martes, 24 de febrero de 2009

Nuevas tecnologías: riesgos en las prácticas periodísticas y su incidencia en las noticias

Esta es una ponencia presentada en el X CONGRESO IBEROAMERICANO DE LA COMUNICACIÓN (IBERCOM), realizado en Guadalajara, México, en noviembre de 2007. La presentación fue hecha en el grupo de Periodismo, que estuvo conformado por investigadores académicos, periodistas y estudiantes.

X CONGRESO IBERCOM
¿Identidad Iberoamericana?
Comunicar la Unidad de la Diversidad

Título: “Nuevas tecnologías: riesgos en las prácticas periodísticas y su incidencia en las noticias”

Grupo de Trabajo: Periodismo

Autor de la ponencia: Héctor Claudio Farina Ojeda

Institución y cargo:

Universidad de Guadalajara
Maestría en Ciencias Sociales
Departamento de Estudios de la Comunicación Social

Resumen

Las prácticas periodísticas se encuentran en proceso de cambio con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, como el caso de Internet. Y esto no sólo representa ventajas, sino que introduce una serie de riesgos en el ejercicio del periodismo que afectan a las prácticas de los periodistas e inciden en la construcción y difusión de las noticias. Los periodistas ya no necesitan estar en el lugar donde se producen o produjeron los hechos y dependen cada vez más de materiales que reciben por medios tecnológicos. Los periodistas se enfrentan a riesgos agudizados por el uso de las nuevas tecnologías, como la pérdida de contacto directo con las fuentes, el mal procesamiento de información en las redacciones, la urgencia de publicar primero ante el poco tiempo para contrastar la veracidad de las informaciones, entre otros. El análisis de estos riesgos se hará desde un punto de vista cualitativo, como un ejercicio reflexivo y autorreflexivo, y teniendo como fuente directa a los mismos periodistas.


Palabras claves: nuevas tecnologías, riesgos, prácticas periodísticas, noticias

Introducción

Las prácticas periodísticas se encuentran en proceso de cambio constante con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, como el caso Internet. Y esto no sólo representa ventajas, sino que introduce una serie de riesgos en el ejercicio del periodismo que afectan a las prácticas de los periodistas e inciden en la construcción y difusión de las noticias.

Los periodistas ya no necesitan estar en el lugar donde se producen o produjeron los hechos y dependen cada vez más de materiales que reciben por medios tecnológicos. Debido a ello, los periodistas se enfrentan a riesgos agudizados por el uso de las nuevas tecnologías, como la pérdida de contacto directo con las fuentes, el mal procesamiento de información en las redacciones, la urgencia de publicar primero ante el poco tiempo para contrastar la veracidad de las informaciones, la presión que ejerce la competencia de los medios informativos en el contexto de la sociedad de la información, donde ya no se mira sólo a la competencia local sino a cualquier publicación de cualquier lugar del mundo, entre otros.

En esta ponencia, se pretende hacer un análisis de ciertos riesgos que afectan al ejercicio cotidiano del periodismo, desde el punto de vista de los mismos periodistas, y sin pretender agotar los temas ni las posibilidades inherentes al nuevo orden establecido con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información. El objetivo más bien apunta a señalar algunos de los riesgos tomando casos concretos ocurridos en el periodismo, desde las mismas prácticas y rutinas productivas de los periodistas, hasta una revisión de los efectos de los riesgos traducidos en las noticias que finalmente consume el público.

El contexto de esta presentación está dado por una investigación sobre la interactividad de los ciberlectores con los periódicos en línea - que se encuentra en pleno proceso de desarrollo- pero en este caso se vuelca la mirada no hacía los receptores, sino hacia los productores de las informaciones.

Se trata de un ejercicio reflexivo, tomando como punto de partida las experiencias en el periodismo en Paraguay narradas por una periodista de este país, así como una autorreflexión sobre casos que afectaron al periodista que realiza este documento, en el ejercicio del oficio del periodismo en la prensa impresa de Paraguay.

Los casos de riesgos presentados no agotan la problemática, pero sientan un precedente para la reflexión y el desarrollo de investigaciones específicas sobre el tema. Si bien se hace mucha referencia al periodismo en línea, ello no excluye a la versión impresa, pues la información obtenida por los periodistas generalmente se destina a estas dos versiones.

¿Cuáles son los riesgos que introducen las mediaciones de las nuevas tecnologías en las prácticas periodísticas y cómo afectan a las noticias? Trataremos de responder a esta pregunta con ejemplos concretos y verídicos, desde la óptica de los periodistas, y con una reflexión final sobre los casos presentados.

