Por Héctor Farina Ojeda
La economía es uno de los temas fundamentales para la vida de las personas, pero parece no serlo para los medios de comunicación que informan cada vez menos sobre hechos económicos. Basta con ver los informativos de Jalisco para darnos una idea de lo empobrecidos que están en cuanto a noticias sobre economía que ayuden a la gente a tener una noción certera de lo que ocurre en el entorno. Pero no sólo es un fenómeno local sino que las limitaciones de la información económica alcanzan a la prensa en general, tanto a nivel nacional como a nivel internacional.
Los informativos televisivos dedican casi nada a la economía, en tanto se ensalzan con notas morbosas sobre violencia, sin más intención que llamar la atención desde la perspectiva de lo escandaloso y no de lo reflexivo. Y apenas, con mucha suerte, cuentan con un espacio económico en el que más que informar y educar a la gente, recitan indicadores y cifras que aportan más confusión que claridad a la audiencia. Con un tratamiento casi marginal y con una pobre capacidad explicativa, es normal que las audiencias dejen de ver los espacios económicos y prefieran información de otro tipo.
Una mirada a los periódicos en Jalisco nos pinta un panorama grave: a la limitación de espacio para las noticias económicas, hay que sumarle la superficialidad de las notas -muchas de ellas replicadas directamente de las agencias- y el escaso análisis. A tal punto llega el desinterés, que en algunos medios impresos la sección económica es inexistente o casi no hay periodistas destinados a la fuente. Esto nos genera la sensación de que los temas económicos, pese a su importancia fundamental para la gente, no son considerados relevantes para la cobertura y la publicación. Es más, si nos guiamos por las noticias, pareciera que en Jalisco los problemas serios sólo tienen que ver con la violencia y nada con la economía.
¿Dónde están las investigaciones sobre los presupuestos, el uso de los recursos públicos, las inversiones en educación, las campañas para mitigar la pobreza? ¿Por qué tan poco espacio para hablar del empleo, las opciones laborales, la formación de la gente, la informalidad o la marginalidad? Si mediante el estudio de los fundamentos económicos podemos saber lo que harán los gobernantes con nuestra educación, nuestra salud, nuestra seguridad y nuestra vida…¿por qué no darle importancia en la cobertura diaria?
Una prensa que no estudia, no investiga ni documenta la situación económica es una prensa responsable de que gran parte de la ciudadanía no valore los temas económicos ni tenga conciencia de las cuestiones fundamentales que tienen que ver la sociedad. Y en este caso, no se trata simplemente de publicar periódicamente indicadores sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto, las inversiones o la inflación. El objetivo es informar sobre hechos que afectan directamente a la gente y hacer que estos hechos sean asimilados y generen conciencia colectiva. Desde el uso adecuado de recursos que pueden servir para mejorar los servicios en una colonia hasta la malversación o el despilfarro que pueden equivaler a no tener un hospital en buenas condiciones, a perder vidas por falta de medicamentos o a expulsar del sistema educativo a niños porque no pueden cubrir el costo: la economía forma parte de nuestra vida y debe ser informada y contextualizada como tal.
La poca presencia de la información económica en los medios hace que los temas económicos no estén en discusión permanente, lo que es perjudicial para la gente y muy conveniente para el poder. Desconocer los hechos económicos trascendentes para el funcionamiento de la sociedad tiene como resultado una ciudadanía poco crítica, sin el poder de cuestionar ni controlar. Es por esto que el rol de los periodistas y los medios de comunicación para informar con calidad sobre economía adquiere un valor vital, sobre todo en un país con la mitad de la población en situación de pobreza y con urgentes necesidades.
Hasta podríamos ver con ironía los informativos en los que resulta más importante el robo de una cartera con 500 pesos antes que el robo del presupuesto o el endeudamiento de una nación que puede condenar a generaciones completas a pagar durante años por algo que no hicieron.
Desafíos para el periodismo
Hay dos aspectos que representan un claro desafío para el periodismo en temas de economía. El primero de ellos tiene que ver con la capacidad de estudiar, analizar y escudriñar lo que se hace con la economía, ya sea desde lo público o lo privado. Esto implica investigar los presupuestos, el uso de los recursos, las inversiones, las prioridades en el gasto, los proyectos y las obras, las políticas de desarrollo y la planificación a mediano y largo plazo. Y para ello no sólo hay que especializar a los periodistas, sino que hay que recuperar los espacios para los temas económicos en los medios de comunicación.
Pero en este caso no basta con informar o simplemente transferir los datos, sino que se debe formar audiencias: enseñar y explicar en la medida en que se da a conocer un hecho. Hay que lograr que la ciudadanía se sienta involucrada con la información que, al final de cuentas, es relevante para su vida cotidiana.
En este contexto, la investigación es fundamental y decisiva para hacer un periodismo de calidad que le sirva a la gente y recupere la función de la prensa como contrapoder.
Por otro lado, el segundo desafío tiene como ver con la urgencia de recuperar el periodismo de servicios y contar buenas historias para la gente: desde las oportunidades de negocios en un mercado hasta las necesidades de formación profesional conforme a las demandas de empleo. Los precios de los productos de la canasta básica, las quejas por los malos servicios, los productos innovadores, las opciones para el autoempleo o las posibilidades de emprender un negocio con éxito, deben volver a ocupar un lugar importante en la cobertura diaria.
Hay que recuperar a la audiencia mediante información útil y relevante, así como por la calidad narrativa de las historias. La gente no quiere encontrarse con números que no entiende, sino con una buena nota, una buena crónica o un buen reportaje que expliquen la economía en función de la vida misma, de las necesidades y expectativas.
Un paso importante para este desafío sería hablar más con la gente y dejar de publicar boletines institucionales. Salgan a la calle a preguntar por el empleo, por los salarios, por el costo de vida, por las necesidades de educación o salud, por todo lo básico que se requiere para vivir con dignidad.
En lugar de publicar tanta frivolidad, tanta viralización sin sentido y tanta farándula, sería bueno volver a la economía y a las urgentes necesidades de la gente.