Dentro del crecimiento insuficiente de la economía mexicana en 2018 destaca un interesante movimiento interno de distribución de riquezas debido fundamentalmente a dos factores: el récord en las remesas y el repunte en el turismo. De acuerdo a los datos del Banco de México, de enero a noviembre de 2018 las remesas totalizaron 30 mil 557 millones de dólares, con lo que ya superaron la cifra total de 2017, que fue de 30 mil 291 millones de dólares. Y todavía falta la suma de diciembre, el mes del aguinaldo. En tanto en el sector del turismo, el crecimiento estimado fue del 5 por ciento, con ingresos por encima de los 22 mil millones de dólares, según cifras de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur).
Los resultados de estos sectores son muy interesantes para el dinamismo interno de la economía debido a su capacidad distributiva: tanto las remesas como el turismo representan ingresos para millones de personas, de distintos segmentos y diferentes regiones. A diferencia de los ingresos de las exportaciones de vehículos, de los ingresos petroleros o de las industrias maquiladoras, el turismo y las remesas no están concentrados en pocas manos, por lo que al llegar a más gente generan un mayor efecto interno en el poder adquisitivo y en el consumo. En una economía tan desigual como la mexicana, que posee un fuerte concentración de riqueza, la lluvia de pequeños ingresos es de mucha bonanza.
Por el lado de las remesas, resulta irónico que en tiempos de proteccionismo en Estados Unidos y con un fuerte discurso antimigrante y a favor de la construcción de un muro, los mexicanos que trabajan del otro lado hayan enviado más dinero que nunca. Ante el temor de perder sus empleos, de las deportaciones o de que el endurecimiento de medidas les dificulte cada vez más ganar un buen dinero, las remesas se aceleraron y llegaron a más de 1.7 millones de familias.
En cuanto al turismo, se espera que para 2019 la bonanza continúe y ello represente un crecimiento de 5.5 por ciento en el sector, así como el arribo de más de 44 millones de turistas extranjeros, con un monto aproximado de ingresos de 23.2 mil millones de dólares. En porcentajes, el turismo duplica al promedio de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), en tanto genera empleos directos e indirectos para 10 millones de personas. Lo más importante del turismo es que sus ingresos alcanzan a sectores tan diversos como los hoteleros, las compañías aéreas, los restaurantes, el comercio formal y el informal, los microempresarios, pequeños vendedores, etc.
Sin embargo, todavía estamos lejos de un aprovechamiento integral de las bondades de estos sectores: las remesas no son una panacea y en muchos casos apenas sirven para la sobrevivencia. Son una oportunidad momentánea que hay que invertir correctamente. Y en el caso del turismo, tanto la inseguridad como la corrupción son un fuerte desincentivo y pueden afectar a los ingresos y los empleos. Necesitamos cuidar los ingresos distributivos y aprender a invertir mejor.
Columna publicada en El Sol de Puebla.