Las nuevas tecnologías y el periodismo en línea

Las posibilidades de informar e informarse han sufrido enormes cambios desde el establecimiento de Internet y el desarrollo de la sociedad de la información, por lo que en este contexto surge una nueva forma de hacer periodismo: la prensa en línea. Esta se basa en las nuevas tecnologías de la información y presenta aspectos novedosos que conviene señalar con mayor precisión, para pintar un panorama del contexto en el que se desarrollan los temas que serán analizados.

El periodismo en línea es una versión surgida a partir del establecimiento de Internet, y presenta novedades con relación a los medios tradicionales de transmisión de informaciones periodísticas, como la prensa escrita impresa en papel, la radio y la televisión. Díaz Noci (2001: 43) menciona que el concepto más acertado para definir el fenómeno es el de “periodismo en línea”, porque resulta más pertinente que otros términos como “periodismo digital” o “periodismo electrónico”, que podrían presentar ambigüedades, pues también existe periodismo digital en la radio y la televisión, y el periodismo electrónico corresponde a una etapa anterior a la aparición de Internet.

El periodismo en línea podría definirse como aquel que proporciona productos informativos periodísticos (vía Internet), dedicados a la información de actualidad elaborada y servida según las reglas de oficio del periodista y generalmente por las empresas que han hecho de ello su principal negocio (Díaz Noci, 2001).

Ahora bien, el proceso evolutivo que marca la aparición de los periódicos en línea consta de varias etapas diferenciadas. En ese sentido, Albornoz (2003: 115), menciona que la reconversión tecnológica de los diarios conoció una primera etapa, a finales de los años 50 y principios de los 60, con la utilización del procedimiento offset. Esta primera etapa fue liderada por periódicos estadounidenses.

Una segunda fase, que se consolida en los Estados Unidos a partir de mediados de la década de los años setenta, afectó profundamente a la redacción, es decir, al corazón de la empresa periodística. Con la sustitución de las máquinas de escribir por los Videoterminales (VDT’s) se inauguró la redacción electrónica y se acabó con los procesos de reescritura, reduciendo los costes de mano de obra (Albornoz, 2003: 116)

Al llegar a mediados de los años ochenta, los periódicos ya se habían transformado en medios electrónicos (en lo relativo al eslabón de la edición), restando sólo la transmisión electrónica hacia el usuario lector.

Siguiendo con la evolución, Albornoz (2003) explica que:

El último paso dentro de esta historia de cambios tecnológicos permanentes -la tercera fase de esta evolución- viene dado a partir del segundo lustro de la década de los 90, por el desarrollo de productos periodísticos en nuevos soportes digitales (CD Rom) y la irrupción de la Word Wide Web en la esfera comercial, que será usufructuada por las empresas dueñas de diarios y publicaciones periódicas de distinto tipo, primero en América del Norte y luego en Europa Occidental. Así, después de más de tres décadas de incorporaciones tecnológicas, los diarios en encuentran una nueva forma de llegar a sus lectores a través de la tecnología Internet. Si bien no abandonan el tradicional soporte papel, suman sitios web donde publican sus ediciones electrónicas diarias”. (pp 116 -117).

En este orden de cosas, se produce el nacimiento del periodismo en línea, teniendo como cuna a Estados Unidos. Los historiadores coinciden que el año de inicio de las ediciones digitales en Internet fue 1994 y que el primer periódico en línea fue el Mercury Center, un desprendimiento del diario impreso San José Mercury News (perteneciente al grupo estadounidense Knight Rider) e incluyó el contenido informativo y los anuncios clasificados de este periódico impreso. (Albornoz 2003, 117)

Ese mismo año de 1995 ya había por lo menos cuatro editoras de prensa en Ecuador, México y Costa Rica que experimentaban con sus propias ediciones electrónicas tomando como modelo la experiencia del Mercury Center. Y para 1997, la mayoría de las empresas periodísticas latinoamericanas dio el salto a la Red. Hoy se percibe que las empresas de Brasil, Argentina, México, Colombia y Venezuela han apostado fuerte por el desarrollo de sitios web de calidad. (Albornoz, 2003, 120).

La salida de las publicaciones de la prensa diaria a la arena de Internet primero fue en una fase de mimetismo en la cual las empresas editoras comenzaron a colgar, con muy pocos recursos “ediciones espejo” de las ediciones impresas. A causa del boom de la Internet a mediados de la década de los noventa, muchos periódicos se apresuraron a crear sus ediciones digitales, sin tomar en cuenta las características propias del medio, como la interactividad y la posibilidad de actualizar la información durante el día (Caballero González, 2002)

En tanto en una segunda etapa los editores comenzaron a concebir publicaciones originales para la Red que procuraran explotar los tres principios fundadores de Internet: la navegación, la hipertextualidad y la interactividad.

Caballero González (2002) al respecto menciona:

Con el tiempo, el formato rígido importado de los periódicos impresos comenzó a transformarse: se rompió con el esquema temporal de renovar las noticias cada veinticuatro horas, ya fuera por secciones de últimas noticias, o por cintas que actualizaban la información; se promovió la navegación interactiva en los textos y archivos de noticias; se comenzaron a incluir gráficos animados, sonidos y, los más vanguardistas, videos.


Dentro de este contexto, desde la aparición de los periódicos en línea se ha dado una serie de cambios en cuanto a los tres procesos básicos en los que se sustenta el periodismo: investigación, producción y difusión (Sancha, 2005). Sancha menciona que las redes interactivas y los fondos documentales digitalizados han revolucionado los métodos de investigación y acceso a las fuentes, así como los procesos de producción periodística también sufrieron modificaciones basados en las nuevas herramientas digitales.

En este marco, se da una renovación permanente y actualizada de los contenidos y la facilidad de acceso a la información, que son las claves del éxito del periodismo en Internet (Edo, 2001). Sobre este punto, Dobler (2001) dice que no hay duda de que el lector nunca estuvo más cerca de los acontecimientos y que en toda la historia de la comunicación, nunca se había tenido un acceso tan fácil y rápido a noticias, reportajes o artículos de opinión, como hoy en día, gracias a Internet.

Pero no sólo tenemos que ha habido cambios y que se ha introducido la variable de la interactividad en la relación entre medios y lectores, sino que los lectores tienen un mayor poder por su mayor cercanía a las fuentes de producción de mensajes desde la incorporación de Internet a la vida diaria. García Villa (2000) dice que la información fluye tal y como los usuarios quieren que sea, pues es el mismo usuario quien interactúa con el sistema y con otros usuarios a través de las comunidades virtuales según sus áreas específicas de interés, y sus intereses, por lo general, son más sociales que políticos.

Sancha (2005) señala además que una de las ventajas más notables de los nuevos medios frente a los medios tradicionales es la posibilidad de ofrecer espacios de retroalimentación y que las dos formas más sencillas de obtenerla son por medio de formularios en línea y encuestas.

Igualmente, una segunda característica de la interactividad es la posibilidad con que cuenta el usuario para poder gestionar los contenidos que se le presentan, por medio de herramientas interactivas. En ese sentido, la manera más común de hacerlo es por medio de un motor de búsqueda, que permite un acceso directo a la información de interés y ayuda a encauzar los esfuerzos por obtener información puntual. Otras de las posibilidades que se abren es la de poner a disposición de los lectores un archivo histórico.

La gama de posibilidades abiertas para la interacción son múltiples, pues además de los recursos ya citados se pueden utilizar herramientas como el correo electrónico, facilitando las direcciones de los periodistas, los blogs, foros de discusión, encuestas, sondeos, etc. Esto indica que si bien el objeto de estas herramientas es facilitar el acceso a información periodística, el lector también puede usarlas como entretenimiento o con fines no siempre informativos, como el ocio. Además, el lector tiene la ventaja de que puede confeccionar sus propias lecturas a partir de una selección de noticias de cualquier periódico que esté en la Red, al tiempo que puede renunciar completamente a otras secciones que no son de su interés (Cebrián, 2000: 88-89).

De esta manera, tenemos que el proceso de producción de contenidos noticiosos debe realizarse pensando en un público consumidor activo e interactivo, que no se limita a las posibilidades de consumo que le ofrece un determinado medio, sino que busca información en cualquier sitio o publicación disponible en la red Internet.

La nueva forma de narración digital obliga a los periódicos a organizar la información de modo no lineal, con una estructura de red de nodos y enlaces, en lo que se conoce como hipertexto (Orihuela, 2003:13). Todo esto tiene una incidencia directa en las prácticas de los periodistas, que ahora están presionados por la necesidad de informar más rápido, por un lado, y de cubrir un mayor espectro de noticias, por el otro.

Para este caso, consideraremos a las nuevas tecnologías como mediaciones que intervienen en las prácticas periodísticas y en el proceso de producción de las noticias.

Por mediación entendemos una conexión causal construida por el analista, que puede ser observada en los procesos reales, cuando en virtud de un contacto en una zona de articulación, un proceso social es influido por otro(s), cambiando o reforzando el flujo de acontecimientos (Sánchez, 1992: 76). La mediación tecnológica, en su dimensión expresiva, se refiere a las posibilidades y restricciones que otorga la tecnología propia de cada medio para ampliar o reducir la capacidad expresiva de los profesionales de los medios, aunque siempre haya campo para la creatividad. (Sánchez, 1991:76)

En este caso, la tecnología es una mediación expresiva porque otorga ciertas posibilidades expresivas. Y no sólo en el caso de los recursos para la publicación final (como el color, los gráficos, etc), sino para la obtención de la información, como el teléfono e Internet.

Riesgos en las prácticas periodísticas:

1-Ruptura de la relación directa con la fuente:

Con la aparición de las nuevas tecnologías, sobre todo Internet, se ha agudizado el hecho de que los periodistas ya no necesitan ir al lugar de cobertura, porque reciben por correo electrónico los materiales ya transcritos, es decir, los datos y las declaraciones que se hicieron en una conferencia, una reunión o una presentación. De esta manera los periodistas, aunque tienen acceso al material, pierden la posibilidad de hacer preguntas directas a los responsables o afectados, reciben las informaciones ya manipuladas o corregidas de parte de las autoridades, y en base a ellas hacen una construcción social de la realidad.

Al respecto, la periodista Wendy Marton (1), menciona que como todo debe ser más rápido en el proceso de producción de noticias, “a los diarios parece no importarles que no se tenga la calidad necesaria en los materiales enviados por los comunicadores institucionales”. Explica que cuando reciben los materiales informativos, como transcripciones de entrevistas o boletines de prensa, los periodistas se relajan, y a los dueños o jefes de los diarios parece no importarles que no se reciban los datos vistos desde el punto de vista de ese comunicador institucional, “con los riesgos de cercenamiento en la información que ello pueda ocasionar”.

Las necesidades de los periodistas de acceder a las informaciones y tener los materiales, para procesarlos y difundirlos en los tiempos establecidos en los diarios o en otro tipo de informativos, son conocidas por parte de las autoridades, de manera que se puede utilizar el envío de boletines de prensa, reportes o transcripciones de declaraciones directamente a las salas de redacción o al correo personal de los periodistas, para que estos construyan la noticia en base al texto y no en base a las declaraciones que podrían obtener de una interacción cara a cara o telefónica. Esto limita las posibilidades del periodista de obtener información más certera y de cuestionar las declaraciones y los datos que presentan las autoridades en el momento de dar a conocer las informaciones.

Marton menciona que uno de los efectos negativos es que al no estar presente en el lugar de los hechos, el periodista no cuestiona:

Si una información enviada por una institución pública o privada dice que habrá una inversión en un área determinada, el periodista preguntaría de dónde provienen los recursos, si ello significará la contratación o la disminución de personal; preguntará en cuánto tiempo concluirá y qué ganancias tendrán los usuarios o clientes.


Como ejemplo, menciona el caso de que el Ministerio de Obras Públicas puede anunciar la construcción de una ruta de 100 kilómetros para unir a determinadas ciudades, así como el costo de esta obra, citando una posible reducción en los costos:

Si el periodista estuviese en la conferencia de prensa preguntaría si ese costo no irá en detrimento de la calidad de la construcción de la ruta o en la vida útil de esa obra. Además, consultará si la adjudicación a la empresa fue justa, o fue hecha para beneficiar a un amigo o pariente del gobernante o ministro de turno. Además, preguntará si pasa cercana al centro de producción de esa o esas ciudades.


En este caso, al recibir los materiales por correo electrónico, es decir la trascripción de las declaraciones, sin que el periodista haya estado presente cuando las autoridades hicieron las declaraciones, se pierde la posibilidad de cuestionar, de profundizar y de extraer datos que pueden cambiar el sentido de la noticia que finalmente será difundida. Marton dice que en este caso no basta sólo con saber que se construirá una ruta, sino se debe saber también cuáles serán los beneficios reales, y que el hecho de que el periodista especializado esté en el lugar del anuncio permite esclarecer miles de interrogantes que no serían planteadas en su ausencia.

