Por Héctor Farina Ojeda (*)
Una de las preguntas recurrentes en cuanto a la economía mexicana era por qué no lograba un crecimiento económico importante pese a hacer bien los deberes. ¿Por qué la segunda economía más importante de América Latina apenas lograba un crecimiento mediocre, pese a tener un gran mercado y contar con muy buenos indicadores? Cuenta Andrés Oppenheimer en su libro “Basta de historias” que un grupo de expertos vino a México hace algunos años para intentar develar el misterio. Y, para sorpresa de muchos, el problema del pobre crecimiento no estaba en los indicadores macroeconómicos sino en algo que muchos habían omitido: la calidad educativa.
Los resultados en cuanto a la educación en México no eran buenos como para ajustarse a los requerimientos de un mundo globalizado que exige niveles elevados de competitividad. Por eso, pese a que se tomaban buenas medidas económicas no se lograba un crecimiento importante, pues la falta de competitividad en la educación derivaba en incapacidad de innovar, de producir con calidad y de aprovechar las ventajas coyunturales que se presentaran en los mercados.
Pero miremos con detenimiento algunos números de México para dimensionar su situación: actualmente cuenta con 112 millones de habitantes y es la segunda economía latinoamericana, sólo detrás de Brasil. Es un país con mucha desigualdad económica: mientras, por un lado, la mitad de su población vive en condiciones de pobreza, por el otro lado hay 39 familias acaudaladas que acaparan el 13,5% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Lo mismo pasa con la educación: cuenta con la universidad más grande de América Latina –la única ubicada entre las 200 mejores del mundo- pero 6 de cada 10 jóvenes no estudian ni la preparatoria (bachillerato) ni están en la universidad. Hay más de 7 millones de “ninis” (que ni estudian ni trabajan) y sólo 1 de cada 100 habitantes obtiene un posgrado.
Actualmente la tasa de desempleo ronda el 5,2%, lo que implica que 2,5 millones de mexicanos no tienen trabajo. Precisamente, el gran problema económico es el empleo: se requiere la generación de 1,2 millones de empleos al año, pero en 2011 el pronóstico es que apenas se crearían 600 mil puestos.
La proyección de México apunta a mantener un crecimiento económico, aunque en proporciones insuficientes. Tras la caída de 6,5% en 2009, el año pasado creció 5,5% y se espera que para 2011 el repunte sea de entre 4 y 5%. Aunque, existe el temor de que un freno en la economía de Estados Unidos pueda golpear a México, pues más del 80% de sus exportaciones van al mercado estadounidense, así como hay una dependencia muy fuerte en otras fuentes de ingreso primordiales como las remesas y el turismo.
Ante estos números, no cabe duda de que estamos ante una economía con un potencial enorme, pero con serias limitaciones de fondo. Y al ver el problema de la baja calidad educativa como fundamento del freno al crecimiento, ¿acaso no estamos frente a un problema común de toda América Latina? Quizás sólo dos países escapen a este problema: Chile y Costa Rica, que vienen invirtiendo mucho en la calidad educativa a sabiendas de que si no lo hacen, estarán condenados a seguir con tasas mediocres de crecimiento, con niveles elevados de desigualdad y con una gran dependencia a factores externos. También Brasil ha iniciado una fuerte inversión en ciencia y tecnología, aunque apenas supera el 1% del PIB, muy lejos de los países desarrollados que no dedican menos del 4% de su riqueza a estos rubros.
Para ajustarnos a las necesidades de un mundo competitivo no basta con cuidar los indicadores económicos, sino que se requiere la capacidad para innovar, reinventar nuestros sistemas de producción y saber aprovechar las coyunturas de un mundo que cambia demasiado rápido. Si las economías se cierran a producciones tradicionales y a la dependencia de los mismos socios, no se tendrá la capacidad de maniobra para evitar las crisis cíclicas ni para lograr resultados suficientes contra la pobreza y la desigualdad.
El caso de México debería hacernos reflexionar sobre todo el potencial de generación de riqueza que tenemos y sobre qué es aquello que está frenando el avance hacia una economía más sólida, más dinámica y menos injusta para la sociedad.
(*) Periodista y profesor universitario
Desde Guadalajara, Jalisco, México.
Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del diario La Nación, de Paraguay.
domingo, 26 de junio de 2011
jueves, 23 de junio de 2011
La UdeG prepara curso virtual para enseñar cómo redactar para Internet
El taller se enfoca en la creación y difusión de los contenidos
REDACCIÓN
Por tercera ocasión, el Centro de Formación en Periodismo Digital (CFPD) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) impartirá el curso Cómo escribir para la web, a fin de capacitar a periodistas y comunicadores en Iberoamérica sobre la forma de leer y entender el comportamiento de las audiencias en Internet.
La administradora del CFPD, Norma Lilia Cerda, reveló que ante la demanda de este programa educativo prevén efectuar una siguiente edición el año entrante, y es que el creciente uso de las nuevas tecnologías impone conocer y mostrar tanto herramientas como técnicas que fortalezcan el desempeño periodístico y la difusión de contenidos.
Así, durante este año fueron registradas más de 90 personas de diversas naciones. No obstante, ya que no es posible atender a dicha cantidad, serán seleccionados los que tengan mayor experiencia en el periodismo, mayor apertura para aprender a usar nuevos recursos y herramientas tecnológicas, entre otros aspectos.
Este curso impartido en línea por el CFPD, adscrito al Sistema de Universidad Virtual, capacitará en el comportamiento del usuario, el uso de la pirámide invertida en la redacción online, sobre escribir para optimizar una nota en los buscadores, titulación y redacción para microblogs y la manera de escribir un guión para un reportaje multimedia.
Cómo escribir para la web tendrá una duración de cinco semanas –del 3 de julio al 7 de agosto de 2011– y los alumnos deberán dedicar al curso por lo menos de siete a 10 horas a la semana para el desarrollo de actividades, ejercicios y tareas, así como retroalimentar la información con sus compañeros.
Los instructores serán la jefa del Centro de Formación en Periodismo Digital, Rosalía Orozco Murillo, quien también es profesora de la Licenciatura en Periodismo, así como el coordinador de dicha carrera, Héctor Farina Ojeda. Para mayores informes visitar la página www.centroperiodismodigital.org o bien comunicarse al teléfono (33) 3134-2222, extensión 18849.
Fuente:La Jornada Jalisco. Ver aquí
domingo, 19 de junio de 2011
Ideas y pensamiento estratégico
Por Héctor Farina Ojeda (*)
Una referencia clásica al valor de las ideas es la que podemos encontrar en la anécdota del historiador y ensayista británico Thomas Carlyle (1795-1881), quien en cierta ocasión fue recriminado porque hablaba mucho y sólo tenía “ideas, nada más que ideas”. Carlyle replicó en forma tajante: “Hubo una vez un hombre llamado Rousseau que escribió un libro que no contenía más que ideas. La segunda edición fue encuadernada con la piel de los que se rieron de la primera”.
El libro aludido era “El contrato social” (1762) y el impacto que produjo en Europa y en la visión mundial sobre las sociedades llegó mucho más allá de la Revolución Francesa. Este ejemplo anecdótico tiene hoy un valor significativo mucho mayor: en un mundo globalizado y competitivo, en donde las innovaciones son el arma fundamental con miras al desarrollo, las ideas adquieren un poder estratégico.
La capacidad de generar ideas y de convertirlas en un pensamiento estratégico con miras a innovar es fundamental para combatir muchos de los males que aquejan a las sociedades. Tener una buena idea y saber aplicarla puede ser la llave para salir de la pobreza, tal como lo hicieron en Finlandia, que apostó por la innovación en telefonía celular sobre la base de sus mejores ingenieros, y hoy tiene la empresa más competitiva a nivel mundial. O cuando idearon un sistema educativo basado en la calidad de los maestros y lograron formar una población instruida, competitiva y, por sobre todo, erradicaron la pobreza.
Una buena idea convertida en pensamiento estratégico es la que aplicaron los noruegos, cuando a partir de la riqueza del petróleo que descubrieron en su territorio idearon un mecanismo para aprovechar los ingresos al máximo: invirtieron en su gente, en su educación, para hoy ser un país sin pobres, con los indicadores de calidad de vida más altos del mundo y sin los males de la inseguridad y la exclusión. Y todo esto, pese a tener un clima frío y duro que vuelve complicado el desarrollo de actividades productivas.
Y ni qué decir de los japoneses, que desde siempre han sido expertos en trabajos en miniatura: a partir de esta habilidad pensaron en la forma de aplicar sus ideas a otros proyectos. El resultado fue nada menos que la nanotecnología, una genialidad que permite que podamos guardar miles de datos en un solo chip. El avance científico sobre la base de una idea aplicada en forma innovadora colocó a este país a la vanguardia en materia tecnológica y con ello generó muchos beneficios para su gente.
