Por Héctor Farina Ojeda (*)
La economía mexicana cerrará este año con un crecimiento aproximado de 3.9%, lo que representa que por segundo año consecutivo tendrá un incremento, pues en 2010 el repunte fue de 5.5%, mientras que en 2009 se había tenido la peor caída en 70 años: 6.5% de contracción.
El crecimiento económico de México es relativamente bueno: por un lado, mantiene una tendencia de recuperación –que se prolongará hasta 2012- pero por el otro lado, esto es totalmente insuficiente para revertir viejos males, como la pobreza, el desempleo y la desigualdad.
En cuanto al empleo, los datos oficiales dicen que se crearon 811 mil empleos (sin contar los que ya se perdieron, porque eran temporales), los cuales fueron insuficientes para cubrir la necesidad laboral de los mexicanos, pues se requieren por lo menos 1.2 millones de empleos al año para hacerle frente a la demanda generada por los jóvenes que se incorporan al mercado laboral. Esto hizo que la tasa de desempleo no haya variado mucho: se mantuvo siempre por encima del 5%, aunque hubo una leve reducción en los últimos dos meses, pero esto se debe más bien a empleos temporales creados en el sector comercial por las fiestas de fin de año.
El problema de fondo es que los empleos creados son de bajos salarios y en condiciones precarias. Esto se nota en un incremento de la informalidad, pues como no hay empleos formales, la gente busca ocupaciones informales: 13.5 millones de personas (28.7% de los ocupados a septiembre de este año), se emplearon en la informalidad, en tanto el año pasado la cifra fue de 12.9 millones de personas. Esto representó un incremento de 534 mil trabajadores en el mercado informal.
Cuando la economía no genera empleos formales, y cuando la gente debe buscar ocupaciones precarias para sobrevivir, el resultado es la reproducción de la pobreza.
Y precisamente –hablando de pobres- los datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) revelan que la pobreza en México aumentó de 48.8 millones de personas a 52 millones, es decir, 3.2 millones de “nuevos pobres”.
Otro dato muy importante que debemos tener en cuenta es el de la inflación, o sea, del aumento del nivel general de los precios de los productos de la canasta básica. Si bien la inflación terminará alrededor de 3.4% -cercana al objetivo de 3%- y que es una cifra baja frente a países como Venezuela, que ronda el 25%, sin embargo sigue representando un duro golpe para los mexicanos porque los salarios no han mejorado y el poder adquisitivo de la gente se mantiene bajo.
Y como si fuera poco, en el último año hubo aumentos importantes en productos que son básicos, como el frijol (30%), la tortilla de maíz (14%), el huevo, el arroz, la carne, entre otros.
En resumen: el crecimiento económico no sólo es insuficiente, sino que no ha permeado hacia los sectores más necesitados. La pobreza sigue creciendo, no hay suficientes empleos y esto hace que la gente trabaje en la informalidad, con lo cual es casi seguro que no habrá disminución de la cantidad de pobres.
Se requiere de un crecimiento económico superior al que se tiene y de una mejor distribución de los ingresos. Para ello se necesita reactivar el mercado interno y generar empleos con mejores salarios, para lo cual es imperioso capacitar a la gente y darle la oportunidad de conseguir trabajos con mayor remuneración.
(*)Periodista y profesor universitario.
Comentario económico para el noticiero de Red Radio Universidad de Guadalajara en Ocotlán, Jalisco, México.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario