miércoles, 20 de febrero de 2008

La ciencia ficción de H.G Wells: un salto al futuro


La literatura de ciencia ficción tuvo en H.G.Wells (1866-1946) a uno de sus más emblemáticos representantes. Considerado por muchos como el padre de la moderna ciencia ficción, Wells, al igual que Julio Verne, supo adelantarse a su época por medio de la imaginación y sus conocimientos científicos. Su literatura cumple una función importante para la época: acercar al ciudadano común a los avances de la ciencia, en un tiempo en el que los conocimientos científicos prácticamente eran accesibles sólo a una minoría de gente preparada. Con talento y con visión, este escritor inglés alcanzó la fama con obras como La máquina del tiempo (1895), La isla del Dr Moreau (1896), El hombre invisible (1897) y La guerra de los mundos (1898), fundamentalmente.

La guerra de los mundos

Este es quizás el libro más famoso de Wells, el que selló definitivamente su consagración en la ficción literaria. La historia ocurre a fines del siglo XIX, cuando repentinamente extraños objetos comienzan a caer del cielo, pero no se trata de meteoritos como al principio se creía: son naves espaciales tripuladas por extraños seres que de a poco inician una marcha amenazante contra la humanidad. En efecto, aunque parezca inverosímil, los marcianos nos han invadido y con su moderna tecnología están arrasando con la vida humana.

Los extraños seres del planeta Marte, con cuerpos que parecen enormes cabezas, producto del desarrollo cerebral, van arrasando todo a su paso, empezando en las cercanías de Londres, amparados en su poderío tecnológico. En tanto los humanos, a pesar de sus intentos de resistencia, van pereciendo impotentes ante las gigantescas máquinas (especies de robots) y otras armas, como un gas venenoso y un rayo calórico. Finalmente, con una humanidad indefensa, los invasores son vencidos por diminutos guerreros: los microorganismos.

Los críticos señalan que la obra tiene un sentido de denuncia contra los abusos del colonialismo británico de la época, que se extendía dominando territorios sin importar a qué pueblos tenía que subyugar. Desde mi óptica (más de un siglo después de su publicación), la novela de Wells constituye una forma interesante de acercamiento a la ciencia y de advertencia sobre el rumbo que puede tomar el "progreso" de la humanidad.

La máquina del tiempo

Sin lugar a dudas, uno de los grandes sueños de los científicos y los aventureros es poder viajar a través del tiempo y conocer épocas que están fuera de nuestra imaginación. En este caso, Wells nos presenta al viajero del tiempo, que construye una extraña máquina y con ella viaja al año 802.701...

El mundo que descubre el viajero está dividido en dos clases: los eloi y los morlocks. Los eloi son seres hermosos, pasivos y alegres que viven en la superficie de la tierra, sin enfermarse y rodeados de amor. En tanto los morlocks son los habitantes subterráneos, seres repugnantes que viven en las tinieblas, cazadores implacables que se alimentan de la carne de los eloi. Wells refleja así una situación que ha afectado a la humanidad desde siempre: la división entre los opresores y oprimidos, entre los que gozan de los placeres y los que sobreviven en la miseria.

Descubrir la ciencia ficción literaria, tanto de Wells como Verne y otros clásicos, nos permite conocer mundos mágicos pintados con inteligencia y visión. Debemos ser justos con Wells y considerar que escribió sus mejores obras a finales del siglo XIX, cuando no se habían inventado las naves espaciales ni se tenía el poder de la imagen que llegaría con el cine y la televisión. Ahora, luego de tanto bombardeo visual, es fácil imaginar a los extraterrestres y pensar en mundos desconocidos, pero a pesar de ello no se ha podido superar el encanto de las creaciones literarias y el prodigio de la imaginación plasmada en letras.

Héctor Farina

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