O cuando luego de haber logrado un desarrollo notable gracias a la inversión en educación, en Singapur pensaron que eso no era suficiente. Y a alguien se le ocurrió la idea de que podían convertirse en el centro mundial de atención médica para enfermedades complejas. Sobre esta idea, hoy existe un proceso de formación de los mejores médicos en las mejores universidades del mundo.
El Paraguay debería buscar la manera de generar más ideas y de convertirlas en pensamiento estratégico con miras al desarrollo. Hay muchas ideas que podemos concretar: hacer del país un centro de radicación de empresas electrointensivas para aprovechar el excedente energético, usar la energía eléctrica para desarrollar un sistema de transporte rápido y seguro, como los trenes ligeros, y buscar desarrollar los conocimientos de nuestros ingenieros para innovar en materia tecnológica a partir de la gran riqueza energética y natural que tenemos.
Una visión estratégica implica pensar hacia dónde van los avances tecnológicos y planificar un camino hacia dicho rumbo. Lo podríamos hacer si empezamos a desarrollar nuestras potencialidades en forma calculada, utilizando la inteligencia como el principal motor. El desafío es volvernos más creativos, más preparados y más visionarios, con lo que podríamos concretar ideas tales como ser el centro de tráfico aéreo de la región, ser innovadores en producción de vehículos eléctricos, lograr convertirnos en los mayores productores de edulcorantes naturales, y mucho más. Ideas y pensamiento estratégico. Lo demás vendrá por añadidura.
(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México
Publicado en el suplemento Estrategia, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay,
Una referencia clásica al valor de las ideas es la que podemos encontrar en la anécdota del historiador y ensayista británico Thomas Carlyle (1795-1881), quien en cierta ocasión fue recriminado porque hablaba mucho y sólo tenía “ideas, nada más que ideas”. Carlyle replicó en forma tajante: “Hubo una vez un hombre llamado Rousseau que escribió un libro que no contenía más que ideas. La segunda edición fue encuadernada con la piel de los que se rieron de la primera”.
El libro aludido era “El contrato social” (1762) y el impacto que produjo en Europa y en la visión mundial sobre las sociedades llegó mucho más allá de la Revolución Francesa. Este ejemplo anecdótico tiene hoy un valor significativo mucho mayor: en un mundo globalizado y competitivo, en donde las innovaciones son el arma fundamental con miras al desarrollo, las ideas adquieren un poder estratégico.
La capacidad de generar ideas y de convertirlas en un pensamiento estratégico con miras a innovar es fundamental para combatir muchos de los males que aquejan a las sociedades. Tener una buena idea y saber aplicarla puede ser la llave para salir de la pobreza, tal como lo hicieron en Finlandia, que apostó por la innovación en telefonía celular sobre la base de sus mejores ingenieros, y hoy tiene la empresa más competitiva a nivel mundial. O cuando idearon un sistema educativo basado en la calidad de los maestros y lograron formar una población instruida, competitiva y, por sobre todo, erradicaron la pobreza.
Una buena idea convertida en pensamiento estratégico es la que aplicaron los noruegos, cuando a partir de la riqueza del petróleo que descubrieron en su territorio idearon un mecanismo para aprovechar los ingresos al máximo: invirtieron en su gente, en su educación, para hoy ser un país sin pobres, con los indicadores de calidad de vida más altos del mundo y sin los males de la inseguridad y la exclusión. Y todo esto, pese a tener un clima frío y duro que vuelve complicado el desarrollo de actividades productivas.
Y ni qué decir de los japoneses, que desde siempre han sido expertos en trabajos en miniatura: a partir de esta habilidad pensaron en la forma de aplicar sus ideas a otros proyectos. El resultado fue nada menos que la nanotecnología, una genialidad que permite que podamos guardar miles de datos en un solo chip. El avance científico sobre la base de una idea aplicada en forma innovadora colocó a este país a la vanguardia en materia tecnológica y con ello generó muchos beneficios para su gente.
O cuando luego de haber logrado un desarrollo notable gracias a la inversión en educación, en Singapur pensaron que eso no era suficiente. Y a alguien se le ocurrió la idea de que podían convertirse en el centro mundial de atención médica para enfermedades complejas. Sobre esta idea, hoy existe un proceso de formación de los mejores médicos en las mejores universidades del mundo.