Esta tendencia de recibir los materiales directamente por correo electrónico, sin tener necesariamente que estar en el lugar de los hechos, donde se está produciendo la noticia, se está acentuando en la práctica periodística como una forma de “estar” en distintos sitios y obtener varias informaciones al mismo tiempo, cosa que sería difícil de lograr si el periodista tuviese que estar físicamente en todos los lugares donde se producen las noticias que le interesan.

Como ejemplo, la periodista recuerda que en uno de los periódicos de Paraguay, en el que trabajó anteriormente, se recurría a informaciones llegadas por correo electrónico para suplir la falta de periodistas. Esto tuvo como consecuencia que no haya un análisis profundo de las informaciones, lo que se reflejó en una pérdida de lectores, que buscaron otros medios para obtener una información más veraz.

2-Mal procesamiento de la información

Otro de los riesgos es el mal procesamiento de la información que remiten las empresas o instituciones del Gobierno a los periódicos, ya que en muchos casos los textos son procesados directamente por los editores o por periodistas no asignados a la fuente de información específica. Esto representa un riesgo debido a que los periodistas no especializados en la fuente que remite el material no tienen el mismo grado de conocimiento que los responsables del área, de manera que el resultado de una mala interpretación podría verse en las noticias o publicaciones de los periódicos.

Los editores o periodistas de otras áreas no están empapados de la realidad que vive el periodista responsable de la fuente o área de cobertura, debido a que son los periodistas asignados a las fuentes los que conocen el campo directamente, tienen trato directo con las autoridades, afectados y expertos, así como están mejor informados y al pendiente de todos los cambios que se van produciendo en el área.

Marton menciona que, generalmente, cuando las informaciones llegan directamente a los editores y no a los periodistas especializados, estas se pierden:

Si bien los editores tienen un conocimiento general de los temas, será siempre el periodista especializado quien sabrá si esa información es veraz, actual o interesada. El editor puede ver si existe o no una noticia en los informes que recibe, pero no podrá determinar cuál es el grado de interés por evitar cierto tipo de cuestionamientos de quien la envió.

En ese sentido, los periodistas especializados no publican todo lo que saben del tema (porque eso es imposible), mientras que los que no están especializados en el tema se limitan a las informaciones que consumen a partir de las publicaciones y otras fuentes de información indirectas, así como están limitados a lo que le cuentan sus colegas, pero no tienen un conocimiento empírico directo comparable al de los responsables del área.


Ejemplo de mal procesamiento de la información

En este caso, la trascripción de unas declaraciones de un empresario, producto de una entrevista de un periodista del diario La Nación, llegó directamente al editor de la sección de Economía. El periodista que había hecho la entrevista pensó que la oficina de prensa del Ministerio de Industria y Comercio, que también grabó la entrevista, no remitiría la trascripción, por lo que creía tener una exclusiva que publicaría el fin de semana. Pero la oficina de prensa de dicha institución pública remitió por correo electrónico la trascripción de la entrevista, la que llegó directamente a la jefatura de la sección de Economía.

Mientras el periodista que hizo la entrevista pensaba publicarla el fin de semana, para aprovechar mejor el espacio, creyendo tener la exclusiva, el jefe de la sección económica decidió publicar ya la nota y la escribió él mismo, sin consultar con el periodista responsable del área.

Como resultado, al día siguiente de la mencionada entrevista salió un titular, como noticia de cabecera, que decía: “Constructores proponen usar fondos del IPS para hacer 50.000 viviendas” (2).

La noticia resultó errónea, porque en realidad el empresario había aclarado al periodista –fuera de grabación- que la cifra de 50.000 viviendas era el tope de lo que podrían llegar a construir y no lo que pensaban construir, ya que la construcción dependía del acceso a los fondos.

Pero como el material fue redactado por el editor, basado en la trascripción de la entrevista, no contempló detalles y explicaciones importantes que obtuvo el periodista pero que no se plasmaron en la trascripción que recibió por correo electrónico. Dos días después, el periodista que había hecho la entrevista volvió a escribir la nota, tomando otro ángulo noticioso, pero haciendo las correcciones pertinentes en el interior del texto: “Mendoza explicó que el mercado potencial es de 50.000 viviendas, pero que el número de viviendas que serían construidas depende de la cantidad de financiamiento que se conceda”(3).

En este caso, se trató de solapar el error por medio de una publicación similar, pero sin aclarar que la nota anterior había incurrido en los errores que ahora se corregían, de manera que los lectores pudieron no haberse dado cuenta de la corrección, del error, o haberse quedado sólo con una de las versiones.

