domingo, 30 de marzo de 2008

Competitividad global

Por Héctor Farina (*)

Con el advenimiento de la economía informacional, en la que los flujos de información adquieren preponderancia en el entramado de una economía globalizada que opera como red, la competitividad se ha convertido en una necesidad impostergable para los países y las empresas. En un mundo globalizado, en donde ya no sólo basta producir sino ser competitivo para poder vender, posicionarse y ganar mercados, se requiere de estrategias claras que favorezcan el desarrollo competitivo de las economías. Y para ello es preciso tomar en consideración numerosos factores que inciden en la dinámica de la competencia global.

En ese sentido, el sociólogo español Manuel Castells, en su libro La era de la información: economía, sociedad y cultura, en el primer volumen dedicado a la sociedad red, destaca cuatro factores que determinan la forma y resultado de la competencia en la economía global.

El primer factor es la capacidad tecnológica, en la que se incluye la base científica de la producción y el proceso de gestión, la importancia de la investigación y el desarrollo, los recursos humanos necesarios para la innovación tecnológica, el uso correcto de las nuevas tecnologías y el nivel de difusión en el conjunto de interacción de la red económica. Se trata de que la capacidad tecnológica sea el atributo de un sistema, es decir de la articulación apropiada de la ciencia, la tecnología, la gestión y la producción, en donde el sistema educativo provee los recursos humanos capacitados para cada nivel.

El segundo factor destacado por Castells como importante para la competitividad es el acceso a un mercado grande, integrado y rico, como por ejemplo la Unión Europea, la zona de comercio de los Estados Unidos/Norteamérica o en menor medida Japón. El argumento es que la mejor posición competitiva es la que permite a las empresas operar sin rivales dentro de los grandes mercados y seguir teniendo acceso a otros mercados menores. De esta manera, cuanto más profunda sea la integración de una zona económica, habrá más posibilidad de incentivar la productividad y la rentabilidad de las empresas.

El tercer factor es el diferencial entre los costos de producción en el lugar de producción y los precios en el mercado de destino, que en este caso resulta más apropiado que la fórmula que sólo se centra en los costos laborales, pues existen otros factores, como los impuestos, que pueden tener la misma incidencia. No obstante, el beneficio potencial de los costos de producción más bajos sólo puede realizarse si existe acceso a un mercado grande y rico, operando las ventajas dentro del paradigma de la tecnología de la información.

Finalmente, el sociólogo español afirma como cuarto punto que la competitividad parece depender mucho de “la capacidad política de las instituciones nacionales y supranacionales para encauzar la estrategia de crecimiento de los países o las zonas bajo su jurisdicción, incluida la creación de ventajas comparativas para aquellas firmas que se considere que sirven a los intereses de la población de sus territorios por generar puestos de trabajo y salarios”.

Tomando como referencia estos aspectos, podemos notar las carencias y necesidades de una economía como la paraguaya, que en muchos aspectos no tiene la competitividad necesaria para enfrentarse a una economía global. Se requiere hacer competitiva la economía, que el Gobierno incentive el desarrollo tecnológico, la investigación científica y la capacitación especializada de la gente. Se necesita una negociación más efectiva para llegar a los grandes mercados y poder aprovechar las ventajas que se tengan en cuanto a producción competitiva. No se puede seguir dependiendo de un Mercosur que a menudo le cierra las puertas a nuestra producción. Y, finalmente, se debe tener una política económica seria impulsada desde las instituciones del Gobierno, en la que se apunte al crecimiento de la economía, a la generación de empleos y la inversión de recursos en las necesidades de la gente, fundamentalmente educación y salud. Si no se trabaja en forma seria y planificada en busca de una economía más competitiva, seguiremos con las quejas y los lamentos que no sirven para nada.

(*) Periodista
www.vivaparaguay.com

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