lunes, 3 de noviembre de 2008

Los confeccionistas y los reclamos olvidados

Por Héctor Farina (*)

La amenaza que hoy pesa sobre la industria confeccionista, afectada por una medida argentina que puede disminuir las exportaciones al país vecino, es un llamado de atención que debe indicarnos que algo no se ha hecho bien para apuntalar a las industrias nacionales. El hecho de que una medida como el establecimiento de una licencia obligatoria para el ingreso de prendas al mercado argentino ponga en jaque a todo un sector, significa que hemos carecido de una política industrial seria y que no se han tomado las medidas pertinentes para ser competitivos de acuerdo a las necesidades de un mundo globalizado.

El sector confeccionista viene reclamando desde hace años que el Gobierno decida ordenar la casa y frenar el contrabando de prendas asiáticas, pero la situación no ha variado mucho y el mercado local sigue siendo dominado por la informalidad. No obstante, las empresas paraguayas han logrado un crecimiento constante gracias a las exportaciones, con lo que en cierta medida se logró compensar la pérdida del mercado local. Pero, ahora, dicho crecimiento se ve amenazado porque prácticamente el 60% de las exportaciones tiene como destino el mercado argentino.

Esta situación es el resultado de numerosos errores y olvidos que llevaron a los confeccionistas a depender en gran medida de un solo mercado. Por un lado, el Gobierno no ha sido capaz de frenar la ilegalidad y establecer mecanismos que permitan minimizar la informalidad y fijar condiciones más justas para la competencia. Por el otro, las industrias nacionales no han podido volverse lo suficientemente competitivas para recuperar la preferencia de los consumidores, salvo en algunos nichos como los que se consiguieron en el mercado exterior. Las empresas que han crecido son las que comprendieron que al no poder hacerle frente a los bajos precios de los productos asiáticos, se deben ofrecer otras ventajas, como la calidad y los diseños originales.

La dependencia de un solo mercado hoy es fruto del desorden y de la falta de planificación. No se han establecido políticas claras para ordenar el mercado interno ni se ha logrado una diversificación de los mercados externos, así como tampoco se ha negociado una posición firme dentro del Mercosur que brinde seguridad y que no deje a nuestras industrias a merced de cualquier traba que los socios decidan imponer a las exportaciones paraguayas. Es por eso que hoy muchos puestos de empleo se ven amenazados por una sola disposición, que apareció repentinamente y que puede significar el cierre de empresas.

En este contexto, el Gobierno de Lugo debe mostrar que es diferente a los anteriores. Y para ello debe establecer medidas efectivas que indiquen que queremos ser un país serio en donde la legalidad sea respetada. No puede tolerarse que el contrabando siga campante y desembozado para beneficio de unos pocos y perjuicio de muchos. Igualmente, no se puede seguir con una postura endeble en el Mercosur, por lo que se debe exigir el fin de las trabas comerciales de parte de los socios.

Sin lugar a dudas nos falta una política industrial que apunte a darle competitividad a nuestras empresas y a buscar mejores oportunidades en los mercados internacionales. Urge una política de incentivo a las industrias para generar empleos y dinamizar nuestra economía interna. Los reclamos industriales no pueden seguir siendo condenados al olvido.

(*) Periodista
www.vivaparaguay.com

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