3-Entre la rapidez y la veracidad

El problema de la imposibilidad de revisar o contrastar de manera directa ciertas fuentes se ve muy agravado por la rapidez y la globalización de la información gracias a las herramientas tecnológicas como Internet. De esta manera, ya que los medios informativos están sumidos en una competencia permanente por informar primero y dar la primicia, las informaciones se propagan con una velocidad geométrica sin que muchas veces se puedan hacer las revisiones que permitan determinar la veracidad de lo que se difunde.

Marton dice que uno de los principales efectos negativos de la necesidad de informar con tanta rapidez es la pérdida de calidad en la información, ya que las informaciones son difundidas sin que necesariamente se corroboren las fuentes o la veracidad. Cada vez se confía más en las fuentes y se da por certeras las informaciones que provienen de tal agencia o empresa periodística.

En ese sentido, uno de los casos más sonados que podemos citar sobre cómo la rapidez supera a la veracidad es el de la noticia de un hombre que fue devorado por una Kuriju (boa constrictora) en el Paraguay (4). La denuncia fue hecha por la esposa del afectado, en una emisora de radio local del interior del país, pero por la facilidad de transmisión, en poco tiempo se difundió en todas las radios, los periódicos, las agencias y sitios de información de Internet. De esta forma, en poco tiempo prácticamente el mundo entero se había enterado de la noticia. Pero al final, se demostró que la noticia era falsa, ya que el supuesto devorado apareció vivo y con ello se desmintió todo lo que había sido difundido.

En primer lugar se dio un error de parte de los periodistas o locutores que recibieron la denuncia, ya que no corroboraron la información, pero luego la vertiginosidad de las nuevas tecnologías hizo que la noticia se difundiera con tanta velocidad que todos los medios se apuraron por hacer la publicación antes que otros, sin detenerse a tratar de corroborar la veracidad de la información.

El periodista paraguayo Andrés Colmán afirma que en este caso “la noticia era demasiado espectacular como para molestarse en confirmar si era verdadera”, por lo que en poco tiempo la noticia era propagada por la mayoría de las radios del país, estaba en las páginas informativas de Internet, y recorría el mundo en cables de prestigiosas agencias como EFE y AP(5).

Casos como este son el resultado de la urgencia de informar, haciendo que prevalezca la rapidez ante la calidad. Marton recuerda otros casos igualmente demostrativos de este problema, como el ocurrido en Argentina con la modelo Nicole Neumann y que fuera reproducido por periódicos como Clarín. La noticia daba cuenta de que un grupo de personas secuestró el perro de la modelo, con la amenaza de que si ella no cumplía su promesa de desnudarse en la avenida más grande de la capital argentina, su mascota sería asesinada. Debido a la credibilidad del diario, agencias internacionales y medios de otros países difundieron la noticia (6). Al final, resultó una campaña hecha por un grupo de publicistas para demostrar que las informaciones no eran corroboradas, pues el perro jamás fue secuestrado y nadie se tomó el trabajo de llamar a la modelo a preguntarle si era cierta la información.

No obstante, la periodista aclara que estos males no son propios de la prensa en línea, sino que vienen de la prensa impresa. Recuerda casos como el del reportero del New York Times, Jayson Blair, que inventaba historias, como la supuesta entrevista que le hizo a Koffie Annan en la sede de las Naciones Unidas, cuando en realidad éste se encontraba en África (7). El periódico señaló que las herramientas del engaño de parte del periodista eran el teléfono móvil y la computadora portátil.

Otro caso similar es el de Jack Kelley, reportero del USA Today, en un caso también parecido al del New York Times, ya que inventaba las historias que se publicaban como ciertas (8). Así mismo, es memorable el caso de la supuesta víctima del atentado a las Torres Gemelas, y presidenta de la asociación de víctimas, Alicia Esteve, quien en realidad nunca estuvo en el lugar del accidente(9).

Estas son sólo algunas muestras de cómo las informaciones no siempre son corroboradas antes de ser difundidas como noticias, así como también de la forma en que se pueden inventar historias y hacer que el engaño se propague rápidamente sin dar tiempo a la corroboración.

Marton considera que los periodistas están expuestos a ser engañados y a persistir en el engaño. Sobre este punto, menciona que en la mayoría de los casos, son los que ingresan recién al periodismo los que son utilizados por empresarios o gobernantes de turno para dar a conocer sus planes, sin que se percaten del juego. Es decir, que cuando menor sea la experiencia del periodista, más fácil será de manipular para que difunda informaciones que no necesariamente son verdaderas.

