viernes, 24 de agosto de 2007

PARAGUAYAS EN MÉXICO: EN MEDIO DEL HURACÁN DEAN

Última Hora impreso publica la historia de estudiantes paraguayas que vivieron una experiencia desconocida: refugiadas, sin luz, resistieron el paso del huracán Dean.
QUINTANA ROO, México, miércoles/24AGOSTO/2007

Por Héctor Farina (Especial para Última Hora)

En la pequeña y tranquila ciudad de Chetumal, capital del estado de Quintana Roo, en el caribe mexicano, dos estudiantes paraguayas, María Belén Florentín y Andrea María González, tomaban todas las precauciones necesarias ante la inminencia del impacto del huracán Dean, el más intenso que afectó a México en las últimas dos décadas.

En medio de la alerta roja generalizada, del nerviosismo y de las evacuaciones, las paraguayas tuvieron que dejar su casa, ubicada en la costa, y refugiarse en otra más segura, a varios kilómetros tierra adentro. De los seis paraguayos que estudian en Chetumal, cuatro de ellos vivieron la experiencia de soportar la furia del huracán.

Belén, originaria de Asunción y estudiante de Maestría en Planeación en la Universidad de Quintana Roo, cuenta que se alarmó bastante cuando unos días antes se enteró de que se había formado un huracán y que se dirigía a la península de Yucatán. Y más cuando averiguó que el huracán podría ser de categoría cinco (el de mayor intensidad).

ANSIEDAD. "Pasaban los días, y mi ansiedad crecía. El sábado 18 los medios publicaron lo que más temíamos: el huracán había cambiado su trayectoria, la posible área de impacto de ser el norte de Cancún pasó a ser entre la ciudad de Felipe Carrillo Puerto y el poblado de Mahahual, este último ubicado a 80 km (en línea recta) de Chetumal", menciona.

Por su parte, Andrea González, del barrio San Vicente de Asunción, y también estudiante de Maestría en Planeación en la Universidad de Quintana Roo, estaba de vacaciones en Irapuato (Guanajuato, en el centro de México), y llegó el día domingo a Chetumal, confiada porque las noticias indicaban que el huracán Dean tenía otra dirección, pero poco antes de llegar las cosas cambiaron y se dio la alerta naranja: el huracán se dirigía hacia Carillo Puerto. "Dios mío, dije. ¡Eso está solo como a dos horas de acá!"

Ante la inminencia del impacto del huracán, el fin de semana la gente comenzó a comprar provisiones y cargar combustible, en lo que se conoce como "compras de pánico". Las dos paraguayas prepararon sus cosas y abandonaron su casa, cercana a la costa, para refugiarse en otra más segura, perteneciente a la familia mexicana Ceballos Buenfil, que estaba preparada contra huracanes.

Las paraguayas ayudaron a sellar las ventanas, ponerle cinta adhesiva a los vidrios, tela metálica, cartones, madera y todo lo que sirviera para resguardar la casa.

SIN LUZ. Los vientos huracanados se comenzaron a sentir con mayor intensidad a las tres de la mañana, entonces las autoridades decidieron cortar la luz. El ambiente de la casa era sofocado por el intenso calor, se oía el impresionante silbido del viento y la gente se mantenía alerta oyendo la radio. Las ráfagas se intensificaron más a las cinco de la mañana, con vientos de alrededor de 250 km por hora, que derriban árboles, letreros, antenas... "Escuchábamos el silbido del viento que no paraba, y cosas que chocaban con el suelo. Nos asomamos a la ventana de la casa y vimos que un árbol se había caído en la piscina y después otro frente a la ventana...", dice Andrea.

La madrugada de aquel martes 21 fue interminable, en tanto los vientos se fueron tranquilizando lentamente hasta que llegó la calma alrededor del mediodía.

DESTRUCCIÓN. Cuando salieron de sus casas, las compatriotas encontraron que todo estaba irreconocible en las calles, con árboles caídos por todas partes, letreros destrozados, algunas calles y casas inundadas, y no había servicio de luz y agua. Regresaron a su casa y encontraron daños menores, pero al menos en esa región mexicana no hubo muertos. Las paraguayas estuvieron muy cerca del ojo del temible Huracán Dean.

Si bien en el caribe mexicano el meteoro dejó sólo daños materiales, al día siguiente volvió a impactar en las costas mexicanas de Veracruz, ya convertido en tormenta tropical, y afectó a siete estados dejando unos 40.000 damnificados y unos 10 muertos.

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María Belén Florentín: "Toda mi familia estaba aterrada"
Los familiares de María Belén Florentín, en Asunción, vivieron desde la distancia el miedo y la incertidumbre que generaba la amenaza del huracán Dean en México, en medio del nerviosismo y de las constantes llamadas telefónicas.

"Mi familia se había adelantado a lo que decía el informe, y media hora antes me había dicho que en CNN decían que (el huracán) impactaría en Chetumal con categoría 5. Ellos estaban completamente aterrados: a partir de ese momento y hasta las 6.30 de la mañana me llamaron cada 20 minutos. Me llamaban mi mamá, mis hermanos, mi novio, mi tía...", recuerda Belén. Menciona que como ya no había canales de televisión que transmitan las últimas noticias del huracán, y posteriormente se cortó la luz, todos estaban pendientes de la radio, y ella de lo que le contaba su familia desde Paraguay, que seguía todas las noticias por televisión. Recién a la mañana siguiente volvió la calma en Chetumal y en Asunción. Belén dice que la comunicación telefónica por medio de celulares le permitió estar cerca de sus seres queridos en uno de los momentos más difíciles de su vida.

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Andrea María González: "Fue la madrugada más larga de mi vida"

En medio del azote del viento, de la falta de luz y de la incertidumbre y el miedo, Andrea María González vivió una noche que parecía que nunca iba a terminar. "Fue la madrugada más larga de mi vida. Como a las tres de la mañana se suspendió la luz, los vientos comenzaron a soplar con mayor intensidad, sólo una estación de radio de Chetumal tenía señal", explica.

Andrea recuerda que se mantenía informada en un principio por la televisión y los boletines especiales que daba a conocer el Gobierno de Quintana Roo. Pero el terror comenzó más tarde cuando en Paraguay se recibían noticias de que el huracán golpearía directamente en Chetumal, por lo que los familiares empezaron a llamar de manera constante para informar e informarse sobre el peligro latente. "Nunca olvidaré esa madrugada, así como a la familia Ceballos Buenfil que nos recibió tan generosamente en su casa, a mi familia que estuvo pendiente de todo, mi novio y todos mis amigos que se preocuparon por mí", concluye

Publicado en el Diario Última Hora de Paraguay. 24-08-07. Ver original aquí

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