domingo, 29 de junio de 2008

Calidad educativa desde la infancia

Por Héctor Farina (*)

El bajo nivel educativo que muestran los niños paraguayos representa el fracaso de los sistemas de gobierno que durante años administraron al país sin valorar a la educación en su justa medida. Que los alumnos de primaria tengan un bajo rendimiento en cuestiones básicas, como lectura, matemáticas y ciencias, no debería sorprender si consideramos que la inversión que se destina a la educación es totalmente insuficiente, que hay un difícil acceso a las escuelas en el interior del país y que la pobreza sigue marcando un alto nivel de deserción en los primeros años de estudio. La falta de políticas que faciliten el acceso de los niños al sistema educativo, que incentiven el hábito de la lectura y que acerquen la tecnología a las escuelas, no puede tener otro resultado que la mala calidad en la enseñanza y el aprendizaje.

El último informe de la UNESCO -titulado “Una mirada al interior de las escuelas primarias”- señala que Paraguay invierte apenas 700 dólares al año por cada alumno en la educación básica, mientras que Chile invierte 2.120 dólares por alumno; Argentina 1.650 dólares; y Brasil 1.159 dólares por cada alumno. Esto indica que, sólo observando los datos de los países de la región, la inversión por cada estudiante paraguayo de primaria es apenas la tercera parte de lo que se invierte en la educación primaria de un chileno, en tanto es menos de la mitad de lo que se invierte en un alumno argentino. Si tomamos en cuenta que Chile invierte en educación el 6,4% de su Producto Interno Bruto (PIB), mientras que Paraguay ronda el 3% de su PIB, veremos con mayor claridad los resultados en cuanto a la calidad educativa.

La escasa inversión del país, arrastrada desde que se fue Stroessner dejando menos del 1% del PIB destinado a la educación, hoy se refleja en la falta de infraestructura necesaria para educar como corresponde: no hay suficientes escuelas ni bibliotecas, el acceso a los libros es limitado y apenas 6 de cada 100 niños tienen acceso a una computadora en su escuela. Además de sortear los problemas propios de un país con un elevado índice de pobreza, los alumnos paraguayos todavía deben enfrentarse a las carencias de un sistema educativo que se quedó en el tiempo.

La mala educación tiene como resultado el atraso y la pobreza. Pero esa pobreza no puede ser invocada por el Gobierno como una excusa para no destinar a la educación los recursos que se merece, pues en la medida en que sigamos postergando las urgencias de la tarea educativa, más atrasados quedaremos frente a un mundo globalizado en el que el conocimiento es el capital más importante. El nuevo gobierno debe establecer una política clara y agresiva para mejorar la calidad educativa. Y el primer paso que se requiere es el de, por lo menos, duplicar la inversión en educación, para empezar a sanear años de ignorancia y olvido. Esa será una señal clara de que realmente se quiere mejorar al país.

Para salir del atraso necesitamos mejorar la calidad educativa, construyendo escuelas en el interior del país, abriendo bibliotecas y promoviendo el acceso a las computadoras e Internet. Los niños del Paraguay deben recibir una formación de primer nivel, porque son la base de todo el sistema educativo, de donde saldrán los profesionales que trabajarán por el país. Las escuelas deben ser centro de promoción de la lectura y de incentivo para que los alumnos se superen. Y para ello hay que tener infraestructura y docentes capacitados, que perciban un salario digno por su trabajo.

Si el nuevo gobierno no toma medidas contundentes y no ataca los males de raíz, no podremos esperar otra cosa que más pobreza y atraso. Los paraguayos tenemos que ponerle punto final a los discursos, las promesas y los diagnósticos repetidos, y exigir acciones concretas para tener un país más preparado y competitivo.

(*) Periodista
www.vivaparaguay.com

1 comentario:

GaGoLo dijo...

Hola Profe hace harto que no lo veo ni sé nada de usted, pues nomas pasando pa saludar al barrio
chido! de rato garabato