viernes, 13 de agosto de 2010

El Rebaño fue domesticado en su nueva casa


La expectativa de los aficionados no fue coronada como esperaban, pero la esperanza sigue viva.

INTER DERROTA A CHIVAS EN PRIMER PARTIDO FINAL

Por Héctor Farina Ojeda

El equipo de las Chivas Rayadas de Guadalajara cayó ante el Inter de Porto Alegre por 2 goles a 1, y dejó a su afición con las ganas de gritar un triunfo en el primer partido oficial en el flamante estadio Omnilife, donde se disputó el juego de ida de la final de la Copa Libertadores de América 2010.

Cerca de 4 horas antes del partido, en las afueras del estadio ya había largas filas de hinchas que llegaban vestidos con los colores del popular equipo mexicano y con la ilusión de ver un triunfo que los acerque al título internacional más cotizado a nivel de clubes en América. El congestionamiento en el tráfico en los alrededores del recinto parecía parte de los preparativos de la gran fiesta que esperaban los aficionados de Chivas.

El templo del Rebaño no estaba lleno, quizás debido a los elevados costos de los boletos que hoy son motivo de protestas y descontento. Desde el inicio del juego, el pasto sintético pareció más amistoso con el toque de balón de los brasileños y un poco arisco con los dueños de casa, quienes no encontraban la fórmula para armar una buena jugada y amenazar el arco de los visitantes. En cambio, los ataques de Inter generaban la sensación de que en cualquier momento la portería local sería vulnerada y la fiesta se acabaría.

Pero, en uno de esos chispazos inesperados, Adolfo “el Bofo” Bautista marcó el primer gol para Chivas, con lo que arrancó gritos de júbilo y acaso logró acallar algunas de las muchas críticas que le llueven desde su participación en la selección mexicana en el reciente mundial. Finalizada la primera etapa, los fuegos artificiales mantuvieron el ambiente de festejo. Pero eso no duró mucho.

En el segundo tiempo, Giuliano (73) y “Bolívar” (77) anotaron los goles que le dieron el triunfo al Inter y aguaron la fiesta anhelada por los seguidores del Rebaño Sagrado. Los pocos pero ruidosos hinchas brasileños festejaban, al tiempo que los aficionados de Chivas se retiraban lentamente de su nuevo templo, para luego demorar casi dos horas en el congestionamiento del tráfico -que se está volviendo habitual- en las afueras del estadio.

No hubo largas caravanas de vehículos hasta la Minerva –el monumento ante el que convergen los hinchas tapatíos para cada festejo- ni se vieron las banderas y el colorido en este punto referencial de Guadalajara. Más bien hubo un silencio en la ciudad, matizado por algunos truenos y relámpagos que anunciaban la llegada de la lluvia.

El primer partido final en el templo mayor de las Chivas no fue lo esperado por los seguidores del Rebaño Sagrado. Pero ahora esperan la hazaña en el Beira Río de Porto Alegre, en donde el próximo miércoles no habrá más opción que la victoria para que el equipo más popular de México pueda alzarse con el título que su afición espera festejar.

Especial para el diario Última Hora, de Paraguay.

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