La urgencia de informar rápido, la presión de la competencia y las ventajas que conceden las nuevas tecnologías, son factores que no necesariamente se traducen en un periodismo de calidad, como lo muestran algunos de los ejemplos que hemos citado.

Conclusiones

Con el desarrollo de las nuevas tecnologías y el aumento de la necesidad de vender informaciones cada vez con mayor rapidez, se introducen nuevos condicionantes en el ejercicio del periodismo que modifican las prácticas y rutinas de los periodistas. Ahora, en muchas ocasiones los materiales que llegan por correo electrónico, como los boletines, informes o transcripciones de declaraciones, son más rápidos que las noticias que construyen los periodistas a partir de las fuentes directas, es decir obteniendo y procesando la información directamente del campo donde ocurren los hechos o de los responsables de las declaraciones.

En ocasiones resulta más fácil y práctico hacer publicaciones en base a comunicados de prensa o informes que llegan directamente a la redacción, porque el procesamiento implica un tiempo menor y un costo muy inferior al que se tendría en caso de enviar a un periodista a que "fabrique" la noticia. En la redacción cualquiera puede ajustar un comunicado para convertirlo en una noticia, mientras que no cualquiera puede construir una noticia a partir de las fuentes directas de información.

Es más barato informar mediante un comunicado, que gastar dinero en enviar periodistas, usar el teléfono y hacer todo un operativo, cuando en realidad la información ya se tiene y está lista para ser publicada.

Lo mismo se da con el caso de las fotografías, ya que ahora la tendencia es que las agencias de gobierno, las agencias informativas y hasta las empresas privadas remitan fotos acompañando los boletines de prensa, de manera que desde la redacción del periódico se puede acceder a la nota de lo que ocurrió y a las fotos, sin la necesidad de hacer la cobertura periodística como corresponde.

Ya no se requiere de la presencia física, ni del periodista ni del fotógrafo, por un lado, mientras que se requiere informar cada vez más rápidamente de lo que ocurre. De esta ecuación resulta en ocasiones que se prefiere informar primero que otros medios, antes que informar mejor como resultado de la correcta realización de las prácticas periodísticas, conforme a la rutina de producción de noticias.

Cuando los periodistas no van al lugar de los hechos, confiados en que de todas maneras recibirán los datos por otros medios, se pierde la posibilidad de corroborar, cuestionar y profundizar directamente, a partir del contacto directo con el ambiente donde ocurre el hecho, los afectados, testigos, autoridades o expertos que son las fuentes de información. Esto es altamente peligroso porque permite a las autoridades, empresarios o personas que tengan intereses creados en un caso determinado, moldear a su antojo la materia prima de la cual los periodistas extraerán las noticias. En otras palabras, si el periodista no está en el lugar y no cuestiona, queda limitado a construir la realidad en base a los materiales o textos manipulados por terceras personas, generalmente las interesadas.

Este mecanismo de control de la información es visto con frecuencia en la relación entre los medios y el Gobierno, ya que muchas veces las oficinas de prensa de las dependencias estatales remiten transcripciones de declaraciones hechas por las autoridades, por un lado, mientras que luego optan por no hacer más aclaraciones, de manera tal que saben que los periódicos y otros medios construirán la noticia tomando como base los textos recibidos con tal de no dejarse ganar por la competencia. Es obvio, que al manipular la materia prima noticiosa, las dependencias o empresas sólo remiten la información que les conviene y omiten la que puede generar conflictos.

Estas consecuencias pueden afectar no sólo a los periódicos, ya sea en su versión impresa o en línea, sino que en general a todos los medios de comunicación, cada uno con sus respectivas características de producción y procesamiento de información. Y, por consiguiente, el efecto repercute en el público.

Igualmente, el hecho de que sea tan fácil recibir los materiales por correo electrónico directamente en la redacción de los periódicos, constituye un peligro para el procesamiento de los materiales, pues no siempre los materiales son interpretados por los periodistas especializados. A partir de un mismo boletín o informe, se pueden dar numerosas interpretaciones, dependiendo de quién sea el que procesa el material, de manera tal que las noticias podrían mostrar realidades diferentes, presentar errores de apreciación, estar incompletas, sesgadas o no tener la claridad necesaria para el público.

Otro de los problemas presentados es uno que viven los periodistas todos los días: la necesidad de informar casi con urgencia, por un lado, mientras se requiere corroborar las informaciones por mecanismos que no pueden aplicarse con la misma celeridad. La presión de la competencia hace que en muchas ocasiones pueda más el afán de informar primero antes que el afán de cumplir con los procedimientos éticos de los periodistas y de los medios de comunicación.

