domingo, 20 de noviembre de 2016

Reinsertarse en el mercado laboral

Por Héctor Farina Ojeda (*)

Como en las peores pesadillas del bolsillo, la victoria de Donald Trump desató una serie de miedos, especulaciones y angustia sobre lo que puede ocurrir en el ámbito económico. Al temor de que reniegue de acuerdos y cumpla con muchas de sus amenazas, sobre todo las que afectan a los migrantes, sus empleos, ingresos y remesas, se sumaron las dudas sobre la real capacidad de reacción que se tiene para enfrentar las contingencias. Y en este sentido, una de las interrogantes es qué se podría hacer para recibir a los paisanos si llegaran a ser repatriados.  

La cuestión apunta a saber si la economía tiene las condiciones para enfrentar un regreso masivo de los que tuvieron que irse a trabajar del otro lado. Precisamente, hace algunos días los representantes del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la Secretaría de Gobernación anunciaron que apoyarán a los repatriados por el gobierno estadounidense, para que puedan reinsertarse en el mercado laboral. El objetivo es que los repatriados se vinculen al sector empresarial y puedan obtener empleo en sus lugares de origen. 

La propuesta, desde luego, resulta interesante pero suena a contingencia. Si consideramos que uno de los principales problemas de la economía mexicana es la generación de empleos -ya que han sido insuficientes para atender la demanda en los últimos años-, así como que los salarios son los más bajos de Latinoamérica, entonces tenemos un escenario poco propicio para una repatriación laboral exitosa. Y más aún: el pronóstico de crecimiento ya era bastante moderado antes de la victoria de Trump, por lo que ahora se teme un recorte en las expectativas, lo cual implica directamente menos empleos, justo en el momento en el que se incrementaría la demanda si se dan las repatriaciones. 

Desde hace años el mercado laboral formal no ha generado los suficientes empleos para atender la demanda de los 1.2 millones de jóvenes al año que buscan una oportunidad. Y como prueba de ello, la informalidad representa el 60 por ciento de la economía y se ha convertido en el refugio de millones de personas que aceptan trabajar sin seguro, sin prestaciones y sin certezas de futuro. Estamos en un escenario complicado, con oportunidades insuficientes y mal pagadas, en un contexto de pobreza y mucha necesidad. 

No tengo dudas de que se puede apoyar la reinserción laboral. Pero detrás de la contingencia hay problemas de fondo que requieren soluciones urgentes: generar más empleos y mejorar la calidad de las contrataciones y los ingresos. Y para lograr esto, necesitamos hacer crecer la economía y darle a los ciudadanos la oportunidad de emprender, innovar y acceder a puestos bien remunerados. No se trata de considerar a las personas como mano de obra por explotar, sino como una gran oportunidad de reinventar la economía desde dentro, con sus ideas, propuestas e innovaciones. 

Antes que planes de contingencia, tenemos que reinventar el mercado laboral. Y eso sólo será posible si primero invertimos en la capacidad de la gente. 

(*) Periodista y profesor universitario

Doctor en Ciencias Sociales

Publicada en El Sol de Puebla, en la sección de Finanzas. 

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