lunes, 10 de noviembre de 2008

Entre Paraguay y México

Por Héctor C. Farina (*)

El acercamiento entre Paraguay y México, cuyos presidentes –Fernando Lugo y Felipe Calderón, respectivamente- firmaron acuerdos hace unos días en la capital mexicana, resulta más que interesante, sobre todo desde dos puntos de vista: lo económico y lo educativo. México es la mayor economía de América Latina y representa una gran oportunidad para incrementar el comercio, para atraer inversiones y para buscar desarrollar proyectos en conjunto. Sin embargo, pese al crecimiento constante del intercambio comercial en los últimos años, las cifras se quedan cortas frente al verdadero potencial existente.

En el 2003 el intercambio comercial entre ambos países apenas superó los 12 millones de dólares. Pero en el 2004 se inició un fuerte acercamiento mutuo, tanto de parte de las autoridades como del sector privado, mediante el cual paulatinamente el comercio bilateral se fue incrementando. En el 2006 la cifra llegó a 36 millones de dólares, en tanto que en lo que va del 2008 el monto ronda los 80 millones de dólares. Esto indica que este año nos acercaremos a la misma cantidad que teníamos en 1990, cuando el comercio bilateral era de aproximadamente 100 millones de dólares. Los números son claros al señalar que durante más de una década se ha descuidado al país del norte como referente para nuestras posibilidades comerciales. Quizás fue porque volcamos nuestra mirada al Mercosur, cuando todavía creíamos que el bloque comercial sería justo y beneficioso para el Paraguay.

La realidad indica que en los últimos años hemos tenido buenos resultados del acercamiento a México, como la cooperación recibida para desarrollar la maquila paraguaya, las inversiones mexicanas en telefonía celular, las misiones empresariales y la apertura del mercado mexicano para varios productos paraguayos, como la soja y las prendas de vestir. En lo educativo, se abrió la posibilidad para que cientos de paraguayos estudien en universidades del país azteca, gracias a acuerdos que facilitaron becas de estudio. Asimismo, se incrementaron los acercamientos académicos y culturales.

Todo esto debe llevarnos a un análisis de los beneficios potenciales que tendríamos al estrechar los lazos con México, así como de las oportunidades que hemos desaprovechado durante años. Apuntar al norte puede significar la conquista de un mercado demasiado importante para las exportaciones paraguayas, al igual que podría representar la ruptura de la dependencia de un Mercosur que nos llena de trabas y que no respeta las reglas de juego más que cuando favorecen a los países grandes. Igualmente, Paraguay podría ser el destino de las inversiones de muchas empresas mexicanas interesadas en operar en Sudamérica, pero que hasta ahora han preferido instalarse en países vecinos como Brasil y Argentina.

La visita de Lugo a México resulta muy importante como punto de partida para mejorar la relación bilateral. Pero todavía falta mucho por hacer si queremos aprovechar las oportunidades que hemos descuidado durante años. Necesitamos mejorar la competitividad de las empresas paraguayas para entrar con fuerza a un mercado potencial de más de 100 millones de consumidores. Y para elevar dicha competitividad, una tarea imprescindible es solucionar los problemas de logística, como las eternas dificultades que existen en el transporte aéreo. Necesitamos implementar con eficacia la política de cielos abiertos y bajar los costos de los vuelos, así como construir infraestructura para facilitar el traslado interno de nuestros productos. Nos urge tener carreteras para llegar a puertos estratégicos, como los del Pacífico. Igualmente, el país necesita garantizar la seguridad jurídica para atraer a los inversionistas.

México es uno de los mayores importadores del mundo y presenta enormes oportunidades para el Paraguay. Hemos avanzado recientemente al suprimir las visas, establecer nexos entre gremios empresariales y prometernos cooperación. Ahora, la visión y el compromiso del gobierno y los empresarios paraguayos son los que determinarán si aprovechamos al máximo las potencialidades económicas y educativas que nos ofrece la tierra de Rulfo.

(*)Desde Guadalajara, Jalisco, México
www.vivaparaguay.com

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