Por Héctor Farina (*)
En alguna ocasión, Albert Einstein dijo que la imaginación es más importante que el conocimiento. La frase de este célebre físico alemán se aplica a los tiempos de crisis, en momentos en que nuestras ideas y nuestra forma de vida están en conflicto, amenazadas por factores externos que nos obligan a ser creativos para salir adelante. Se trata de ir más allá de lo cotidiano, de buscar opciones y pensar de manera creativa para proponer y aplicar soluciones, para romper con lo tradicional y con los esquemas que son rebasados por la crisis.
Un buen ejemplo lo podemos tomar de una de las narraciones de Edward de Bono –el famoso creador del término “pensamiento lateral”- en donde refiere la historia de un padre de familia que tenía una deuda con un banco, que no podía cubrir. En aquella época -hace algunos siglos- cuando alguien no podía pagar sus deudas era encarcelado. En este contexto, el dueño del banco le ofrece al padre perdonarle la deuda, a cambio de que le permita casarse con su hija. Desde luego, el padre no quería aceptar el chantaje del banquero y entregarle a su hija adolescente, pero tampoco tenía forma de cubrir la deuda y evitar la cárcel. Luego de una serie de discusiones, el banquero le propuso al afligido padre un juego: en una bolsa de cuero guardaría dos piedras, una blanca y una negra. Si el padre sacaba la piedra blanca, el banquero le perdonaría la deuda. Pero si sacaba la negra, el banquero se casaría con su hija y la deuda ya no existiría.
Si bien el padre no quería aceptar jugar el futuro de su hija de esa manera, tampoco podía resignarse con la cárcel y con abandonarla de todos modos. No obstante, aceptó el juego y el banquero guardó las piedras en la bolsa de cuero. Pero la hija, que estaba presente, se dio cuenta de que el banquero hizo trampa y en lugar de una piedra blanca y una negra, guardó dos piedras negras en la bolsa, con lo que su suerte estaba decidida. Se encontró ante la duda: denunciaba la trampa –con lo que todo volvería al mismo drama- o su padre sacaba la piedra negra y ella se veía obligada a casarse con el chantajista. La opción que tomó fue pedir que sea ella misma quien saque la piedra: lo hizo así, pero antes de mostrar la piedra, esta se le cayó (adrede) y se perdió. Entonces, ella pidió disculpas y dijo que no había problema, porque bastaba con revisar la piedra que había quedado en la bolsa: si era negra, había sacado la blanca; y si sobraba una blanca era porque había sacado la negra. Obviamente, como la piedra en la bolsa era negra, se dedujo que la elección daba como ganador al padre, y el banquero no pudo confesar su traición y aceptó el resultado.
De Bono dice que el pensamiento lógico tradicional en este caso centra su atención en la piedra que se saca de la bolsa, en tanto el pensamiento lateral se preocupa por la piedra que queda. La lección que debemos aprender de esto es que el pensamiento no debe ser rígido y que se debe ser imaginativo para proponer ideas novedosas. Esto lo podemos aplicar perfectamente a nuestra vida diaria, como estudiantes, trabajadores o ciudadanos. Y mucho más en estos momentos, cuando una crisis económica mundial amenaza con dañar nuestras fuentes de empleo, nuestros ingresos y nuestras oportunidades como país y como individuos.
Los paraguayos tenemos que aprender no sólo a pensar más, a ser más críticos y analíticos, sino a ser imaginativos, a proponer, crear y actuar. Necesitamos romper con ciertos esquemas funestos de pensamiento que durante años nos hicieron creer mentiras como aquella de que “así nomás luego tiene que ser” o “así funciona la cosa en Paraguay”. La necesidad de hoy consiste en ser creativos, en construir nuevos esquemas, en proponer modelos de desarrollo y en hacer que cada persona pueda generar sus propias oportunidades de crecimiento. Con educación, con imaginación y con trabajo, cada uno puede convertirse en un generador de oportunidades.
(*) Periodista. Master en Ciencias Sociales
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