sábado, 6 de agosto de 2011

La clase media y el poder adquisitivo

Por Héctor Farina Ojeda (*)

La clase media constituye uno de los segmentos más representativos de las economías emergentes y en desarrollo, como son la mayoría de las economías latinoamericanas. Si bien hay una serie de discusiones teóricas y metodológicas sobre quiénes conforman esta clase –desde las posturas de Weber y Marx hasta los indicadores económicos duros de los organismos internacionales- podemos ubicar a este sector como el punto medio entre el porcentaje de población que se encuentra en la pobreza y el segmento de los ricos, los que gozan de mayores recursos económicos.

El sector de clase media funciona como un termómetro para la economía de un país. A partir de su situación y de sus proyecciones podemos extraer muchas explicaciones de cómo estamos en materia económica. En este sentido, Paraguay tiene un porcentaje elevado de pobreza -que supera afecta a más del 50% de su población según la CEPAL- en tanto hay un reducido grupo de personas que concentran mucha riqueza. La sensación es que muy pocos de clase media pueden llegar a las franjas de riqueza, mientras que muchos son más propensos a caer fácilmente en los niveles inferiores a la línea de pobreza. Esto nos habla de que hay un empobrecimiento de la clase media y de que no hay suficientes oportunidades para que muchos sectores puedan mejorar su condición de vida.

Algunos casos en América Latina son ilustradores de varios aspectos interesantes sobre los que deberíamos reflexionar: en México, un país de 112 millones de habitantes, hay una pérdida del poder adquisitivo del ciudadano y 7 millones de personas pasaron de la clase media a la pobreza en los últimos 5 años, en tanto en Brasil hay un repunte notable de la clase media, lo que ha detonado un importante crecimiento en las industrias, gracias al aumento del consumo.

Mientras en México el ingreso de los hogares sigue cayendo y la pobreza afecta a cerca de la mitad de su gente, en Brasil la clase media se está incrementando. Este repunte brasileño, debido a políticas sociales que favorecen a los estratos de menos ingresos, ha logrado un hecho inaudito: la industria periodística está en auge, con un crecimiento de más del 30% en la tirada de los periódicos impresos en la última década, lo que va en sentido contrario a la situación global, que indica que los principales periódicos del mundo están en crisis y hay una caída sostenida de la venta de diarios impresos en papel. El secreto brasileño: la recuperación del poder adquisitivo del ciudadano y el incremento de la clase media.

América Latina tiene los niveles de desigualdad más altos del mundo, por encima de África: con porcentajes de pobreza escandalosos y con grandes fortunas concentradas en pocas manos, la clase media está atrapada en una situación poco favorable. Y en este contexto, el país que tiene la clase media mejor posicionada es Chile, en donde este segmento se encuentra más cerca de los niveles altos que de los estratos de más favorecidos. Este país es el que más ha reducido los niveles de pobreza: hace 25 años el 45% de su gente era pobre, mientras que hoy la cifra ronda el 13%. Es una economía sólida, con proyección al futuro y que apuesta fuertemente a la capacitación de su gente.

Ante la necesidad de recuperar el poder adquisitivo de la clase media paraguaya, para mejorar las condiciones de vida de la sociedad, nos urge una planificación pensada para un mundo competitivo y globalizado. Un primer punto es pensar en el empleo: estamos en un proceso de migración de los empleos, que cada vez más se encuentran en el sector de servicios, a diferencia de años anteriores en los que la agricultura y el sector primario generaban más puestos de trabajo. Hoy en día las dos terceras partes de la riqueza se concentran en los servicios, por lo que es ahí a donde debemos apuntar una política nacional que favorezca la capacitación profesional de la gente para darles al menos una oportunidad de generar suficientes ingresos para no vivir en la pobreza.

En un país con demasiadas carencias en la población, ninguna política populista basada en asistencia esporádica y en donaciones coyunturales logrará revertir el cuadro de empobrecimiento. Al contrario, en vez de un efecto ilusorio momentáneo hay que apuntar a efectos que se verán a largo plazo pero que serán duraderos: una inversión estratégica en materia educativa podría lograr que en una o dos décadas tengamos una generación de profesionales idóneos para generar riqueza, en lugar de una generación sin preparación y a merced del desempleo y la miseria.

Para mejorar la economía del país no basta con cuidar los grandes indicadores, sino que es preciso reorientar nuestra atención hacia el interior de las fuerzas vivas: impulsar la formación profesional, incentivar el desarrollo de microempresas, promover oportunidades para emprendedores y buscar la innovación permanente, son algunas de las iniciativas que nos urgen para recuperar a esa clase media que tantos beneficios podría generar.

(*) Periodista y profesor universitario
Desde Guadalajara, Jalisco, México

Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del Diario La Nación, de Paraguay

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