Y, como resultado de la facilidad de transmisión y la rapidez que ahora existe con las nuevas tecnologías, un pequeño error en la información puede propagarse rápidamente, convirtiendo una noticia falsa en un escándalo a nivel mundial. Ya no estamos ante errores de un sólo periodista o de un sólo medio que no tendrán impacto y que al día siguiente podrán rectificarse: ahora esos errores ya no son exclusividad de uno solo, sino que se propagan rápidamente a nivel mundial sin que se pueda controlar la información, tal como ocurrió con el caso de la Kuriju en el Paraguay.

Queda claro que las mediaciones tecnológicas no sólo aportan innumerables beneficios para el acceso y difusión de las informaciones, sino que al mismo tiempo incrementan los riesgos que ya existían en la producción y difusión de noticias por parte de los periodistas. Ahora, ante las necesidades apremiantes de informar con mayor rapidez, abarcando un mayor espectro de temas y con la necesidad de confiar en otros medios como fuente de información, el problema de cómo lograr que las noticias sean veraces y exactas se ha agudizado. Esto requiere de un replanteamiento de las prácticas de los periodistas y de las rutinas de producción y procesamiento de informaciones, para tratar de limitar los efectos negativos que podrían tener las mediaciones tecnológicas.

Como bien menciona la periodista Marton, los lectores, ahora ciberlectores, tienen necesidad de informarse más rápido y no esperan que salga el periódico al día siguiente, sino que buscan en otros sitios de Internet la información que necesitan. Las empresas periodísticas y los periodistas son conscientes de estas necesidades del público, por lo que buscan satisfacerlas, aunque hasta ahora se sigue corriendo el riesgo de priorizar la rapidez y la cantidad, antes que la calidad de las noticias.

NOTAS

(1) Periodista de la sección Económica del Diario Última Hora, ex periodista del Diario Noticias y otros medios de Paraguay. Entrevista realizada el 14-10-07

(2) La Nación, 27-12-03 Ver http://anteriores.lanacion.com.py/noticia-4704-2003/12/27.htm

(3) La Nación, 29-12-03 Ver http://anteriores.lanacion.com.py/noticia-4799-2003/12/29.htm

(4) Ver http://www.adnmundo.com/contenidos/ambiente/boa_hombre_comio_ma_150207.html

(5) “UNA KURIJÚ DEVORÓ LA CREDIBILIDAD PERIODÍSTICA”, artículo publicado en el Diario Ultima Hora, disponible en http://www.ultimahora.com/home/index.php?p=weblog_detalle&idBlogPost=78

(6) Ver http://www.26noticias.com.ar/si-no-se-desnuda-como-prometio-mataran-al-perro-de-nicole-neumann-49169.html

(7) Ver http://www.elmundo.es/elmundo/2003/05/11/sociedad/1052658874.html

(8) Ver http://archivo.elnuevodiario.com.ni/2004/marzo/23-marzo-2004/nacional/nacional13.html

(9) http://www.lavanguardia.es/lv24h/20071002/53398509981.html

BIBLIOGRAFIA

Albornoz, Luis Alfonso (2003). “La prensa on line: mayor pluralismo con interrogantes”, en Bustamante, Enrique (coordinador). Hacia un nuevo sistema mundial de comunicación. Las industrias culturales en la era digital. Barcelona, Gedisa Editorial.

Caballero González, Uriel (2002). "Periódicos mexicanos en Internet". Revista Universidad de Guadalajara, Número 22. Invierno 2001-2002. Guadalajara, Jalisco, México

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1 comentario:

Daniel Barrientos dijo...

El avance de las nuevas tecnologías trae consigo -dada la velocidad en tiempo real de las noticias- nuevas exigencias al periodista: la obligación de ser un profesional preparado para lo multimedial, lo que se llama peridoismo 2.0 Esto no significa para nada una tarea pasiva, sino todo lo contrario, la capacidad de poder abarcar muchos roles al mismo tiempo: investigador, reportero, editor, redactor fotógrafo y camarógrafo, entre otros. Por otra parte considero que ni las teconologías ni los devenidos buscadores de noticias podrán reemplazar la mirada y el análisis de un periodista. Todo esto deberá ser tenido en cuenta por el profesional de los medios y saber acomodarse inteligentemente en esa coyuntura.
Te felicito Héctor, muy intersante tu ponencia, dado que es un tema de profundo debate en el mundo del periodismo actual.