jueves, 15 de septiembre de 2011

La independencia económica


Por Héctor Farina Ojeda (*)

En un mundo globalizado, de economías interrelacionadas y de mucha dependencia de factores externos, lograr la independencia económica de un país representa una ventaja enorme para las aspiraciones en cuanto al progreso, el desarrollo y el aseguramiento de las condiciones de vida de la gente. Y para una economía pequeña, como la paraguaya, tener independencia, capacidad de autogestión y dinamismo propio, se convierte en una necesidad imperiosa para hacerle frente a los riesgos en el mercado global.

Cuando un país tiene competitividad, cuando reúne condiciones favorables para producir con calidad, con buenos precios y para posicionarse en los mercados, entonces tiene más libertad que aquellos que no reúnen estos factores. Un país se vuelve independiente cuando su gente se siente independiente, cuando las personas se sienten capaces de producir competitivamente, de construir, diseñar y de trabajar profesionalmente en todo aquello que será beneficioso.

En América Latina nos acostumbramos a vivir dependiendo de factores externos, como las compras del petróleo, las limitaciones a las exportaciones de materia prima o la importación de la tecnología que no somos capaces de producir. En un país de una economía gigantesca como México, resulta crítico que la dependencia de Estados Unidos sea demasiado elevada: el 80% de las exportaciones mexicanas van al mercado norteamericano, en tanto los ingresos por petróleo, las remesas y el turismo dependen de la situación de los estadounidenses. Esto hace que, paradójicamente, teniendo tanto potencial, México viva atado a las coyunturas de su vecino del norte.

La necesidad nos exige hoy pensar en fortalecer nuestras economías y hacer que sean sólidas, autosuficientes y dinámicas, en lugar de volátiles y dependientes. En el Paraguay tuvimos una época de independencia económica y podemos recuperarla ahora, sobre la base de una planificación con miras al futuro.

Lograr romper el aislamiento de la mediterraneidad por medio del fortalecimiento del tráfico aéreo, mejorar la competitividad de los productos para ganar mercados y diversificar los destinos de exportación –para romper la dependencia del Mercosur-, así como aprender a explotar mejor la riqueza natural que tenemos, son sólo algunos pasos que debemos dar para iniciar nuestra independencia.

No podemos seguir dependiendo de las minucias que paga Brasil por consumir la energía eléctrica que nos corresponde, sino que debemos aprovechar este potencial energético para la instalación de industrias electrointensivas, para el fortalecimiento de las empresas paraguayas y para el desarrollo de sistemas de transporte menos contaminantes, más rentables y más eficientes. Nos urge potenciar la capacidad productiva de nuestros agriculturores, ganaderos y microempresarios, para que puedan sacar provecho de los recursos naturales y de las enormes oportunidades que tenemos en una economía del conocimiento, de manera que no queden a merced de oportunistas que hacen dinero a costa de nuestra ignorancia.

Para lograr una independencia económica necesitamos primero reforzar nuestra propia capacidad de hacer, de planificar, administrar y emprender. Y eso sólo se logra con una fuerte inversión en materia educativa, que nos ubique en un mejor lugar en el contexto de la economía del conocimiento, en donde la generación de riqueza ya no depende de la fuerza de la mano de obra, sino, precisamente, del conocimiento.

El dinamismo propio de la economía hoy depende del conocimiento de la gente, de la preparación y la visión de oportunidades en un mundo globalizado. Para independizar la economía y lograr ser autónomos, primero debemos lograr la independencia del pensamiento, para ser libres de prejuicios a la hora de planificar el destino del país. Si hoy iniciáramos la tarea de planificar y construir una economía independiente sobre la base de la inversión en la capacitación de la gente, posiblemente en una década ya veríamos grandes resultados y dejaríamos de lado muchos de los males que nos aquejan.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México

Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del Diario La Nación, de Paraguay

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