domingo, 9 de noviembre de 2008

Valores para construir

Por Héctor Farina (*)

Una mirada a la situación del Paraguay revelará, sin lugar a dudas, el olvido al que han sido condenados muchos de los valores que hoy tanto necesitamos. Parece como si todavía no terminásemos de despertar del letargo de años de dictadura, pobreza y corrupción. El inicio de la era democrática nos dejó con la incertidumbre de hacia dónde queremos ir y cuáles son nuestras responsabilidades como ciudadanos dentro de un proceso que requiere del acompañamiento de todos. Y en este trance, el andar vacilante de la democracia se debe a que no hemos adoptado los mejores valores y hemos tolerado que se mantengan vicios como la corrupción, el nepotismo, la ignorancia y el conformismo.

Una sociedad que necesita progresar debe basarse en la correcta selección de valores. Y para tener la capacidad de elegir lo primero que tenemos que hacer es recuperar la educación y promover la capacitación de los ciudadanos. Con una sociedad más preparada crecen en forma geométrica las probabilidades de progreso, desarrollo y justicia. Pero, en cambio, cuando la carencia educativa es grande, más fuertes son los lazos que nos atan al atraso, la pobreza y la desigualdad. Es por ello que para caminar en busca de un país mejor tenemos que preguntarnos qué tan preparados estamos para ello y cómo podemos mejorar nuestros conocimientos para dar pasos más firmes.

La honestidad y la educación trajeron buenos resultados al país cuando estuvieron presentes en nuestros gobernantes. Basta con recordar a Eligio Ayala, quizás el último gran estadista del Paraguay, quien supo guiar al país en momentos difíciles, cuando estaba en peligro nuestra soberanía. La experiencia nos demuestra que cuando apostamos por gente honesta y preparada, los beneficios son para todos. En cambio, cuando apostamos por privilegios personales, por prebendarismo o por complicidad con los ineptos, son los males los que terminan por adueñarse de la nación.

En el inicio de una nueva época en el país, tenemos que comprender que parte de nuestra responsabilidad como ciudadanos es establecer los valores por medio de los cuales queremos reconstruir la nación. Nuestro rol implica asumir nuestra responsabilidad para impulsar la educación, exigir honestidad a los gobernantes y sobre todo ser nosotros mismos los encargados de trabajar y protagonizar un cambio. Así lo comprendieron los ciudadanos en Atyrá y convirtieron su ciudad en una de las limpias del mundo.

Si los paraguayos decidimos elegir el camino de la educación, la honestidad, la autogestión y la responsabilidad ciudadana, habremos dado un paso fundamental para tener una sociedad más justa y desarrollada. Pero si persistimos en mantener los viejos vicios y vivir sumidos en esquemas de corrupción, no podemos esperar resultados distintos a la pobreza y la marginación. Es hora de recuperar y promover los valores que necesitamos, de asumir nuestro compromiso con la educación, el trabajo y la honestidad. Desde nuestras casas, nuestro trabajo o desde nos toque, nuestros esfuerzos y nuestra convicción serán los que construyan el país que nos merecemos.

(*) Periodista
Publicado en la revista Ecos, de Canindeyú, Paraguay.

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