domingo, 15 de noviembre de 2009
Entre recuperaciones y pronósticos
Por Héctor Farina Ojeda (*)
Al tema de los impuestos, que dominó gran parte de la agenda mediática en México, se sumaron otros dos temas dignos de análisis en el mundo económico: el primero de ellos, el fin de la recesión de la economía mexicana anunciado por el Gobierno, nos habla en forma esperanzadora de que se está saliendo de una de las crisis más graves de las últimas décadas. El segundo tema quizá no fue tan llamativo, pero deberíamos tomarlo como una seria advertencia para nuestro futuro: si no hacemos algo, la competitividad en América Latina será igual a la de África en unos 50 años, de acuerdo a lo establecido por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).
Esto nos coloca frente a dos escenarios: el de una recuperación de la economía, por un lado, y el de las proyecciones negativas para el futuro, por el otro lado. Si pensamos en el fin de la recesión anunciada por el Gobierno, tenemos que esto se debe a la recuperación de la economía de Estados Unidos, el principal socio comercial de México. Si bien el anuncio de que en el trimestre anterior hubo un crecimiento del 2.7% en la economía mexicana y se crearon 200 mil empleos es alentador, tenemos que pensar cómo se logrará que el crecimiento sea sostenido y se tengan las condiciones necesarias para no estar a merced de nuevos efectos negativos en los mercados internacionales.
Precisamente, es en este punto en donde impactan las declaraciones de la CEPAL sobre la competitividad en América Latina: "Yo creo que en Latinoamérica la tendencia futura, si miro a 50 años, es África", dijo en Bogotá la economista argentina de la CEPAL, Graciela Moguillansky. "Los países en Latinoamérica no están trabajando lo suficiente para ser competitivos: ¿Cuáles son los recursos que están poniendo para impulsar los nuevos sectores? (...) nada, no hay nada de eso en la región, por eso cada vez está peor", destacó la economista.
En otras palabras, nos están diciendo que producimos mal, que la calidad de lo que producimos irá disminuyendo y que nuestra capacidad no está siendo desarrollada como debiera. Estas declaraciones deberían hacernos reflexionar sobre qué es lo que no hemos hecho en todo este tiempo, para que hoy sigamos teniendo economías débiles, poco competitivas y que están quedando relegadas frente a las de otros países, como los asiáticos, que mejoran todos los días.
Dejar de pensar en lo inmediato y buscar una proyección para las siguientes generaciones, debería ser uno de los ejes rectores de cualquier economía. En América Latina somos ricos en recursos naturales, tenemos petróleo, gas, producción agrícola, ganado, minerales… pero si no tenemos la capacidad de explotar esa riqueza, seguiremos siendo pobres.
Para mejorar nuestra competitividad tenemos que mirar a los países que progresan e imitarlos: capacitar más a nuestra gente, invertir más en la formación profesional, promover la creación de empresas y sobre todo apuntar a la innovación en cuanto a lo que producimos. Debemos pensar estratégicamente en tener gente más preparada, que sepa producir de acuerdo a las necesidades de los tiempos actuales y que tenga la visión necesaria para hacer un sistema de oportunidades en el que seamos capaces de competir y de aprovechar cada ventaja que construimos.
(*) Periodista. Master en Ciencias Sociales.
Comentario editorial del Noticiero de Radio UDG Ocotlán, Jalisco, México.
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