizar los efectos negativos del malestar europeo e intentar recuperar rápidamente la senda del crecimiento.

Sin dudas, los modelos europeos tradicionales tienen mucho que enseñar. Hay factores que siempre prevalecen y son fundamentales en cada transición económica, como la confianza, la capacitación, la seguridad y la solvencia de las instituciones. Esto implica que siempre hay cambios pero sobre la base de estructuras sólidas de pensamiento y orden social.

La planificación de las economías es algo que todavía no hemos terminado de asimilar los latinoamericanos, que vemos giros radicales cada vez que hay un cambio de administración en el poder. Nuestras economías latinoamericanas son muy dependientes de factores externos, de coyunturas políticas y de ciclos climáticos, pero en el fondo no tienen estabilidad ni dinamismo propio suficientes para generar el desarrollo que tanto necesitamos. Nos falta consolidar estrategias con visión de futuro, con una planificación económica minuciosa y contar con los elementos que nos permitirán llegar a buen puerto: confianza, orden, seguridad, capacitación y trabajo.

(*) Periodista y profesor universitario
Desde Guadalajara, Jalisco, México

Publicado en el suplemento Estrategia, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay,

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