domingo, 19 de junio de 2011

Ideas y pensamiento estratégico

Por Héctor Farina Ojeda (*)

Una referencia clásica al valor de las ideas es la que podemos encontrar en la anécdota del historiador y ensayista británico Thomas Carlyle (1795-1881), quien en cierta ocasión fue recriminado porque hablaba mucho y sólo tenía “ideas, nada más que ideas”. Carlyle replicó en forma tajante: “Hubo una vez un hombre llamado Rousseau que escribió un libro que no contenía más que ideas. La segunda edición fue encuadernada con la piel de los que se rieron de la primera”.

El libro aludido era “El contrato social” (1762) y el impacto que produjo en Europa y en la visión mundial sobre las sociedades llegó mucho más allá de la Revolución Francesa. Este ejemplo anecdótico tiene hoy un valor significativo mucho mayor: en un mundo globalizado y competitivo, en donde las innovaciones son el arma fundamental con miras al desarrollo, las ideas adquieren un poder estratégico.

La capacidad de generar ideas y de convertirlas en un pensamiento estratégico con miras a innovar es fundamental para combatir muchos de los males que aquejan a las sociedades. Tener una buena idea y saber aplicarla puede ser la llave para salir de la pobreza, tal como lo hicieron en Finlandia, que apostó por la innovación en telefonía celular sobre la base de sus mejores ingenieros, y hoy tiene la empresa más competitiva a nivel mundial. O cuando idearon un sistema educativo basado en la calidad de los maestros y lograron formar una población instruida, competitiva y, por sobre todo, erradicaron la pobreza.

Una buena idea convertida en pensamiento estratégico es la que aplicaron los noruegos, cuando a partir de la riqueza del petróleo que descubrieron en su territorio idearon un mecanismo para aprovechar los ingresos al máximo: invirtieron en su gente, en su educación, para hoy ser un país sin pobres, con los indicadores de calidad de vida más altos del mundo y sin los males de la inseguridad y la exclusión. Y todo esto, pese a tener un clima frío y duro que vuelve complicado el desarrollo de actividades productivas.

Y ni qué decir de los japoneses, que desde siempre han sido expertos en trabajos en miniatura: a partir de esta habilidad pensaron en la forma de aplicar sus ideas a otros proyectos. El resultado fue nada menos que la nanotecnología, una genialidad que permite que podamos guardar miles de datos en un solo chip. El avance científico sobre la base de una idea aplicada en forma innovadora colocó a este país a la vanguardia en materia tecnológica y con ello generó muchos beneficios para su gente.

O cuando luego de haber logrado un desarrollo notable gracias a la inversión en educación, en Singapur pensaron que eso no era suficiente. Y a alguien se le ocurrió la idea de que podían convertirse en el centro mundial de atención médica para enfermedades complejas. Sobre esta idea, hoy existe un proceso de formación de los mejores médicos en las mejores universidades del mundo.

El Paraguay debería buscar la manera de generar más ideas y de convertirlas en pensamiento estratégico con miras al desarrollo. Hay muchas ideas que podemos concretar: hacer del país un centro de radicación de empresas electrointensivas para aprovechar el excedente energético, usar la energía eléctrica para desarrollar un sistema de transporte rápido y seguro, como los trenes ligeros, y buscar desarrollar los conocimientos de nuestros ingenieros para innovar en materia tecnológica a partir de la gran riqueza energética y natural que tenemos.

Una visión estratégica implica pensar hacia dónde van los avances tecnológicos y planificar un camino hacia dicho rumbo. Lo podríamos hacer si empezamos a desarrollar nuestras potencialidades en forma calculada, utilizando la inteligencia como el principal motor. El desafío es volvernos más creativos, más preparados y más visionarios, con lo que podríamos concretar ideas tales como ser el centro de tráfico aéreo de la región, ser innovadores en producción de vehículos eléctricos, lograr convertirnos en los mayores productores de edulcorantes naturales, y mucho más. Ideas y pensamiento estratégico. Lo demás vendrá por añadidura.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México


Publicado en el suplemento Estrategia, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay,

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