domingo, 11 de enero de 2015

Punto clave: clase media

Por Héctor Farina Ojeda 

Uno de los grandes retos que tiene la economía mexicana es la recuperación de la clase media. Hablamos de la recuperación de su poder adquisitivo, de su capacidad de decisión y de emprendimiento, así como del desarrollo de las competencias de las personas para poder construir su propio entorno económico. Nos encontramos en un momento en el que la clase media está empobrecida, agobiada por los empleos insuficientes y por los alicaídos salarios, y todavía con la carga de saber que el pronóstico no es favorable, pues el crecimiento que se espera es insuficiente -como lo ha sido en las últimas décadas-, en tanto la distribución de la riqueza sigue siendo tremendamente injusta: mucho para pocos, y poco o casi nada para muchos. 

Los recurrentes informes de los organismos internacionales advierten periódicamente sobre la situación de la clase media y sus carencias, así como el riesgo permanente de caer bajo la línea de pobreza. Hace pocas semanas el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió que una parte de la población que había dejado la pobreza y ascendido a la clase media corre el riesgo de volver a ser pobre. En tanto, el Fondo Monetario Internacional (FMI) llamó la atención sobre el hecho de que la provisión de bienes y servicios públicos no es suficiente para atender las demandas de los ciudadanos que conforman la clase media. Esto da cuenta de que pese a los avances en la última década en América Latina en cuanto a reducción de la pobreza, todavía tenemos una franja desatendida y en riesgo constante.

Un punto de referencia importante es lo que ocurrió en Brasil en la última década: cuando a nivel mundial la tirada de los diarios impresos estaba en caída libre (lo sigue estando), en el país sudamericano había un repunte del 10 por ciento anual en la tirada de diarios. Aunque la industria editorial enfrenta una crisis a nivel mundial, la sorpresa brasileña se debió a la clase media, que debido a las políticas sociales había recuperado una parte de su poder adquisitivo y por eso volvió a comprar el periódico. Cuando un sector empobrecido recupera su capacidad de compra y puede atender sus necesidades básicas, entonces incentiva el consumo y le da dinamismo al mercado interno. 

En un contexto en el que es una urgencia recuperar el dinamismo propio de la economía mexicana para romper el cerco del crecimiento insuficiente, los empleos escasos y mal pagados, la informalidad que afecta a más del 60 por ciento de la economía, así como la pobreza que golpea a cerca de la mitad de la población, buscar el fortalecimiento de la clase media es una necesidad imperiosa. Las políticas sociales -sobre todo educación y salud- deberían apuntar a darles a los pobres la oportunidad de incorporarse a la clase media, así como a fortalecer a los de este último segmento. Y esto implica que se dejen las políticas populistas de dar limosnas en lugar de educación, y que se apueste por apoyar a las microempresas y las pymes en lugar de solo cuidar indicadores que benefician a los que viven en la riqueza. Si queremos una economía sólida, hay que recuperar el poder adquisitivo de la gente


Publicado en la edición impresa de Milenio Jalisco. Ver original aquí 

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