Por Héctor Farina Ojeda (*)
La propuesta de aplicar un impuesto del 3% a las telecomunicaciones, sobre todo a Internet, nos plantea interrogantes que debemos responder para saber hacia dónde va México: ¿qué tanto invertimos en tecnología?¿Cómo se encuentra el país en cuanto a desarrollo tecnológico? y ¿qué estamos haciendo para mejorar nuestra competitividad en materia tecnológica?
Ciertamente, antes de enfrentar estas interrogantes, pareciera que tenemos que volver a una discusión que no debería darse: si se aplica impuestos a Internet o no. En un mundo globalizado en donde los países de mayor desarrollo tecnológico y acceso a la información son los que más progresan, parece un contrasentido intentar cobrar más por un servicio que debería tender a ser menos costoso para facilitar el acceso a más gente.
Mientras que en países como Estados Unidos, los países nórdicos, como Suecia y Noruega, y otros de un crecimiento económico sostenido como Singapur y Finlandia, el acceso a Internet es sumamente sencillo para toda la población, en México y en América Latina seguimos rezagados. Y ciertamente los países ricos invierten en tecnología y en las comunicaciones porque saben que en la era de la información y el conocimiento necesitan estar comunicados con el mundo y mantenerse a la vanguardia en la producción de conocimientos.
La inversión en tecnología no es un capricho: es una necesidad en los tiempos actuales que puede convertirse en un gran detonador del empleo, las inversiones y el crecimiento económico. Hace 15 años, Finlandia estaba en crisis: con el sistema financiero al borde de la quiebra, con el sector empresarial en la banca rota y con unas tasas de desempleo y pobreza realmente escandalosas. Su manera de corregir la situación fue duplicar su inversión en ciencia y tecnología: hoy en día cuentan con la empresa de telefonía celular más importante del mundo, desarrollada sobre la base de gente capacitada en las mejores universidades, y además poseen los índices de calidad de vida y desarrollo humano más elevados del planeta. Invertir en tecnología y aplicar los conocimientos, fueron la base para que hoy tengan un país más rico y menos injusto.
Pensar en mejorar nuestra tecnología y en invertir más en facilitar el acceso, es uno de los retos que hoy debe asumir México si quiere convertirse en un país de más desarrollo y más oportunidades para todos. No solo debemos descartar la idea de más impuestos a lo tecnológico, sino que debemos buscar la forma de captar más inversiones en este sector.
Un mecanismo que merece ser estudiado es el que usa Estados Unidos, en donde las empresas privadas pueden invertir en ciencia y tecnología y en las universidades en vez de pagar impuestos. Esto implica que los recursos van directamente a la educación y al desarrollo tecnológico. Universidades prestigiosas como Harvard se financian por medio de este mecanismo.
Necesitamos pensar en excepciones impositivas, es decir no cobrarle impuestos a aquellas empresas que invierten en la educación, la ciencia y la tecnología. Nuestro desafío pasa invertir más para mejorar la capacidad de producción y creación, de manera que podamos generar las oportunidades que el país necesita.
(*) Periodista. Master en Ciencias Sociales.
Comentario editorial del Noticiero de Radio UDG Ocotlán, Jalisco, México
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