viernes, 6 de abril de 2007

El nuevo espacio

Por Héctor Farina (*)

La aparición de Internet y, como consecuencia, del periodismo en línea, generó un nuevo espacio para la comunicación de las personas, para la expresión de ideas y para el acceso a las informaciones de todo tipo. Con el nacimiento de una nueva forma de hacer periodismo se ha avanzado en el proceso de acercamiento a los ciudadanos, aunque todavía esta cercanía es muy relativa, a raíz de lo que se conoce como “brecha digital”, es decir el porcentaje de la población que no tiene acceso a Internet, que en el caso del Paraguay ronda el 95%.

Con el periodismo en línea se tiene la posibilidad de no depender sólo de las versiones impresas de los periódicos tradicionales, sino que se accede a informativos de cualquier parte del mundo, se rompe la barrera del espacio y la distancia, además de que surgen portales de información que no dependen necesariamente de una empresa periodística. Se crearon así nuevas herramientas que van siendo adaptadas a las necesidades de cada sociedad.

George Basalla, en La evolución de la tecnología (1991), explica cómo los seres humanos se van apropiando de las nuevas tecnologías para satisfacer sus necesidades artificiales y no precisamente sus necesidades naturales. Eso mismo pasa en el caso de Internet: no fue creada para los periodistas ni los ciberlectores, pero ha sido adaptada para las necesidades de procesar, distribuir y recibir información. En la nueva era de la información o sociedad red (Castells), todo gira en torno a la información, todos necesitamos más de ella.

Ahora bien, si centramos la vista en el ciudadano o lector en línea, tenemos que este ahora dispone de una gran cantidad de herramientas que hace unos pocos años no tenía, y que ha ganado un mayor protagonismo por medio de una de las características de los periódicos en línea y de los portales en general: la interactividad.

Ya no sólo se hace una lectura pasiva de las informaciones, sino que se tiene la posibilidad de participar por medio del correo electrónico, los blogs, foros de discusión, encuestas, sondeos y otras herramientas interactivas destinadas a la participación ciudadana. El lector se ha vuelvo interactivo y el espacio público está aumentando rápidamente.

Pero aquí nos encontramos con un viejo problema: el uso del espacio público. Si ahora tenemos la posibilidad de mayor participación (relativa) en la difusión de ideas, en el debate y el análisis de los temas importantes de la sociedad, ello no quiere decir que el nuevo espacio represente por sí sólo una mejoría. Se trata de una herramienta que responderá única y exclusivamente a los usos que le demos, a cómo aprovechamos el nuevo potencial que nos ofrece la tecnología y a qué fines perseguimos al usar los nuevos mecanismos de participación.

Si se repiten los mismos vicios de siempre, como la calumnia fácil, la crítica estéril, la desinformación, el ataque sectario o la venta de la voz ciudadana a intereses partidarios o comerciales, no mejoraremos en nada. Al contrario, aumentaremos el caos y la desinformación y terminaremos desaprovechando el nuevo espacio que tenemos para generar ideas y debatir en busca de una sociedad mejor.

Es necesario que aprendamos a utilizar correctamente los mecanismos de participación ciudadana, para tener una opinión pública fuerte y respetable, que haga respetar los derechos de la gente.

(*) Periodista
www.vivaparaguay.com

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