El Paraguay debería buscar la manera de generar más ideas y de convertirlas en pensamiento estratégico con miras al desarrollo. Hay muchas ideas que podemos concretar: hacer del país un centro de radicación de empresas electrointensivas para aprovechar el excedente energético, usar la energía eléctrica para desarrollar un sistema de transporte rápido y seguro, como los trenes ligeros, y buscar desarrollar los conocimientos de nuestros ingenieros para innovar en materia tecnológica a partir de la gran riqueza energética y natural que tenemos.
Una visión estratégica implica pensar hacia dónde van los avances tecnológicos y planificar un camino hacia dicho rumbo. Lo podríamos hacer si empezamos a desarrollar nuestras potencialidades en forma calculada, utilizando la inteligencia como el principal motor. El desafío es volvernos más creativos, más preparados y más visionarios, con lo que podríamos concretar ideas tales como ser el centro de tráfico aéreo de la región, ser innovadores en producción de vehículos eléctricos, lograr convertirnos en los mayores productores de edulcorantes naturales, y mucho más. Ideas y pensamiento estratégico. Lo demás vendrá por añadidura.
(*) Periodista y profesor universitario.
Desde Guadalajara, Jalisco, México
Publicado en el suplemento Estrategia, una publicación especializada en economía y negocios, del Diario La Nación, de Paraguay,
sábado, 18 de junio de 2011
Conferencia sobre libertad de expresión en Atotonilco el Alto
Celebran libertad de expresión
Ayer 7 de junio se celebró en México el Día de la Libertad de Expresión, la libre expresión es un derecho que tienen las personas de actuar libremente y hablar sin censuras. Es la capacidad de comunicar con racionalidad, buen juicio, asertividad y responsabilidad; hechos y verdades. Por lo que el Gobierno Municipal de Atotonilco el Alto, festejó a los periodistas y comunicadores del municipio.
Durante un evento celebrado en el auditorio del Centro Cultural Regional, el Presidente Municipal Francisco Godínez Arias dijo que su gobierno continuará sosteniendo un diálogo respetuoso, cercano y permanente con todos los medios de comunicación para garantizar el pleno derecho de su labor periodística.
El Director de Comunicación Social, Francisco Muñoz Guzmán, invitó periodistas, fotógrafos, camarógrafos, y dueños de medios de comunicación presentes, a informar con veracidad, crear opiniones y hacer posibles diálogos que fortalezcan la vida democrática del Vergel de Jalisco.
Por su parte Héctor Farina, reconocido periodista paraguayo ofreció una ponencia, donde destacó la importancia de la actualización del periodismo y habló sobre redes sociales y el periodismo en Línea.
Los jóvenes estudiantes presentes, principalmente de la Preparatoria Regional de Atotonilco cuestionaron y participaron activamente en este gran evento donde además se hizo entrega de reconocimientos a pioneros de los medios de comunicación en Atotonilco; como Luis Barrera Esquivel, Alfredo Valadez Aceves, José de Jesús Arámbula y Jesús Miranda Gómez. También a periodistas con compromiso social entre ellos a Maribel Camarena, Gerardo Rubio, Moisés Torres, Javier Navarro y Martín González. Además de reconocer a los atotonilquenses que han destacado en medios fuera del municipio como Pedro Antonio Flores, Trinidad Camacho mejor conocido como Trino, Rene Miranda, Luis González Arriaga y Antonio León Jiménez.
Fuente: Comunicación social, gobierno de Atotonilco el Alto. Ver aquí
Ayer 7 de junio se celebró en México el Día de la Libertad de Expresión, la libre expresión es un derecho que tienen las personas de actuar libremente y hablar sin censuras. Es la capacidad de comunicar con racionalidad, buen juicio, asertividad y responsabilidad; hechos y verdades. Por lo que el Gobierno Municipal de Atotonilco el Alto, festejó a los periodistas y comunicadores del municipio.
Durante un evento celebrado en el auditorio del Centro Cultural Regional, el Presidente Municipal Francisco Godínez Arias dijo que su gobierno continuará sosteniendo un diálogo respetuoso, cercano y permanente con todos los medios de comunicación para garantizar el pleno derecho de su labor periodística.
El Director de Comunicación Social, Francisco Muñoz Guzmán, invitó periodistas, fotógrafos, camarógrafos, y dueños de medios de comunicación presentes, a informar con veracidad, crear opiniones y hacer posibles diálogos que fortalezcan la vida democrática del Vergel de Jalisco.
