sábado, 28 de mayo de 2011

La confianza y el desarrollo de la economía

Por Héctor Farina Ojeda (*)

Los saltos y caídas de la economía paraguaya en los últimos años son un reflejo claro de muchas de las cuestiones pendientes que se tienen para consolidar una tendencia de crecimiento y equidad. Hay una marcada inestabilidad, inconstancia y falta de solidez que derivan en que se tenga una economía maleable y que a menudo nos ofrece más dudas que certezas en cuanto a su desarrollo a mediano y largo plazo. Como casi todas las economías latinoamericanas, la paraguaya conlleva e incuba el germen de la incertidumbre.

En este contexto, el desarrollo de un sistema de confianza es una materia pendiente que, si se trabaja de la manera correcta, podría convertirse en un aval e incentivo para muchos beneficios económicos: desde la radicación de inversiones y el desarrollo de emprendimientos propios hasta la generación de empleos y la distribución de oportunidades de superación personal. Cuando existe confianza, se tiene un soporte para hacer negocios, para innovar y emprender, para proponer proyectos y dinamizar la economía, ya sea en pequeña o en gran escala.

El régimen de confianza es fundamental para tener una previsibilidad de hacia dónde va la economía de un país y para saber qué tipo de emprendimientos podemos encarar. Y esta confianza no se refiere solo a aspectos como la seguridad jurídica, sino a la seriedad y responsabilidad de las instituciones, a las certezas que ofrezcan las empresas nacionales e internacionales y, sobre todo, a la transparencia que exista en el mercado para cualquier transacción.

Uno tiene confianza para hacer inversiones cuando encuentra un ambiente indicado, cuando tiene la seguridad de que su proyecto encontrará respaldo y que sus recursos y esfuerzos obtendrán resultados beneficiosos. Pero esa confianza se pierde cuando no hay transparencia, cuando la corrupción impera en las instituciones y cuando la informalidad forma parte de la cultura de la gente. Esto lo saben los países más desarrollados y por eso hacen de la seriedad y la confianza elementos fundamentales de la vida cotidiana. Basta con mirar los sistemas de transparencia de Suecia o Noruega para comprender la importancia de generar confianza, así como la relación directa con el crecimiento de la economía y el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas.

En el año del bicentenario, Paraguay debería refundarse sobre la base de hacer una fuerte campaña de recuperación de la confianza en las instituciones, la sociedad, los individuos y el país, de manera que los males endémicos queden superados y se apunte a un crecimiento estable y más equitativo.

(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México

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