Por su parte Héctor Farina, reconocido periodista paraguayo ofreció una ponencia, donde destacó la importancia de la actualización del periodismo y habló sobre redes sociales y el periodismo en Línea.
Los jóvenes estudiantes presentes, principalmente de la Preparatoria Regional de Atotonilco cuestionaron y participaron activamente en este gran evento donde además se hizo entrega de reconocimientos a pioneros de los medios de comunicación en Atotonilco; como Luis Barrera Esquivel, Alfredo Valadez Aceves, José de Jesús Arámbula y Jesús Miranda Gómez. También a periodistas con compromiso social entre ellos a Maribel Camarena, Gerardo Rubio, Moisés Torres, Javier Navarro y Martín González. Además de reconocer a los atotonilquenses que han destacado en medios fuera del municipio como Pedro Antonio Flores, Trinidad Camacho mejor conocido como Trino, Rene Miranda, Luis González Arriaga y Antonio León Jiménez.
Fuente: Comunicación social, gobierno de Atotonilco el Alto. Ver aquí
miércoles, 15 de junio de 2011
Ciencia y tecnología: dos urgencias para el desarrollo
Por Héctor Farina Ojeda (*)
En la era de la información y el conocimiento, los avances científicos y tecnológicos son fundamentales para trazar el destino de las naciones en busca de lograr metas como la generación de riqueza, un mejor aprovechamiento de los recursos, la disminución de la pobreza y una elevación general de los índices de calidad de vida de la gente. Ciencia y tecnología son aspectos demasiado importantes en un mundo globalizado y competitivo, en el que el conocimiento aplicado vale mucho más que la tenencia de recursos naturales.
En este contexto, una pregunta obligada es cómo se encuentra el país en materia de ciencia y tecnología. Y la respuesta no es alentadora: Paraguay es uno de los países con la menor inversión en ciencia y tecnología de Latinoamérica y del mundo. El país destina un mísero 0,08 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que se encuentra muy por debajo del promedio de América Latina, que es de 0,6%, y muy lejos de los países desarrollados, que destinan entre el 2% y el 4% de toda la riqueza que generan por año, según reflejan los estudios de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Pero la gravedad no se agota con estos datos. De acuerdo al informe “Investigación científica e innovación, factores indispensables para el desarrollo económico y social del Paraguay”, en el país sólo hay 0,27 investigadores por cada 1.000 habitantes de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que en España hay 5 investigadores por cada 1.000 habitantes.
A partir de estos indicadores de inversión podemos extraer explicaciones claras del porqué Paraguay sigue siendo uno de los países más pobres de Latinoamérica, con una tendencia a seguir en el atraso, la pobreza, la exclusión y muchas otras carencias en cuanto a lo económico y lo social. No se puede lograr desarrollo sobre la base del desinterés hacia la innovación y la creación del conocimiento científico.
Deberíamos aprender de los finlandeses, que han hecho de su país un modelo de innovación. Y lo más curioso es que lo hicieron a partir de una crisis: cuando en 1993 la economía de Finlandia se hundió, debido al desmembramiento de la Unión Soviética- su principal socio-, los niveles de desempleo se dispararon, las industrias cerraron, el sistema financiero se fue a la bancarrota y el sector privado estaba prácticamente en ruinas. La respuesta de los finlandeses, en plena zozobra, fue duplicar su inversión en ciencia y tecnología. En pocos años se vieron los efectos: Finlandia hoy ha erradicado la pobreza, la desigualdad es muy baja, la educación es de las mejores del mundo, cuentan con los mejores maestros, y la corrupción es casi inexistente. Los mejores indicadores de calidad de vida están en este país nórdico, que hace menos de 20 años estaba quebrado y tenía una economía primaria y precaria. Su secreto: 6% del PIB va a la educación y 4% a ciencia y tecnología.
Los países que hoy están a la vanguardia del progreso son los que más invierten en ciencia y tecnología. Casos como Singapur, Noruega, Finlandia, Japón y últimamente India y China, son emblemáticos en cuanto al desarrollo que puede lograrse a partir de una adecuada política de incentivo a la producción de conocimiento.
En un mundo en el que la riqueza se concentra en el conocimiento, pues el sector de servicios representa las dos terceras partes de la riqueza mundial, Paraguay no puede seguir manteniendo niveles tan ínfimos de inversión en el campo científico y tecnológico. No puede haber un país sustentable en el tiempo con estos indicadores tan bajos.
Necesitamos, con suma urgencia, invertir más, incentivar mecanismos de becas con miras a formar científicos en las mejores universidades del mundo, y lograr multiplicar lo destinado a la tecnología, para lo cual deberían establecer métodos para que las empresas puedan deducir impuestos a cambio de invertir en la innovación que el país necesita. Hay que trazar una política de Estado en la que todos estemos comprometidos con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, de forma tal que se logre abandonar los malos indicadores sociales y económicos a los que ya nos hemos acostumbrado.
(*) Periodista y profesor universitario
Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del Diario La Nación, de Paraguay.
En la era de la información y el conocimiento, los avances científicos y tecnológicos son fundamentales para trazar el destino de las naciones en busca de lograr metas como la generación de riqueza, un mejor aprovechamiento de los recursos, la disminución de la pobreza y una elevación general de los índices de calidad de vida de la gente. Ciencia y tecnología son aspectos demasiado importantes en un mundo globalizado y competitivo, en el que el conocimiento aplicado vale mucho más que la tenencia de recursos naturales.
En este contexto, una pregunta obligada es cómo se encuentra el país en materia de ciencia y tecnología. Y la respuesta no es alentadora: Paraguay es uno de los países con la menor inversión en ciencia y tecnología de Latinoamérica y del mundo. El país destina un mísero 0,08 % del Producto Interno Bruto (PIB), lo que se encuentra muy por debajo del promedio de América Latina, que es de 0,6%, y muy lejos de los países desarrollados, que destinan entre el 2% y el 4% de toda la riqueza que generan por año, según reflejan los estudios de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Pero la gravedad no se agota con estos datos. De acuerdo al informe “Investigación científica e innovación, factores indispensables para el desarrollo económico y social del Paraguay”, en el país sólo hay 0,27 investigadores por cada 1.000 habitantes de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que en España hay 5 investigadores por cada 1.000 habitantes.
A partir de estos indicadores de inversión podemos extraer explicaciones claras del porqué Paraguay sigue siendo uno de los países más pobres de Latinoamérica, con una tendencia a seguir en el atraso, la pobreza, la exclusión y muchas otras carencias en cuanto a lo económico y lo social. No se puede lograr desarrollo sobre la base del desinterés hacia la innovación y la creación del conocimiento científico.
Deberíamos aprender de los finlandeses, que han hecho de su país un modelo de innovación. Y lo más curioso es que lo hicieron a partir de una crisis: cuando en 1993 la economía de Finlandia se hundió, debido al desmembramiento de la Unión Soviética- su principal socio-, los niveles de desempleo se dispararon, las industrias cerraron, el sistema financiero se fue a la bancarrota y el sector privado estaba prácticamente en ruinas. La respuesta de los finlandeses, en plena zozobra, fue duplicar su inversión en ciencia y tecnología. En pocos años se vieron los efectos: Finlandia hoy ha erradicado la pobreza, la desigualdad es muy baja, la educación es de las mejores del mundo, cuentan con los mejores maestros, y la corrupción es casi inexistente. Los mejores indicadores de calidad de vida están en este país nórdico, que hace menos de 20 años estaba quebrado y tenía una economía primaria y precaria. Su secreto: 6% del PIB va a la educación y 4% a ciencia y tecnología.
Los países que hoy están a la vanguardia del progreso son los que más invierten en ciencia y tecnología. Casos como Singapur, Noruega, Finlandia, Japón y últimamente India y China, son emblemáticos en cuanto al desarrollo que puede lograrse a partir de una adecuada política de incentivo a la producción de conocimiento.
En un mundo en el que la riqueza se concentra en el conocimiento, pues el sector de servicios representa las dos terceras partes de la riqueza mundial, Paraguay no puede seguir manteniendo niveles tan ínfimos de inversión en el campo científico y tecnológico. No puede haber un país sustentable en el tiempo con estos indicadores tan bajos.
Necesitamos, con suma urgencia, invertir más, incentivar mecanismos de becas con miras a formar científicos en las mejores universidades del mundo, y lograr multiplicar lo destinado a la tecnología, para lo cual deberían establecer métodos para que las empresas puedan deducir impuestos a cambio de invertir en la innovación que el país necesita. Hay que trazar una política de Estado en la que todos estemos comprometidos con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, de forma tal que se logre abandonar los malos indicadores sociales y económicos a los que ya nos hemos acostumbrado.
(*) Periodista y profesor universitario
Publicado en el suplemento especializado en economía y negocios "Estrategia", del Diario La Nación, de Paraguay.
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